Cátedra Universociedad

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA - SEDE MEDELLÍN
ASOCIACIÓN NACIONAL DE INDUSTRIALES - ANDI MEDELLÍN
CAJA DE COMPENSACIÓN FAMIIAR DE ANTIOQUIA - COMFAMA
CATEDRA UNIVERSOCIEDAD
PRESENTACIÓN
Mediante la Cátedra “Universociedad” se pretende que profesores de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, pertenecientes a las cinco facultades que la componen, esto es: Arquitectura, Ciencias, Ciencias Agrarias, Ciencias Humanas y Económicas y Minas y vinculados a los programas de pregrado y postgrado que cada una de ellas ofrece, así como a los Institutos inter facultades, en asocio con la ANDI y Comfama puedan presentar a la comunidad no solamente los resultados de sus trabajos de investigación, sino también sus reflexiones que hacen que de estos trabajos salgan resultados productos destinados al bienestar de la comunidad.
Algunos de los aspectos que se pretende cubrir en esta Cátedra son, entre otros, los siguientes:
- Sanidad
- Idioma/literatura
- Mujeres
- Diversidad
- Viajes
- Sostenibilidad
- Memorias nacionales
- Energía – Medio Ambiente
- Tradiciones locales
- Recursos y Riqueza
- Migraciones
- Patrimonio universal
- Infraestructura
PROGRAMACIÓN
Conferencia # 1
Sostenibilidad corporativa y desarrollo social
Noviembre 4 de 2020
Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=no65ZaAPLm0
Conferencia # 2
Innovación
Diciembre 10 de 2020
Conferencia # 3
Mujer y sociedad
Enero 27 de 2021
ROMPIENDO LOS TECHOS DE
CRISTAL: MUJERES EN LA UNIVERSIDAD Y LA EMPRESA
La presencia y la importancia de la mujer, así como los paradigmas y barreras invisibles que tienen que enfrentar hoy en los escenarios tanto académicos (docencia e investigación), como del mundo de los negocios y las empresas en Colombia, fue el tema de la primera sesión del 2021 de la Cátedra Universociedad sobre Mujer y sociedad en Colombia, el pasado 27 de enero. Esta Cátedra es un esfuerzo conjunto de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, la Caja de Compensación de Antioquia COMFAMA y la Asociación Nacional de Industriales – ANDI, Regional Antioquia. En este espacio se encontraron Verónica Botero, Decana de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, Sede Medellín; María Luisa Zapata, Responsable de Gerencia Social y Relaciones Internacionales de Comfama; Katherin Gómez, Subgerente de la ANDI Antioquia; y el profesor Oscar Jaime Restrepo, gestor y anfitrión de la Cátedra.
Hoy se están dando las primeras señales en la sociedad de que hay un cambio de paradigmas en los temas de género en el mundo de las ciencias y en el mundo empresarial, que apuntan a romper los techos de cristal, el cual es el término metafórico para referirse a las barreras invisibles y a los paradigmas profundos que obstaculizan la presencia plena de las mujeres en los procesos de decisión, construcción y orientación de las sociedades. El término fue acuñado hace más de 40 años por Marilyn Loden y ha sido utilizado desde entonces en las reflexiones feministas para visibilizar los modelos de pensamiento no evidentes que obstaculizan las carreras de las mujeres para acceder a posiciones de poder y decisión.
En la cátedra, la decana Botero señaló la importancia de que haya cifras y mediciones que evidencien las realidades que viven las mujeres. Como sustento de este principio, expuso un recorrido por tres olas de la historia del feminismo en el mundo, a partir de referentes geográficos y de tiempo alrededor de hechos significativos. La primera ola se evidencia en el siglo XVIII, con el reclamo por el derecho a la educación, al trabajo y al fin de los malos tratos en el matrimonio, los cuales no fueron tenidos en cuenta por la Revolución Francesa como parte de los Derechos Humanos. La segunda ola va hasta la primera mitad del siglo XX, en la que se lucha por el derecho al voto, a poder adelantar estudios superiores y así poder ejercer cualquier profesión, y, por lo tanto, a tener capacidad de decisión sobre su dinero y sus bienes. La tercera ola en la historia del feminismo en el mundo se da desde la segunda mitad del siglo XX hasta ahora, en la que se evidencian las tensiones del poder y del dominio en la vida cotidiana personal e institucional, bajo los paradigmas históricamente moldeados de la concentración de las decisiones en las figuras patriarcales, lo que ha abierto la comprensión del papel de las micro políticas en las relaciones interpersonales desde la familia hasta las organizaciones y cómo de manera preocupante estas condiciones favorecen la ocurrencia de las violencias de género.
En ese marco la conversación derivó a exponer las cifras a través de las cuales se hace tangible ese techo de cristal en la academia y en la empresa. Para el caso de la Universidad Nacional de Colombia, con datos del 2018 de todas sus sedes -las de Bogotá, Medellín, Manizales y Tumaco-, arrojan que hay cerca del doble de estudiantes hombres que de estudiantes mujeres. También se mostraron las cifras que evidencian la existencia de hecho de una segregación por género, cuando se encuentra en la Facultad de Minas que solo el 28% de sus estudiantes son mujeres, mientras que en la Facultad de Nutrición y Dietética las estudiantes mujeres son alrededor del 85% del total. Lo mismo ocurre en los datos sobre la población docente, ya que de alrededor de 3.000 docentes de planta solo el 30% son mujeres.
Para el mundo empresarial, la subgerente de la ANDI Antioquia, Katherin Gómez, expuso cómo, según la Encuesta Ranking Par del 2020 que se hace en Latinoamérica, en Colombia el porcentaje de empresas en las que la mujer es la máxima autoridad es del 26%. Esta misma encuesta también muestra un fenómeno de segregación de hecho respecto a las funciones en las empresas. Mientras en el área de informática la presencia de las mujeres es del 27.4% y en la de producción es del 33.4 %, las proporciones se invierten al mirar las áreas de recursos humanos, con un 67 % y en comunicaciones con un 65.6%. En esa misma línea María Luisa Zapata de Comfama anotó la manera como la proporción de las mujeres disminuye a medida que se asciende en la jerarquía de las organizaciones, como lo evidencia para Colombia la Encuesta Ranking Par del 2020 al señalar que la presencia de mujeres en los niveles de Junta Directiva son del 24% y como CEO son del 26%, mientras en los niveles operativos 3 y 4 alcanzan el 46.8 % y el 54.8 % respectivamente. Estas cifras, tanto de la academia como de las empresas, evidencian la presencia de esas barreras que se traducen en la falta de equidad de género en la sociedad.
Sin embargo, así como a lo largo de la historia se fueron estableciendo esos paradigmas en los valores y las costumbres que son obstáculos para que se desarrolle todo el potencial de aporte y construcción que tienen las mujeres, hoy esas barreras son cada vez más tangibles y concretas gracias a los avances relativamente recientes de los movimientos de género; procesos sociales y de pensamiento que permiten entender este fenómeno, desarrollar instrumentos para registrarlo y medirlo y sentar las bases para romper esos techos de cristal.
En ese sentido, la decana Verónica Botero explicó cómo hoy el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD trabaja en la medición del Índice de Desigualdad de Género en los países, con indicadores de las dimensiones de salud, empoderamiento y mercado laboral, el permite monitorear y comparar entre países el estado de la equidad de género y así tener una base para evaluar políticas y sugerir caminos y alternativas. En Colombia, en la Constitución del 91, se logró que quedaran consagrados el derecho a la igualdad en la familia, a la planificación familiar, al divorcio, a la igualdad entre la unión libre y el matrimonio y la protección de la mujer embarazada y de las mujeres cabeza de hogar. El movimiento social feminista y sus organizaciones permitieron también avances como la Ley contra la violencia intrafamiliar en 1996, la Ley de cuotas en el 2000 y la Ley de violencia contra las mujeres del 2007.
Dentro de la Universidad Nacional de Colombia, la decana Botero dio a conocer pasos importantes que se han dado, como el Acuerdo 035 del 2012 de la Política institucional de equidad de género y de igualdad de oportunidades en la Universidad Nacional de Colombia, el Acuerdo 013 del 2016 para la Creación del Observatorio de asuntos de género y, en 2018, la adopción del Protocolo para la prevención y atención de casos de violencias basadas en género y violencias sexuales en la Universidad Nacional de Colombia. Particularmente en su campo, la decana destacó el trabajo de la organización Women in mining, que está trascendiendo a las prácticas de género de las empresas del sector en el mundo, como se está viendo en Colombia con el caso de Argos.
Desde la mirada empresarial de la ANDI, Katherin Gómez contó acerca del Programa de Mujeres en Juntas Directivas, que es parte de un compromiso para atender las brechas de género que afectan el desempeño empresarial. En la justificación de este Programa en el sitio web de la ANDI se cita el Informe Catalyst del 2011, que señala que las empresas que cuentan con tres o más mujeres en juntas directivas tienen tasas de rentabilidad sobre las ventas que son 84% superiores. Así mismo, cita el informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo, que asegura que “una junta directiva incluyente y con equilibrio entre los sexos recibe ideas diversas, entiende mejor las preferencias de los clientes, garantiza mayor diligencia y, por consiguiente, toma decisiones más acertadas”.
Como conclusión de estas exposiciones y las conversaciones entre las invitadas a esta sesión de la Cátedra Universociedad, hubo acuerdo en que a pesar de los pasos importantes que se han dado, todavía hay mucho camino por recorrer en materia de cambios estructurales, mediante políticas y normas que, como acciones afirmativas, vayan modelando una nueva cultura y nuevas dinámicas. Acciones que progresivamente vayan desmontando los sesgos de género existentes, para que se abran las condiciones de un pleno desarrollo, aporte y bienestar de las mujeres en la sociedad.
Redacción: Unimedios UNal. Medellín
Conferencia # 4
Tecnologías convergentes
Febrero 24 de 2021
LO HUMANO COMO CLAVE DE LA CONVERGENCIA TECNOLÓGICA
La vida en pandemia ha acelerado globalmente el uso de las tecnologías de la información y la comunicación tanto en la vida cotidiana de las personas, como en diferentes ambitos de la actividad social como la economía, la salud y la educación. Y en el centro de este cambio que se da a gran velocidad, hay un reto para lo humano en la construcción de nuevas competencias y capacidades, así como en poner a conversar a todas las ramas del conocimiento, duras y blandas, para que la tecnología sea cada vez más relevante en las tareas de la sostenibilidad del planeta y en la búsqueda de condiciones de vida digna para todas las personas. Este fue el tema de conversación en la Cátedra Universociedad el pasado 24 de febrero, entre el profesor Pedro Benjumea, profesor de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín; Óscar Meza, Responsable de Tecnología de Comfama; Santiago Pinzón, Vicepresidente de Transformación Digital de la ANDI; y el profesor Oscar Jaime Restrepo, gestor y anfitrión de la Cátedra.
El origen del concepto de Convergencia Tecnológica lo rastrea en el tiempo el profesor Pedro Benjumea, en un trabajo que impulsó la National Science Foundation de los Estados Unidos en el año 2002, al que llamaron a industriales, los gremios y científicos de diferentes disciplinas y academias a conversar sobre el potencial del desarrollo tecnológico que se veía en aquellos días. Como resultado de estas deliberaciones se publicó en el año 2003 un libro que recogió lo más importante de las conclusiones a las que se llegaron, bajo el título de Converging Technologies for Improving Human Performance. Y fue la primera vez que se acuñó el término de Tecnologías Convergentes.
Allí se desarrolla el planteamiento de las convergencias de diferentes escalas tecnológicas entre elementos que hasta ahora habían seguido sus caminos propios: la nanociencia y la nanotecnología en la que se trabaja en el nivel de los átomos que se combinan en la construcción del mundo; la biotecnología y la biomedicina, que incluyen la ingeniería genética, las ciencias cognitivas y las neurociencias; y, finalmente, las tecnologías de la información que incluyen la computación y la comunicación avanzada. Desde ahí se formulan las convergencias de estas cuatro áreas estratégicas: nanotecnología, biotecnología, información, cognitiva, que se resumen en la sigla NBIC. Y señala cómo la base de esta convergencia está en la escala de lo micro, en los átomos, los genes, los bites y las neuronas. La Convergencia Tecnológica avanza logrando combinaciones entre dos o tres de ellas y hasta de las cuatro entre sí.
Desde ese marco, todos coincidieron, sin ninguna duda, en señalar la manera como el aislamiento forzado que han impuesto las medidas para frenar la expansión del COVID19, se tradujeron en un incremento exponencial del uso de las tecnologías asociadas a lo que el Foro Económico Mundial ha denominado como la 4ª Revolución Industrial. En palabras de Santiago Pinzón, “el COVID19 es un viento de cola que ha llegado a acelerar los procesos digitales”. Óscar Meza ilustró esa idea con cifras contundentes: las interacciones digitales entre las personas, que estaban a finales del 2019 en un 36%, subieron a un 58% para mediados del 2020, lo que significa que un incremento que estaba proyectado, a la tasa de crecimiento que venía dándose, para 3 años, se alcanzó en un solo año. Y es aún más significativo en las organizaciones, en donde se calcula que, en los productos parcial, o totalmente digitales se pasó del 35% al 55% en sus portafolios, lo que significa que en un año se avanzó lo que estaba proyectado para 7 años, con mucha fuerza en los campos de los servicios de salud y los servicios financieros.
Los estudios muestran cómo en las empresas se eliminaron barreras. En el campo del conocimiento adaptativo del mercado, por ejemplo, este proceso se hace 27 veces más rápido y esto favorece la adopción de las tecnologías convergentes, respecto a la situación antes de la pandemia. Los temas relacionados con la fuerza laboral aumentaron 40 veces su velocidad, replanteando la manera como estábamos ordenados para trabajar. Las descargas de apps pasaron del 9% en el 2019 al 24% en el 2020. También se han redefinido los canales del comercio: antes podrían estar en un micrositio de comercio electrónico y hoy se ha diversificado a muchos canales, a través de diferentes redes sociales, en lo que se ha denominado el comercio social o headless, que consiste en poder colocar capacidades de comercio en cualquier interacción digital.
La manera como han aumentado las interacciones personales por canales digitales se refleja en que se calcula que hoy 300 millones de personas se reúnen diariamente solo por la aplicación de Zoom. Santiago Pinzón trae los datos del Centro Nacional de Consultoría, que desde el 2016 está midiendo un índice de apropiación digital: en un indicador de 0 a 1, se movió entre el 2016 y febrero de 2020 del 0,20 al 0,23. Y entre febrero del 2020 y noviembre del 2020, se disparó al 0,39. Esa misma encuesta registró cómo los usuarios intermedios que usan las tecnologías digitales para propósitos de educación y participación, pasaron, entre febrero del 2020 a noviembre del 2020, del 27% al 36%. Y los usuarios avanzados que realizan transacciones, pasaron del 6% al 19% en ese mismo período.
El solo campo de la salud ha llevado a que la necesidad de escalar los monitoreos de las condiciones de la población respecto a la pandemia haya incorporado a la comunicación digital a una gran cantidad de personas que antes no se relacionaban con estos canales. Por este camino se acerca la Inteligencia Artificial, trayendo posibilidades que hoy parecen lejanas a la vida de las organizaciones y que hacen de la flexibilidad y de la capacidad de adaptación competencias centrales para cualquier organización en cualquier campo de la actividad en el que se desempeñe. Tecnologías que parecen lejanas comienzan a permear rápidamente a las organizaciones, tanto en sus procesos internos como en su interacción con sus públicos y usuarios. Estos procesos que han permeado la salud, la economía, la educación, el acceso a la información y las relaciones sociales y personales, abren la necesidad de considerar la conectividad y el acceso al internet como un derecho de todas las personas y, por lo tanto, a llevar la necesidad de la infraestructura de conectividad a ser una condición esencial de inclusión y desarrollo de cualquier territorio. Y esto representa todavía un gran desafío en nuestro país.
Y necesariamente en el centro de este sistema dinámico se encuentra el talento de las personas, no solamente en lo que se refiere a cultivar y formarse en la compaginación de habilidades duras y blandas, sino hasta en la mirada del mundo y, finalmente, en una nueva cultura de actitudes, valores y comportamientos acordes con el interés planetario que se refleja en los Objetivos del Desarrollo Sostenible, para que sea viable la vida en el planeta, de la que depende la permanencia misma de nuestra especie.
En humanizar la 4ª Revolución Industrial, señala Santiago Pinzón, es en donde reside la clave de toda esta complejidad. En ese mismo sentido viene el aporte del profesor Pedro Benjumea, cuando asocia a este proceso una consigna formulada por los editores del libro "Converging technologies for improving human performance", que propone el optimismo tecnológico y la visión transhumanista. La Convergencia Tecnológica permite romper los límites humanos actuales y esta posibilidad se resume en que “si los científicos cognitivos lo pueden pensar, entonces la gente nano lo puede construir, la gente bio lo puede implementar y la gente info lo puede monitorear y controlar”. Y estas reflexiones conducen a una pregunta central por el talento humano como la condición indispensable, el centro y la clave, sin la cual nada de esto podrá desarrollarse en todo su potencial.
En ese sentido, Óscar Meza se refiere a la necesidad de una nueva caja de herramientas de pensamiento, con conceptos y competencias para la toma de decisiones y la orientación de los procesos a un ritmo cada vez más veloz, en el entorno de la Convergencia Tecnológica. Y también destaca en el mismo nivel de importancia el marco ético, para que la tecnología y la Inteligencia Artificial no contengan sesgos de discriminación por sexo, raza o extracción social. El Marco Ético propuesto para la Inteligencia Artificial en Colombia trabaja nueve puntos: la transparencia, la explicación de la Inteligencia Artificial, la privacidad, el control humano, la seguridad, la responsabilidad, la no discriminación, la inclusión y la prevalencia de los derechos de los niños y los adolescentes, en tres capas: los datos, los algoritmos y las prácticas. Esta es una conversación que hoy no se está dando con la fuerza que debería tener entre quienes trabajan en estas tecnologías en las organizaciones, aunque es una conversación que tiene una importante presencia en la academia.
Santiago Pinzón plantea cómo la ANDI le apunta a que haya más TIC. Pero en un sentido más complejo que expresa la suma de una “T”, tres “I” y cinco “C”. La “T” es el Talento de cada persona y de las personas trabajando en grupo; la primera “I” es la Innovación como la incorporación de nuevas soluciones; la segunda “I” es la Interoperabilidad, que se vea reflejada cada vez más en distintos niveles, como, por ejemplo, la interacción más rápida con el Estado, a partir de una identificación digital que permite tanto pagar impuestos como acceder a diferentes servicios; la tercera “I” es la Inteligencia emocional, que apunta a humanizar la tecnología para llegar a la inteligencia social, que construye empatía y comprensión mutua entre las personas. Las cinco “C”, por su parte, se refieren a la Cocreación, la Cooperación, la Colaboración y la Confianza, tanto entre las personas como en las transacciones digitales, y absolutamente toda la Creatividad.
Señala Santiago que se necesitan más TIC, pero esta versión de TIC más recargada y reforzada. Y es necesario llamar la atención sobre el hecho de que la gran mayoría de estas variables de las TIC reforzadas tienen que ver con competencias y capacidades humanas. Por esa razón, es prioritaria la humanización de las conversaciones sobre tecnología. Solamente creando un nuevo contexto en la sociedad y en las personas, se podrá llevar a cabo una transformación digital en la que, de los factores necesarios para llevarla a cabo, la tecnología es solo una parte, que se compagina con la cultura, el liderazgo, el talento, la optimización de procesos y la regulación y desregulación inteligente.
Y esta reflexión lleva nuevamente a la necesidad de una nueva mentalidad, en la que esta Convergencia Tecnológica permita enfrentar tanto los retos que tiene la agenda planetaria hoy, como las oportunidades de tener una vida amable y digna para todos, en los términos que han fijado los Objetivos del Desarrollo Sostenible.
Agrotecnología
Marzo 24 de 2021
Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=3HQHl3H15iQ
Desarrollo humano,
sostenibilidad e innovación:
claves de la tecnología para
el desarrollo agrícola
La Cátedra Universociedad, es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI Antioquia, que está dirigida a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas para abrir nuevos horizontes y a aprovechar oportunidades. En lo corrido de este año se han hecho ya tres sesiones: “Mujer y sociedad” acerca de la importancia de abrir los espacios para el gran potencial de aporte de las mujeres en la empresa y en la sociedad, “Convergencia tecnológica” para generar soluciones de alto impacto, y “Agrotecnología” sobre el papel que están jugando diferentes tecnologías en el desarrollo del campo, que se reseña en este artículo.
Para esta sesión estuvieron como expositores: el profesor de la Universidad Nacional Sede Medellín Walter Osorio, Ingeniero Agrónomo de esta misma Universidad, con Maestría de la Universidad de Hawaii en Agronomía y Ciencias del Suelo, con Doctorado en esta misma rama, Agronomía y Ciencias del Suelo, de la misma Universidad, y Director del Grupo de Investigación en Microbiología del Suelo; María Helena Latorre, Directora Ejecutiva de la Cámara de la Industria de la Protección de Cultivos de la ANDI, quien es economista y psicóloga; y Jaime Carvajal Molina, Responsable de empleo, formalización y emprendimiento de Comfama y Coordinador del Capítulo Antioquia de la Coalición Nueva Economía para la Alimentación y el Uso del Suelo, quien es economista de la Universidad de Antioquia, con Maestría en Políticas Públicas de esta misma Universidad.
1. Bio-fertilización y bio-control para una producción limpia
El profesor Walter Osorio expuso su proyecto de investigación enmarcado en la necesidad de avanzar hacia una agricultura limpia y sostenible mediante la aplicación de los microorganismos como un recurso biológico que abre la perspectiva al avance de la bio-fertilización y el bio-control. El profesor Walter explica el problema de los pesticidas en los siguientes términos: “El uso alto de pesticidas también nos va generando problemas serios de pérdida de diversidad en insectos polinizadores, y las abejas no son los únicos polinizadores. Ya muchos cultivos tienen que ser polinizados a mano porque ya no existen polinizadores naturales. También existen riesgos altos de toxicidad para los las personas que aplican esos insecticidas y hay residualidad de pesticidas en los productos que nosotros consumimos”.
Como alternativa se avanza en la investigación y la aplicación y uso de los microorganismos que permite evitar esos efectos problemáticos y lograr una mayor productividad aprovechando un recurso que ya está en el suelo que contiene una altísima diversidad de microorganismos, entre hongos, bacterias y algas. En un gramo de suelo se pueden encontrar hasta mil millones de microorganismos de 4.000 especies diferentes. Explica el Profesor Walter: “Uno de los que más estudiamos en el grupo de investigación son los hongos formadores de micorrizas. La micorriza es una asociación simbiótica entre raíces de las plantas y hongos, que permite que las plantas crezcan mejor, absorban más agua, absorban más nutrientes y que se puedan establecer para que finalmente sean más productivas”.
En el campo de la bio-fertilización se ha encontrado que la aplicación de los microorganismos a los suelos ayuda a disolver sustancias que nutren a las plantas pero que en la manera como se encuentran no fluyen hacia las raíces. Se encontró en el laboratorio que rocas fosfóricas con superficies homogéneas, al ser tratadas con microorganismos, los ácidos orgánicos de estos corroen esas superficies disolviendo el fósforo en los suelos para poder ser tomado por las raíces.
También se utilizan microorganismos para hacer el control biológico de plagas y enfermedades que atacan los cultivos, protegiendo los productos que se van a cosechar. El primer caso que explica el Profesor Walter es el del hongo Colletotrichum que causa una enfermedad de las plantas llamada Antracnosis. Ataca los cultivos de banano y causa efectos dañinos en el aguacate y el mango. La investigación ha permitido identificar unas bacterias que son antagonistas de este hongo, es decir, que impiden su desarrollo, que se denominan Bacillus Subtilis y Bacillus Amyloliquefasciens. Y se descubrió otro hongo que también es antagonista del que produce la enfermedad de la Antracnosis, que es el Trichoderma. Al aplicar estos tres organismos combinados se logra un control de esta enfermedad.
2. Sistemas de acompañamiento integral para aumentar la productividad
María Helena Latorre de Procultivos de la ANDI, empieza señalando la importancia de atender unas brechas claves para construir una cultura de la competitividad y para aumentar el crecimiento anual y la productividad por hectárea de los productos que hoy le dan presencia al país en el mercado internacional. “Estamos hablando del 71% y son los cultivos de: flores, banano, café, y azúcar”. Y dentro de ese marco de la producción, señala cinco brechas estructurales que afectan la competitividad del país en materia agrícola:
· Los bajos rendimientos en materia de
productividad.
· Costos altos de la mano de obra.
· Mala calidad de la infraestructura de
transporte.
· Tenencia insegura de la tierra y el tamaño
de la unidad agrícola familiar.
· Baja inversión en investigación agrícola.
Y para abordar el tratamiento de esas brechas María Helena Latorre propone cambiar la mirada y aprender a encontrar las claves para nuevos caminos y alternativas. Y para lograrlo propone: Aumentar la productividad en cuanto a la cantidad de productos por hectárea, apostar a productos con un gran potencial de demanda en los mercados internacionales, e introducir un manejo agronómico disruptivo con nuevos procesos y nuevas relaciones entre los actores.
Sobre las oportunidades y posibilidades de aumentar los volúmenes de
producto por hectárea, María Helena presenta un panorama comparativo con otros
países en estos términos: “En el tema de productividades y rendimientos, en los
cereales, por ejemplo, Colombia tiene una oportunidad de mejora muy grande en
el sentido de que casi todos los países están hablando hasta de 78 toneladas
por hectárea año en producción y en Colombia estamos hasta ahora en 55
toneladas por hectárea año. Es decir, que podemos lograr que los agricultores
puedan producir en una hectárea más volúmenes, más fruto para poder vender más
cantidad”. Y esto mismo vale para otros productos.
El siguiente punto para avanzar en el panorama es la oportunidad que representa estar en un entorno de una gran riqueza en biodiversidad para apostarle a nuevos cultivos. Procultivos contrató un estudio en este sentido que arrojó una priorización de productos por su atractivo comercial en el mercado internacional: palma africana, cacao, aguacate, piña, mango y caucho.
Pero este cuadro de mejoramiento necesita de estrategias integrales para la calidad de la producción. Y esto comprende dos caminos. Uno es CuidAgro que se dedica a las tecnologías de protección de defensa de los cultivos de plagas, enfermedades y malezas, y al manejo de paquetes tecnológicos con buenas prácticas agrícolas. El otro es Mentes Fértiles que aplica tecnologías para desarrollar una fertilización inteligente de los cultivos, dentro de estándares y metodologías internacionales que permiten hoy estar en los mercados de 50 países.
Otro paso adelante es la experiencia denominada Manejo Agronómico Disruptivo, que es un esquema integral de intervención para llegar a los pequeños agricultores, que representan el 81% de todas las Unidades Productivas Agrícolas, buscando el aumento de la productividad y de la calidad, de acuerdo a estándares certificados nacional e internacionalmente para cuidar la salud y el medio ambiente.
3. Sostenibilidad para la producción y el consumo de alimentos
Jaime Carvajal Molina desde el capítulo Antioquia de la Coalición Nueva
Economía para la Alimentación y el Uso del Suelo, plantea que tiene como
propósito la transformación de los sistemas de producción y consumo de
alimentos de tal manera que contribuyan a alcanzar los Objetivos de Desarrollo
Sostenible, y los Acuerdos de París sobre el calentamiento global y la huella
de carbono. La Misión de la Coalición se resume en cuatro puntos:
·
Proteger
y restaurar los recursos naturales y ecosistemas.
·
Construir
una economía rural más resiliente y próspera (productores y familias).
·
Cambiar
los sistemas de alimentación y uso del suelo para transformarlos en sumideros
netos de carbono.
·
Buscar
una manera más saludable y con menos desperdicios para alimentar a más de nueve
mil millones de personas para el 2030.
Desde un diálogo permanente entre actores públicos, privados y de la sociedad civil, se ha formulado una Hoja de Ruta que consta de cuatro pilares estratégicos: territorios y sistemas acuáticos productivos y sostenibles; mercados y emprendimientos conscientes y con propósito; comida sana y saludable con menos pérdida y desperdicio de alimentos; Innovación, ciencia, tecnología y educación.
Y estos pilares estratégicos están soportados en unos pilares transversales a los procesos que son: comunicación y cambio de comportamientos, gobernanza, seguimiento y monitoreo, y financiación innovadora.
Avanzar en esta Hoja de Ruta exige enfrentar y darle manejo a las condiciones que tiene Antioquia, que plantean grados de dificultad para alcanzar los propósitos que busca la Coalición. Las condiciones que se han identificado en este sentido son: concentración de los programas educativos en el Valle de Aburrá, baja apropiación tecnológica en el Departamento para las prácticas tecnológicas, y poca investigación asociada a temas regenerativos.
También se parte de la consideración de que cualquier apropiación de una nueva tecnología está mediada por el grado de educación o capacitación de la población, que en algunos casos es hasta de analfabetismo. Otra reflexión importante es que las técnicas tradicionales campesinas, que han resuelto problemas a través del tiempo son un patrimonio inmaterial que es susceptible de ser incorporado. Pero también transformar prácticas nocivas para el medio ambiente como es la tala permanente de bosque como única alternativa al aumento de la rentabilidad.
Las miradas del Profesor Walter Osorio desde la Universidad Nacional, de María Helena Latorre desde la Cámara Procultivos de la ANDI y de Jaime Carvajal desde la Coalición Nueva Economía para la Alimentación y el Uso del Suelo, comparten una mirada en la que se destaca que la tecnología, lejos de ser un tema mecánico de instrumentos, es fundamentalmente un proceso humano y social, que comprende capacidades y competencias de las personas, la investigación y producción rigurosa de conocimiento, la articulación de los actores públicos, privados, sociales y académicos en un tejido social sólido y dinámico que crea unas condiciones que arrojan resultados, y sobre todo, que está animado por la inspiración de que un mundo mejor para todos es una posibilidad al alcance.
Conferencia # 6
Capitalismo consciente
Abril 28 de 2021
Conferencia # 7
Ciudades inteligentes
Mayo 26 de 2021
Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=DujU0S3yzqM
CIUDADES INTELIGENTES PARA LA INTEGRACIÓN TERRITORIAL Y LA CALIDAD DE VIDA
La Cátedra Universociedad es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI, Seccional Antioquia, la cual está dirigida a la comunidad en general y en particular a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y aprovechar oportunidades. Desde su inicio se han hecho ya seis sesionessobre “Sostenibilidad”, “Innovación”, “Mujer y sociedad”, “Convergencia tecnológica”, “Agrotecnología”, “Capitalismo Consciente” y, la última, “Ciudades Inteligentes”, la cual se reseña en este artículo.
Para esta sesión estuvieron invitados: Fabián Beethoven Zuleta, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín; Eduardo Bobadilla, ingeniero eléctrico y electrónico del Instituto Tecnológico de Monterrey, director tecnológico de la empresa OrkanTek; y Enrique León, ingeniero electrónico y de comunicaciones de la Universidad Tecnológica de México, Consultor Senior en Industrias 4.0 del Centro de Tecnologías de Antioquia. Todos ellos, desde sus campos de conocimiento y experiencia, trabajan en hacer posibles las Ciudades Inteligentes.
¿Por qué las Ciudades inteligentes?
Las ciudades latinoamericanas enfrentan hoy desafíos globales sin precedentes. La concentración de la población en zonas urbanas avanza de manera acelerada. Según datos del Banco Mundial sobre las tendencias de hoy, para el año 2050, 7 de cada 10 personas vivirá en zonas urbanas.
Esto implica un reto de sostenibilidad de los territorios, en cuanto a su capacidad de soporte con los recursos naturales y antrópicos disponibles para proveer de las condiciones de agua, aire, espacio público, movilidad, sanidad, equipamientos, educación y actividad económica, necesarios para esos niveles de concentración de población. Y, además, supone también un desafío enorme contar con la institucionalidad pública y privada necesaria para la organización y administración de las dinámicas urbanas y la organización de la vida social de poblaciones que se cuentan por millones. En cuanto a sostenibilidad ambiental, las ciudades representan más del 70% de las emisiones mundiales de carbono y entre el 60% y el 80% del consumo de energía.
Frente a la magnitud y la urgencia de este desafío, los gobiernos, la academia y las empresas se orientan hacia la búsqueda de alternativas para el manejo de la complejidad de los niveles y los aspectos que implica, mediante la articulación de conocimiento, tecnología y capital social hacia soluciones integrales. Y en ese camino se ha llegado al concepto de Ciudades Inteligentes, que abre hoy un horizonte para asumir este futuro inmediato.
¿Qué son las Ciudades Inteligentes?
Cada uno de los invitados planteó miradas coincidentes al responder esta pregunta. Desde su propia experiencia y enfoque, propusieron elementos que permiten una mirada panorámica de lo que son las Ciudades Inteligentes. En palabras del profesor Fabián Zuleta: “Es una ciudad o área metropolitana que se transforma de manera eficiente hasta alcanzar sus objetivos sociales, económicos y ambientales, integrando soluciones tecnológicas innovadoras (TICs) e infraestructuras en los diversos escenarios urbanos, con una amplia participación ciudadana, creando las bases de un ecosistema de negocios, a partir de la implementación de proyectos piloto a gran escala para su posterior expansión”. Y sobre esta definición se refirió a cómo el concepto de Ciudad Inteligente puede ser un orientador de procesos de planificación del territorio a largo plazo, tal como se aplicó en la formulación del Plan Territorio Inteligente y Sostenible 2030, para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
El ingeniero Eduardo Bobadilla, por su parte, señaló: “Dentro del concepto de Ciudades Inteligentes, hay un fundamento que es lo que nosotros conocemos como servicios a la ciudad, donde radica la fuerza de la Ciudad Inteligente a nivel tecnológico. Porque con los servicios a la ciudad se accede mucho más fácil a la tecnología y a la conectividad, debido a que se democratiza mucho más fácil esta conectividad a través de dispositivos de sensores. La Ciudad Inteligente es un concepto que hoy en día está evolucionando hacia lo que es la sustentabilidad y la circularidad. El tema de Ciudad Inteligente también se basa en otro concepto que es el Internet de las Cosas, que significa conectar y llevar la información a lugares para la toma de decisiones y poder optimizar y llevar soluciones para los servicios a la ciudad”.
El ingeniero Enrique León resaltó el hecho de que “Partiendo del témino en inglés Smart City, el término Smart utiliza otros matices adicionales que aplican muy bien a un territorio o una ciudad y va un poquito más allá: utilizar la inventiva, utilizar los recursos que tenemos a la mano, tener un plan de acción inmediato y, sobre todo, tener soluciones sofisticadas o que tienen cierta elegancia”. Y desde este marco hizo todo el énfasis en que “la persona es la pieza central de una Ciudad Inteligente. Solamente puede llamarse un territorio inteligente, si tiene como prioridad la mejora de la calidad de vida y el bienestar de la gente.” Y de estos elementos él desprende que la inteligencia de las ciudades no reside tanto en la tecnología de sus instrumentos, como en la calidad de sus propósitos para el desarrollo del territorio y el bienestar de sus habitantes.
¿Cómo se hace realidad una Ciudad Inteligente?
Hacer realidad la Ciudad Inteligente para darle manejo a los desafíos urbanos de hoy parte de concretar las áreas de intervención y de aplicación en el territorio. El profesor Zuleta compartió su experiencia con el Plan Territorio Inteligente y Sostenible para el 2030, para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en el que se trabajaron seis áreas de aplicación de las tecnologías y generación de nuevas infraestructuras, las cuales son: urbanismo y cambio climático, gestión de la edificación inteligente, eficiencia hídrica y energética, gestión de los residuos, movilidad, y participación ciudadana. Y estas áreas, a su vez, son transversales e involucran en sus procesos a seis ámbitos de la vida de la gestión de la ciudad: gobierno, economía, ciudadanía, sostenibilidad, movilidad y bienestar.
En un sentido muy próximo al presentado por el profesor Zuleta, el ingeniero León citó el modelo de abordaje basado en la propuesta del Centro de Investigación español Tecnalia, que propone seis dimensiones, con ejemplos de sus posibilidades: el medio ambiente, que se aplica al manejo de temas como las zonas verdes y a reducir las emisiones contaminantes; la movilidad, con el manejo del transporte público con sus sistemas integrados, las zonas y horarios de carga y descarga, la semaforización inteligente y los sistemas de bicicletas públicas; el bienestar, al definir, por ejemplo, cómo se está atacando la pobreza; la economía, desde el manejo de impuestos y la atracción de inversiones hasta crear una economía digital creativa y circular, que aglutine lo urbano y lo rural; la gobernanza, al mejorar la transparencia y la apertura de datos; y la ciudadanía, al trabajar para mejor educación, salud y cultura.
El ingeniero Bobadilla destacó: “El Internet de las Cosas hoy es una realidad en Colombia, dándole soluciones a la medición de agua y de energía eléctrica y las empresas de gas están mirando hacia allá. Y de ahí se empiezan a ligar soluciones de conectividad de luminarias públicas y de una optimización en la operación de la recolección de basura, impactando en el capital humano de la propia compañía y en el capital social, porque, obviamente, la basura es un problema muy importante en las ciudades”.
La gestión del conocimiento y la tecnología en las Ciudades Inteligentes
El conocimiento experto que se activa en un proceso de construcción de una Ciudad Inteligente es una condición esencial para alcanzar resultados y transformaciones reales que respondan a los desafíos de los procesos de urbanización. Y el primer rasgo de ese proceso es la transdisciplinariedad de las ciencias. Así lo explicó el Profesor Fabián Zuleta: “Las ingenierías todas: de la electricidad, de la mecánica, de la ingeniería civil, de la agronomía, así como las ciencias sociales, se caracterizaron todas por ser de ámbitos disciplinares muy propios, muy delimitados. Ahora comienzan una transformación hacia un modelo con los términos de la interdisciplinariedad, del conocimiento colaborativo, en donde las ciencias informacionales van a generar una especie de vínculo sináptico de conectividad muy fuerte de los saberes hacia sus aplicaciones en el mundo empresarial, en el mundo productivo, en el mundo del trabajo”. Y complementó con una reflexión acerca de la manera como la crisis del coronavirus llevó a una rápida apropiación del conocimiento informático y del uso de la conectividad, que ha propiciado que se dé un paso adelante en la constitución de un ecosistema de datos abiertos en los servicios de salud, educación, cultura, entre otros, al que acceden entidades públicas, privadas y sociales.
El ingeniero Enrique León también resaltó el papel del conocimiento, en estos términos: “Las ciudades inteligentes utilizan mucho el conocimiento, yendo más allá de lo que son los puros datos o la información y activando el conocimiento de la gente, de las instituciones, de las universidades, de las empresas y de los colectivos. Apuntando a que este conocimiento debe ser intensivo y, sobre todo, lo que persigue es que las ciudades puedan ser sostenibles a nivel económico, ambiental y social”. Y en ese marco propuso nueve roles que debe cumplir la tecnología: toma de decisiones rápida basada en datos; intervenciones efectivas y medibles; modelos participativos de gestión; entornos de formación avanzados; integración y protección de colectivos; soporte a las apuestas productivas; innovación abierta internacional;seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible; y trabajo en red.
El ingeniero Eduardo Bobadilla, por su parte, resaltó la importancia de los servicios a la ciudad como el campo que facilita la interoperabilidad entre sistemas, basada en la confluencia entre el Internet de las Cosas y la Inteligencia Artificial, que está llevando las soluciones para los servicios a la ciudad a un siguiente nivel. Y, finalmente, hizo dos anotaciones para la gestión de tecnologías: “Hoy en día los protocolos de Internet de las Cosas basados en el estándar de ‘Baja Potencia y Amplias Áreas’, en inglés Low Power Wide Area, brindan una facilidad para poder conectar diferentes tipos de dispositivos que dan servicios a la ciudad, y que han permitido eficiencias operativas en las aplicaciones de Ciudades Inteligentes”.
Y la última es la recomendación a tener una mirada de lo que él llama agnosticismo tecnológico: “Debe existir el estudio previo para poder determinar qué protocolo de Internet de las Cosas es el que se debe usar. No solo tratar de conectar todo con un solo protocolo. Hoy en día lo vemos y lo vivimos mucho en Latinoamérica, que muchas compañías quieren conectar todo con un mismo protocolo, y eso, desde nuestro punto de vista, es un error porque no todas las tecnologías de IOT están hechas para todo”.
Conclusión
En el balance final, todos coincidieron en que el sentido del proceso tecnológico es apuntar integralmente en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, a la convivencia y el desarrollo sostenible. Esto supone un reto inmenso en el cambio de paradigmas culturales de la política y de la economía, así como del papel de la ciencia y la tecnología en la sociedad, para que se dé una adecuada apropiación y uso social extendido de las oportunidades y posibilidades de lo que son las Ciudades Inteligentes para el desarrollo sostenible de los territorios y el bienestar. Así como para el pleno ejercicio de las potencialidades y capacidades que hay en cada persona.
Redacción: Unimedios UNal Medellín
Conferencia # 8
Experiencias de empresas con capitalismo consciente
Junio 30 de 2021
Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=blwyjLVdxsg
EMPRESAS COMPROMETIDAS CON LAS PERSONAS,
CON LA SOCIEDAD
Y CON EL PLANETA
La
Cátedra Universociedad es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia
Sede Medellín, Comfama y ANDI, Seccional Antioquia, la cual está dirigida a la
comunidad en general y en particular a los empresarios, en un esfuerzo por
impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el
liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y aprovechar oportunidades. Desde su inicio se
han hecho ya ocho incluyendo esta, sobre “Sostenibilidad”, “Innovación”, “Mujer
y sociedad”, “Convergencia tecnológica”, “Agrotecnología”, “Capitalismo
Consciente”, “Ciudades Inteligentes” y, la última, “Experiencias empresariales
de Capitalismo Consciente”, la cual se reseña en este artículo.
Para
esta sesión estuvieron invitadas: Luz María Jaramillo Domínguez Co-fundadora y Presidenta de Pavimentos Colombia S.A.S y una
destacada voz de la causa de las mujeres en escenarios internacionales; Yanet
Londoño Diosa, Presidenta Ejecutiva C.I. HERMECO S.A. Off Corss, quien además
de una destacada líder del gremio textil confección, dedica su inteligencia y
sensibilidad a construir aquí y ahora un mejor planeta para los niños, las niñas y
los jóvenes; Camilo José Abello
Vives, Director Senior de Sostenibilidad del Grupo Argos S.A. es estratega de
las políticas de compromiso social y sostenibilidad de Argos en los territorios
y con las comunidades en donde trabaja.
Escuchar a estos tres invitados es comprobar una
vez más la importancia de los saberes y conocimientos que se construyen en
espacios de la sociedad y complementarios a la academia, en este caso en las
empresas y la importancia de los diálogos con la universidad para darle una
mayor proyección a todos estos aprendizajes sociales en beneficio del avance de
la sociedad en la atención a los retos de la época.
Pavimentos
Colombia
Cuando Luz María
Jaramillo se refiere a la responsabilidad social y al ejercicio de un
Capitalismo Consciente en Pavimentos Colombia, expresa un testimonio de vida
que va más allá de una política empresarial. “Hace 52 años mi esposo y yo
teníamos un sueño, nos casamos y empezamos a realizar ese sueño. Ese sueño era
tener una empresa que fuera justa y sostenible. Es decir, nosotros empezamos
con capitalismo consciente. Hicimos una alianza que yo llamaría de éxito,
porque él era ingeniero civil y yo trabajadora social. Pero estábamos muy
seguros de que así tuviéramos la ingeniería, las mejores máquinas, todo lo que
quisieran, sino teníamos un equipo humano maravilloso, consciente, que quisiera
hacer país, que estuviera entregado, que estuviera bien capacitado, que tuviera
conciencia de Colombia, no ibamos a tener nada”.
Desde esta forma
de concebir su proyecto de empresa como un proyecto de vida para todas las
personas con quienes se iban a relacionar desde esta, pusieron en marcha unos
principios orientadores de ese compromiso, que luz María explica en estas
palabras: “La responsabilidad social la cumplimos en 3 áreas: primero que todo,
en el interior de nuestra empresa; segundo, por cómo nosotros construimos las
carreteras por dónde vamos pasando; y tercero, lo hacemos con el medio
ambiente”.
Para el personal
de la empresa en todos sus niveles se tiene como prioridad estratégica la salud
para los empleados y sus familias. “Tenemos una medicina prepagada para todos
con una muy buena cobertura, en la que la empresa asume desde un 30%, un 50% o
un 70% según el nivel de ingresos del empleado”. También está en ese mismo
nivel de prioridad la educación y la capacitación y así lo explica Luz María:
“Tenemos educación y capacitación, pero estamos muy conscientes de que no solo
es para nuestros colaboradores, sino que tenemos que acudir a la familia porque
recordemos una cosa: si la familia está educada, ellos pueden hacer patria,
pueden ser mejores ciudadanos”. También se apoya a los empleados en la
adquisición y mejoramiento de la vivienda a través de créditos sin interés y en
el caso de las mejoras, accediendo a materiales al bajo costo que le dan los
proveedores a la empresa por ser un gran comprador. También destaca Luz María
la importancia de la equidad de género dentro de la empresa: “Cuando empezamos
éramos mi esposo y yo, entonces 1 y 1. Pero ahora tenemos en la Junta Directiva
mitad y mitad. En toda la parte que producen estrategias, que son gerenciales,
tenemos al 50% y dentro de nuestro nivel operativo ya tenemos muchas mujeres en
las carreteras”.
De cara a la
sociedad el criterio orientador son los Derechos Humanos para mejorar la
calidad de vida de las comunidades por donde la empresa pasa, como expresión
del respeto y la solidaridad. Luz María narra como este criterio se vuelve
realidad: “Cuando vamos pasando por las carreteras, nosotros encontramos muchas
escuelitas y lo primero que les hacemos es que les ponemos agua potable, les
arreglamos las baterías de baños y les arreglamos las aulas”.
En el cuidado del
medio ambiente hay unos procedimientos establecidos por la empresa para hacer
reforestación y un uso del agua que implica aprovechamiento y reutilización de
las aguas lluvias para dismunuir al máximo el uso del agua de los acueductos.
Señala Luz María: “Estamos tratando de siempre limpiar nuestra huella de
carbono y tenemos un consumo muy racional de la energía en los proyectos, en
los que siempre tenemos páneles solares. Los sabemos instalar, los sabemos
manejar y lo hacemos bien”. En la Guajira se adelanta un proyecto en el que la
empresa ha recuperado más de 2.000 toneladas de residuos movilizando a las
mujeres y a las escuelas, generando cambios en la calidad de vida que Luz María
describe así: “Hubo épocas en que había 8 flamencos en la parte donde
empezamos. Pues ahora hay hasta 3000, 4000 flamencos porque está limpio, porque
hay comida. Y ha mejorado la salud pública, ha mejorado el ecoturismo, han
mejorado miles, miles y miles de cosas”.
Off Corss
Yanet Londoño habla no solamente desde la
perspectiva de ser Presidenta de la empresa, sino de ser una dirigente gremial
del sector textil confección. Por eso su mirada es de conjunto y consciente de
un entorno de esfuerzos y talentos que hacen posible todo lo que hace su
empresa. Y señala la cultura de la organización como su punto de partida: “No
se puede abordar un ejercicio de empresa consciente sin tener una cultura
corporativa que lo acompañe. Entonces en nuestra organización Off Corss lo que
queremos es niños felices, niños apasionados, queremos que todos los niños de
Colombia puedan sentirse acogidos por la moda, acogidos por la diversión,
acogidos por momentos confortables. Nos hemos
declarado como una compañía que quiere ser la primera compañía sostenible del
sector textil con una huella de carbono neutro y aportar un 1% de sus ventas al
bienestar de los grupos de interés”.
El modelo de cultura de Off Corss se basa en tres
principios que son: la integridad, el respeto y la pasión. La innovación
orientada hacia esos valores del Modelo de Cultura de Off Corss apunta a que
todo su sistema esté conformado por organizaciones conscientes que perduren en
el tiempo y que tengan que reinventarse y renovarse ante las nuevas tendencias.
Explica Yanet: “Este modelo de Cultura tiene que estar acompañado de dos
pilares fundamentales en la comunicación y el estilo de liderazgo. Cuando
hablamos del estilo de liderazgo en la organización, queremos seres humanos con
sentido y proyecto de vida. ¿Qué significa esto? Que nosotros tenemos que
liderarnos a nosotros mismos para ser felices y exitosos. ¿Qué es el liderazgo
de sí mismo? Significa empoderamiento, autoconocimiento, autogestión, y que el
relacionamiento con los demás debe ser con empatía. Y necesitamos hoy en día
tener una comunicación mucho más asertiva, con sentido, que sea oportuna, que
sea clara y transparente y que sea incluyente y cercana. Creo que con estos
pilares estratégicos y con este modelo de Cultura, le estamos apuntando a esa
organización consciente”.
Los hechos y resultados de este modelo de Cultura
se traducen en practicas corporativas concretas de contribución a la
sostenibilidad ambiental, al beneficio de grupos sociales vulnerables y al beneficio
de las personas que hacen parte de la organización en todos sus niveles. Así lo
explicó Yanet: “Hemos trabajado en generar una moda que sea sostenible, el
sector textil es quizás el segundo sector más contaminante que existe en el
mundo y por eso nos hemos dado a la tarea de trabajar mucho en decirle sí al
planeta. Entregarles a los niños un planeta mejor. Y para poder hacer esto,
pues tenemos que tener dentro de nuestra estrategia un proceso productivo donde
nuestras colecciones puedan tener materiales que sean amigables con el medio
ambiente. Ahí les contamos que Fabricato es uno de nuestros principales
proveedores de telas y como ustedes saben, viene trabajando todo el tema de
ahorro de agua, de limpieza del agua y de generación energética”.
Las acciones de responsabilidad se proyectan no
solamente hacia quienes hacen parte de su organización, sino también en
acciones de beneficio para todo el tejido empresarial de aliados y
franquiciados. Yanet las explica asi: “Frente a la pandemia logramos comprar
5.090 dosis para vacunar a 2.545 colaboradores de 18 compañías”. Sobre otras acciones para beneficiar a sus
empleados Yanet cuenta que: “Hemos lanzado un fondo de empleados este año donde
podemos llegar a ofrecerles un crédito con un menor costo porque muchos de
nuestros colaboradores son de escasos recursos. De los empleados nuestros solo
el 22% tiene casa propia, entonces poder a través del fondo de empleados,
empezar a generar ese cierre de brechas en lo que es tener su vivienda propia”.
Grupo Argos
Camilo José
Abello explicó la manera en que el Grupo Argos aplica el principio de crear
valor social a través de la operación de una organización compleja que
desarrolla tres grandes negocios estratégicos, como son el cemento y el
concreto a través de Cementos Argos con presencia en 17 países, la generación
de energía electrica con Celsia en 4 más y la construcción y administración de
infraestructuras con Odinsa y Opain también en otros 4.
Camilo explicó como hoy el grupo empresarial está
sustentado en la estrategia corporativa, que es distinta a la estrategia
competitiva. La estrategia corporativa es una sola y abarca
todo el universo de compañías del Grupo Argos. La estrategia competitiva
depende de la naturaleza de cada uno de los negocios y de la particularidad de
cada región en donde opera. En sus palabras: “La estrategia corporativa para
todo el grupo está sustentada en sus pilares, el primero es la visión de
sostenibilidad concebida como las prácticas que hacen que la compañía perdure
en el tiempo. El otro pilar que sustenta el principio de actuación corporativa
se puede resumir en la integridad, en hacer las cosas bien, de la forma
correcta. Y tiene un principio también
como valor corporativo general para toda la organización y es la trascendencia.
Y ahí es donde este principio se une con la visión de capitalismo consciente,
porque para nosotros la trascendencia es ir un poco más allá; es no solamente
generarle valor económico a nuestros accionistas, sino, al mismo tiempo,
generándole valor a la sociedad y eso significa trascender”.
Estos principios
que orientan su estrategia corporativa se traducen en indicadores que
establecen metas medibles y en actuaciones tangibles de la operación de sus
negocios. Ejemplos que presentó Camilo: “En materia de cambio climático,
tenemos metas de reducción de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.
Hemos fijado una meta al 2030, una reducción del 46% de nuestras emisiones. Tenemos
una estrategia de compensación voluntaria para poder sembrar árboles que
permitan capturar los gases de efecto invernadero que no podemos reducir o
mitigar porque el Estado del arte de la tecnología y la innovación todavía no
llega y en ese proceso de compensación voluntaria hemos logrado sembrar más de
8 millones de árboles, que representó un inventario forestal de 3000 hectáreas.
Tenemos metas dentro de este principio de operación responsable de reducción
del consumo de agua proyectada en todas las compañías del grupo. Tenemos metas
en la seguridad industrial y la salud ocupacional donde la meta es cero
fatalidades. No queremos ningún fallecido y altas calidades de operación
industrial con unos buenos estándares, y muy bajos indicadores de accidentalidad,
de demoras y de fallas de seguridad. También tenemos indicadores de igualdad,
de equidad de género y de ausencia de acoso”.
Otros tres
ángulos de la Responsabilidad Social del Grupo Argos que compartió Camilo son
los siguientes. El caso de un crédito con una entidad financiera por más de 360.000
millones de pesos, en el que el costo financiero está atado a unos indicadores de disminución en la emisión de Gases de
Efecto Invernadero y también al indicador de equidad de género reflejado en un
número mayor de mujeres en la alta dirección, que está proyectada al año quinto
de plazo del crédito. Así lo explicó Camilo: “Si a los 5 años del crédito
cumplimos los indicadores, vamos a tener un costo financiero más bajo, lo que
indica que el capitalismo consciente en la implementación de estas prácticas sí
genera valor económico para la organización”.
El otro caso es
el de una apuesta a fondo por la generación de empleo juvenil que Camilo
explicó en los siguientes términos: “Tenemos un ambicioso programa de
generación de empleo juvenil que se llama la Alianza por el Empleo. Es un fondo
donde hemos puesto recursos importantes de dinero, también para capacitar y
tenemos la ambición de generar empleo para 6000 jóvenes. Inicialmente está
concentrado en Antioquia y Medellín, pero es un modelo que ya se está
replicando a otras partes del país”. Asociado a este Camilo habló de: “Un
programa de becas muy interesante, con más de 185, 190 jóvenes escogidos de
estratos sociales de condiciones muy vulnerables, pero que tengan aptitudes y
capacidades. Están estudiando carreras académicas en las principales
universidades del país, públicas o privadas, desde la Universidad de los Andes
hasta la Universidad Nacional, desde Eafit en Medellín hasta la Universidad del
Norte Barranquilla o el Icesi de Cali y tenemos jóvenes por todo el país
estudiando”.
Y finalmente Camilo destacó el voluntariado de los
empleados de Argos en estos términos: “Tenemos una
campaña que se llama Empatía, donde todos nosotros, como empleados del Grupo podemos,
a través de la Fundación, ayudar a canalizar nuestra solidaridad para temas
específicos. El año pasado fue muy grande en los aportes que hicimos todos los
empleados para ayudar a las personas vulnerables con mercados y con ayudas. Pero
también para las afectaciones invernales en Dabeiba, Antioquia, en Chocó y en
Cartagena. Y llegamos con ayudas, pero también dedicando tiempo”.
Conclusiones
Se puede apreciar en las tres experiencias que hay unas miradas compartidas acerca de la importancia de la atención al entorno social y poblacional en donde las empresas desarrollan su actividad productiva para que sea un factor de desarrollo y equidad. Asimismo se aprecia cómo la preocupación por el cambio climático y el impacto ambiental de sus actividades las lleva a tomar medidas y a adaptarse a formas de producción más limpia y que contribuya a disminuir emisiones de gases de efecto invernadero y a cuidar el agua. Y finalmente coinciden en la preocupación y atención a sus empleados y proveedores para que tengan todos unas condiciones de vida dignas y de equidad de género. Así se construye de manera práctica un capitalismo consciente para los desafíos de nuestra época.
Conferencia # 9
Emprendimiento
Agosto 25 de 2021
Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=RjuysZ9J4n8
Cátedra virtual UNIVERSOCIEDAD:
Emprendimiento juvenil e innovación: la articulación universidad empresa
La Cátedra Universociedad es una
iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI
Seccional Antioquia, que está dirigida a la comunidad en general y en
particular a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de
conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para
abrir nuevos horizontes y aprovechar
oportunidades. Desde su inicio se han hecho ya nueve con esta sobre “Sostenibilidad”,
“Innovación”, “Mujer y sociedad”, “Convergencia tecnológica”, “Agrotecnología”,
“Capitalismo Consciente”, “Ciudades Inteligentes” y “Experiencias empresariales
de Capitalismo Consciente”.
Para el segundo semestre del 2021
se acordó hacer una temporada dedicada a un eje que es la juventud en relación
con las empresas y la vida económica. El escenario repetido de este año en el
que se ha visto a los jóvenes en las calles manifestando su descontento y su
incertidumbre con el futuro, llevó a las entidades que impulsan esta Cátedra, a
ser un espacio de reflexión acerca de cómo responder a este llamado y poner el
foco de las conversaciones y reflexiones en los puentes y relaciones posibles
entre la juventud, la universidad y la empresa.
Y así llega Universociedad al
segundo semestre abriendo con una sesión que se titula “Emprendimiento juvenil
e innovación: la articulación universidad empresa”. Para hablar de este tema
estuvieron Juliana Mejía de Comfama y Laura López de la ANDI. Juliana es la responsable
de Innovación Educativa, experta en jóvenes, y también coordina el proyecto
Disruptores, que busca promover el emprendimiento en los jóvenes y llevar el
intraemprendimiento a las empresas. Laura es Directora de ANDI del Futuro.
Administradora de empresas, MBA en Negocios Internacionales con 10 años de
experiencia en la dirección, coordinación y gestión de programas de
emprendimiento e innovación, desarrollo de alianzas institucionales y gestión
de procesos de acompañamiento y mentoría para emprendedores.
La conversación con Juliana y con
Laura arrancó abordando el tema de las motivaciones y las condiciones
personales que mueven a los jóvenes hacia el emprendimiento. Explicó Juliana
desde su experiencia con jóvenes emprendedores: “La orientación del
emprendimiento viene también de la pregunta de qué hacer con mi vida y cómo
construirme. Hay otra motivación intrínseca y es que muchos jóvenes y muchas
jóvenes de nuestra sociedad viven en contextos complejos y se encuentran con
poca moratoria social que les incita a la necesidad de ubicarse en el mundo
laboral y la consecución de ingresos económicos, porque hay una demanda
importante desde sus hogares de poderse promover”. Y hace también un llamado al
sistema educativo: “Muchos y muchas de las jóvenes que hemos identificado con
alto talento para el emprendimiento no son los mejores estudiantes del colegio y
han repetido varias veces octavos, novenos. Pero tienen una capacidad
impresionante para que si lo pones con una empresa, desarrollan una solución a
la medida. Entonces creemos que parte de la motivación, también de acelerarse o
de conocer el mundo en el emprendimiento es porque hay tal vez algún tipo de
ausencia en el sistema educativo, que los lleva a construirse y a explorarse en
otros caminos.”
Desde la experiencia de Laura en
la ANDI del Futuro expilcó: “Yo creo que hay un componente claro en Juliana. Lo
llamaba búsqueda de futuro, y yo a veces lo llamo un inconformismo positivo
frente a entender cómo quiero cambiar realidades en las que vivo. Yo creo que
ahí los jóvenes cada día, desarrollan una capacidad mucho más avanzada, de
identificar oportunidades de mejora en el entorno, de identificar eso que me sueño,
ese país que me sueño, esa ciudad que me sueño, ese servicio que me sueño y
entonces proponer soluciones que pueda efectivamente resolver estas
problemáticas. Ahí creo que está una de las principales motivaciones y es
transformar o cambiar una realidad para verla en la forma ideal o en la forma
en que yo considero que es mucho más óptima para el entorno en donde está la
problemática”.
El siguiente punto de la
conversación con Juliana y Laura se refirió a las mentorías que cada una lleva
a cabo acompañando a los jóvenes emprendedores en el camino de construir sus
empresas y cuáles son las capacidades y competencias esenciales que cada una ha
encontrado. Laura desde la experiencia de la la ANDI dijo: “Equipos de
emprendimiento que tienen esa capacidad de ser resiliente, de comerse el mundo
frente a las adversidades que quieren crecer, que quieren llegar a otros países,
que quieren generar más valor, que quieren generar más empleo, que quieren
vender más. Obviamente aquí hay una capacidad, unas competencias importantes
frente a los temas de negocios y frente a los temas de gestión. Y siempre
decimos que zapatero a tus zapatos. El emprendedor que tiene el rol técnico es
el que sabe de la tecnología, pero el emprendedor que tiene el rol de gestor
dentro de su equipo pues, tiene que saber de gestión. Y ahí es importante
reconocer esas capacidades propias de la gestión de una empresa, que van a ser
útiles para el proceso”.
Juliana desde Comfama explicó su
enfoque en el tema de la mentoría para capacidades y competencias: “Seleccionamos
a la medida de la construcción de la identidad emprendedora de cada uno de
estos jóvenes, construyendo pensamiento crítico, pensamiento creativo,
pensamiento disruptivo y pensamiento reflexivo. Y para el momento de conexión, ese momento vital en
donde todo el desarrollo de sus talentos y esas experiencias se pone al
servicio ya de un momento final. Entonces lo temático es constituyente, lo
socioemocional es constituyente, lo que tiene que ver con asociaciones
colectivas en función del proyecto en el que están trabajando específicamente. No
estamos hablando de un proyecto de linealidad de un negocio, sino que estamos
hablando del fortalecimiento de las habilidades muy propias que van a
posibilitar incluso la misma tolerancia a la frustración y otros temas
interesantes e importantes que se sirven más desde la vocación emprendedora,
desde lo que significa poder construir a cómo una persona aprende”.
Acerca del papel que deben jugar
las universidades en estos procesos, como siguiente parada de esta conversación,
Juliana empezó la reflexión tocando la expectativa de las empresas: “Las
organizaciones hoy están buscando personas que promuevan innovación, que
promuevan la capacidad de resolver desafíos y estar entre la novedad. Entonces
en ese camino, lo primero es fortalecer talentos, no solo habilidades técnicas,
sino habilidades emocionales. El solo
talento de disrupción o el solo talento de transformación es un talento
inherente a las personas que desarrollan la creatividad como poder tejer y poder
hilar ideas en un circuito de solución. También es necesario formar en el
relacionamiento y otros asuntos para el fortalecimiento de los aspectos y los
talentos sociales y socioemocionales”. A ese respecto llamó la atención a que
las universidades vayan más allá de la sola transmisión de conocimientos. “Algunos
de los esquemas educativos de las mallas curriculares y demás, están en calidad
de entregar los conocimientos en una forma evaluativa que permita el
entendimiento de que esos conocimientos se lograron y que ya se pueden poner en
circulación. Pero más allá de eso, es como ponerlos en calidad de los desafíos
de las empresas, cómo la academia se conversa con las empresas y sus grandes
desafíos del hoy. Basándose en las necesidades reales del sector, con la
empresa como parte del proceso educativo, creo que se podría generar una
combinación muy interesante que pueda posibilitar que las personas, más que
salir como profesionales, salgan como intra emprendedoras, a poder dinamizar
procesos en las organizaciones. Entonces hay unos asuntos combinados donde la
generación de productos y servicios puede ir más allá de que una persona que
tenga conocimiento técnico, profesional, y pueda vincular también otros
conocimientos que puedan dinamizar o el conocimiento de las nuevas tecnologías
o el conocimiento del mercado. Entonces creo que esa es la otra vía y es la
flexibilidad de los programas formativos para posibilitar que también los
gustos, las pasiones e intereses confluyan en eso que hemos construido como
profesionales”.
Laura propuso una reflexión en la
que cuestiona la expectativa que hay sobre las universidades como generadoreas
de empresas. “Creo que cuando hablamos de emprendimiento, a las universidades
les hemos puesto la vara alta al decir que son buenas en emprendimiento porque
salen empresas creadas desde la Universidad. Yo en realidad no creo que ese sea
el papel esencial de las universidades cuando hablamos de emprendimiento. El
papel de la Universidad, no es que se cree la empresa, no es que el joven salga
con una empresa creada. El papel es formar una serie de competencias para el
futuro en su vida profesional. Y yo entiendo que esa vida profesional involucra
una vida dentro de una empresa o siendo emprendedor”. Y desde esta reflexión
Laura expuso la línea sobre el papel de la universidad en la construcción de
competencias transversales: “Muchas de las competencias son las mismas que uno
eventualmente puede tratar de desarrollar en cualquier programa o en cualquier
carrera o proceso de formación. Cuando hablo de un proceso de pensamiento
estratégico, pues pensamiento estratégico lo necesito en muchas disciplinas y
en muchos procesos de formación; cuando hablo de búsqueda de información, pues
esto lo necesito para desarrollar muchas de las profesiones para las que
formamos. Cuando hablo de innovación, de creatividad, pues necesitamos
profesionales en cualquier disciplina que tengan esa capacidad de crear, que
tengan esa capacidad de innovar, que tengan esa capacidad de proponer. Entonces,
al final del día, yo pienso que las competencias transversales en las que
estamos formando a los jóvenes, cobran vida y cobran sentido en el
emprendimiento”.
La conversación llegó a este
último punto esencial que es poner a las personas en el centro de lo que hace
la universidad con la formación, las empresas al traer el talento jóven y los
mismos jóvenes que toman el camino de emprender y es poner lo humano y el
potencial de las capacidades que cada persona tiene, en el centro de atención
de la labor educativa y de la acción profesional de cada uno dentro de las
empresas. Y poner a lo humano en el centro es avanzar hacia una formación
integral como personas capaces de transformar el mundo, pero también de
transformarse a si mismos siempre que sea necesario, para ser felices.
Conferencia # 10
El primer empleo para jóvenes: competencias para arrancar
Septiembre 29 de 2021
Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=wrMY5w7wZNU
El primer empleo para jóvenes: competencias para arrancar
La Cátedra Universociedad es una
iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI
Seccional Antioquia, que está dirigida a la comunidad en general y en
particular a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de
conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para
abrir nuevos horizontes y aprovechar
oportunidades.
Para el segundo semestre del 2021
se acordó hacer una temporada dedicada al eje temático de la juventud en
relación con las empresas y la vida económica. El escenario repetido de este
año en el que se ha visto a los jóvenes en las calles manifestando su descontento
y su incertidumbre con el futuro, llevó a las entidades que impulsan esta
Cátedra a ser un espacio de reflexión acerca de cómo responder a este llamado y
poner el foco de las conversaciones en los puentes posibles entre la juventud,
la universidad y la empresa. Y se abrió la temporada con la sesión dedicada a “Emprendimiento
juvenil e innovación: la articulación universidad empresa”. Y por esta ruta se llegó
a la sesión sobre “El primer empleo para jóvenes: competencias para arrancar”
en la que se dio la conversación entre María Isabel Palomino, responsable de
Empleo con Propósito en Comfama, Katherin Gómez, subgerente de la Seccional
Antioquia de la ANDI, y Liliana Gaitán, docente de la Universidad Nacional de
Colombia sede Medellín.
En ese contexto se abordó primero la
pregunta sobre ¿cuáles son las competencias técnicas y profesionales más
importantes que deben tener los jóvenes al llegar a su primer empleo?
Competencias técnicas y profesionales
La conversación sobre este tema la
abrió María Isabel Palomino de Comfama, señalando: “Hoy lo que hemos visto en
empresas, en la demanda del mercado y también en la facilidad en que podemos
conectar jóvenes con ese primer empleo, el uso de un segundo idioma es muy
importante y creo que como sociedad todavía tenemos una deuda ahí. En cuanto a
competencias más duras, el tema de poder trabajar con datos, entendimiento de
información y toma de decisiones a partir de datos, es un tema muy relevante
hoy en día, en general el manejo de tecnologías”. Y destacó también el
pensamiento analítico y la resolución de problemas como competencias
profesionales relevantes.
En ese sentido Katherin Gómez desde
la ANDI mencionó la Encuesta de Talento Humano en la que se le preguntó a las
empresas ¿Cuáles son las competencias que se van a necesitar en los próximos
dos años? Las primeras tres que aparecieron fueron: habilidades digitales. adopción
de tecnologías y adaptación al cambio. Frente a esto Katherin puntualizó: “Necesitamos
una alfabetización tecnológica y digital que se requiere transversal para todas
las carreras”.
Liliana Gaitán de la Universidad
Nacional Sede Medellín se refirió a la definición del perfil del egresado de la
Facultad de Minas que se construyó a partir de diferentes grupos focales con
empresarios de empresas públicas y empresas privadas, así como con grupos
focales de estudiantes y de docentes. Sobre los resultados, Liliana dijo: “Una
de las cosas importantes que nos sale de ahí, complementaria a las que decían
María Isabel y Katherin, tiene que ver con la capacidad de trabajar por
proyectos. Identificar problemas, retos, oportunidades y ser capaz de volverlos
proyectos y gestionar esos proyectos”.
Acerca de las competencias blandas
Sobre este tema Liliana desde la
Universidad Nacional dijo: “Tenemos que tener jóvenes que sean capaces de
navegar en situaciones cambiantes y entonces esa habilidad de gestionar el
cambio es importantísima. Las habilidades comunicacionales, sin duda, la
capacidad de escuchar, la capacidad de conversar, de hablar y toda la capacidad
argumentativa pegada a conversaciones más inteligentes. Y un aspecto
fundamental, que qué es esa capacidad de trabajar colaborativamente con los
otros, con empatía, con compasión, con amor hacia el otro, con seguridad, para que
el trabajo en equipo se dé de manera más espontánea. Además, para poder tener una buena
inteligencia emocional, primero tengo que pasar por un tema de autoconocimiento.
¿Quién soy yo? ¿Para donde voy con mi vida? ¿Qué hago en esta empresa? Yo
incluiría esa capacidad de conocerse para poder gestionarse uno mismo en su
vida. Esos serían los puntos fundamentales, que yo destacaría ahí y en
los cuales hemos estado haciendo mucho énfasis en la Universidad”.
Las competencias blandas que
resaltó Katherin fueron: “Yo mencionaría y resaltaría mucho, algunas que ya Liliana
menciono, pero haría mucha fuerza en la resiliencia. La tolerancia al estrés y la
flexibilidad es una de las competencias más importante. También creo que se
resaltó mucho con la pandemia y con ese cambio a la virtualidad, la autogestión
de las personas, que es muy importante en los grupos de trabajo, así como tener
iniciativa y creatividad. El liderazgo siempre va a ser una de las competencias
principales y el trabajo en equipo, como lo mencionaba Liliana”.
María Isabel desde Comfama cerró este
bloque así: “Evidentemente todas las que Liliana y Katherin han mencionado son
muy relevantes. Más que adicionar a esa gran lista, desde la conversación con
las empresas en estos procesos de vinculación de jóvenes, se destaca el tema de
las habilidades de comunicación. Es fundamental a todo nivel desde la misma
entrevista de trabajo, hasta luego trabajar en un proyecto y vender una idea,
presentar una iniciativa, pensar en sumar adeptos para un proyecto. Todo esto
requiere habilidades de comunicación”.
Al preguntarles por la
ponderación que cada una hace entre competencias técnicas y competencias
blandas, así respndieron las invitadas a esta sesión de la Cátedra Universociedad.
Para Liliana: “Si un joven de estos, dentro de sus competencias, socioemocionales
y transversales, tiene fuerte el tema de capacidad de aprender, capacidad de
gestionar, está abierto al aprendizaje, a la colaboración, si encuentro ese
personaje en mi proceso de selección, a las competencias técnicas no le tiro
tan duro porque yo ya sé que ese personaje está abierto a aprender y es humilde
y reconoce que tiene camino por recorrer. Entonces es más fácil formar lo otro”.
Sobre este mismo punto María
Isabel dijo: “Yo también pienso que en la vida siempre que uno se encuentra con
personas dispuestas y con personas que tienen unas capacidades más allá de lo
técnico, al final lo técnico es posible aprenderlo”.
Y Katherin puntualizó: “Hay un gran porcentaje
de contratación de personas que no tienen título y ahí se tienen otros aspectos
en cuenta, como el ajuste a la cultura de la empresa, la forma de negociar, la
ética, el compromiso que se ve en la persona que va a entrar a laborar,
entonces creo que complemento diciendo, no hay un ponderado, los dos son muy
importantes. Pero sí, digamos que las habilidades blandas cobran un peso muy
importante”.
La
formación en ética y valores
De ahí se pasó a conversar acerca de
cómo abordar en los jóvenes la formación en ética y valores, en momentos en los
que el país se sobresalta permanentemente por Hechos relacionados con este tema.
Katherin desde la ANDI se refirió al trabajo que hace el Comité Universidad
Empresa Estado, en estos términos: “Yo quisiera en este punto destacar la labor
que hace el CUEE y la mesa de talento humano del CUEE, particularmente en este
trabajo con los jóvenes desde que inician su carrera. Las empresas se involucran
desde que inicia su carrera, en mostrarle la empresa, en generar esos lazos de
confianza y acompañarlo durante su proceso educativo, no solo en la parte
práctica final, sino que cada vez vemos a las empresas más involucradas en todo
el proceso educativo. Yo creo que ahí ya hay un esfuerzo muy grande que se está
haciendo en eso que tú llamas ética, en eso de informarnos y de generar esos
lazos de confianza que fortalecen esas habilidades específicas en los jóvenes
en particular”.
María Isabel expresó lo suguiente
sobre este aspecto: “Esa no es una pregunta fácil porque el tema de la
formación en valores y de ética es de toda la vida. Debería empezar en los
hogares y continuarse siempre, nunca estar desligado de la formación académica.
En conversaciones con jóvenes hemos evidenciado que tenemos una crisis de
confianza de los jóvenes hacia todo este este sistema y estas normas que hemos
construido. Hemos evidenciado una especie de no credibilidad en lo que los
adultos estamos construyendo. Entonces creo que se necesitan conversaciones, se
necesita empatía, se necesita flexibilidad por parte de las instituciones, de
la Academia, de las empresas. Y en los jóvenes también esa capacidad de
transmitir esas expectativas que se tienen en cuanto al mundo laboral. Y desde
allí construir esa ética de sociedad y laboral que queremos”.
Liliana compartió la experiencia
de la Facultad de Minas en este aspecto en los siguientes términos: “Nuestro
eslogan rector de facultad es Trabajo y Rectitud. Eso lo hemos extendido a un
comportamiento ético que documentamos a través de lo que hemos llamado el Manifiesto
de Ingeniería para la Vida. Es nuestra nueva declaración de la mirada que
queremos que tengan nuestros jóvenes. Una mirada integral del universo, en
donde somos un actor más, que respetamos a los de nuestra misma especie y otras
especies y qué somos capaces de construir en ese respeto en términos de
sustentabilidad. Pegado del Manifiesto Ingeniería para la Vida se ha
desarrollado una cátedra de ética y se han escrito cuadernillos con casos
reales de ingeniería donde aparecen diferentes dilemas en los que los jóvenes
tengan que afrontar la ética y la moral en esa toma de decisión. Y estamos
formando a los docentes para que en sus aulas de clase puedan introducir estos
problemas recurrentes de ingeniería donde aparezcan este tipo de dilemas. Entonces
formación de los docentes, formación de los estudiantes, todo enmarcado a
través de esa ética de la Ingeniería para la Vida”.
La conciencia de las responsabilidades públicas frente a la sociedad y
el ambiente
Hoy en día estamos en un mundo
que enfrenta retos globales como sociedad, como humanidad y que tienen a las
empresas hoy conectándose con propósitos sociales con propósitos ambientales,
con la atención a inequidades sociales. La conversación continuó sobre cómo
educar a los jóvenes en la importancia de esas cosas de interés público, como
los Objetivos de Desarrollo Sostenible que expresan un interés planetario y que
se pueden abordar desde la Universidad y desde la empresa.
Liliana amplió la manera cómo se
está trabajando en la Facultad de Minas: “Escribir el Manifiesto de Ingeniería
para la Vida es una declaración real con estos temas de importancia fundamental
para la sociedad, para la humanidad y para todo este universo. Para caminar en
ese vivir y poner en vida el Manifiesto, tenemos una triada de materias que los
chicos ven al principio, en la mitad y al final de su formación y es en
proyectos de ingeniería 1, 2, 3. En esos proyectos de ingeniería los chicos
deben resolver problemas reales de la sociedad. Entonces si yo soy de Malambo y
en Malambo el sistema de alcantarillado es muy malo, entonces llevo a la clase
ese proyecto. Trabajamos por proyectos, porque son aprendizajes basados en
problemas de la vida real resueltos en el aula de clase a través de metodología
de proyectos”. Otra iniciatva que compartió Liliana en este sentido fue: “también
en una asignatura de la Universidad, estamos trabajando alrededor de que cada
estudiante llegue a identificar su propósito personal, inspirado en las 169
actividades que tienen los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Entonces se
le dice, venga, léase todo esto, mire ejemplos específicos de iniciativas que
se estén haciendo alrededor de 669 actividades y inspírese ahí para poder
definir su propósito personal. Y que sea un propósito para que usted entienda
que la carrera que acaba de cursar y de la cual se acaba de graduar es un medio
a través del cuál usted va a poder hacer una contribución real a la sociedad”.
Frenta a esta explicación María
Isabel reaccionó diciendo: “Me parece genial escuchar esas iniciativas
Liliana, que ya están, que ya tienen forma en la Universidad porque pienso que
las nuevas generaciones tienen una sensibilidad, que incluso creo que es mayor
ante temas como inequidad y desigualdad, ante temas como sostenibilidad
ambiental y el cambio climático, que son problemas generales de nuestra
sociedad”.
Katherin complemento la reflexión
así: “Los
jóvenes, tanto como actores de desarrollo y como consumidores, están exigiendo a las empresas
un nivel de conciencia mucho más alto. Creo que es muy importante propiciar la
conversación y los argumentos desde un punto de vista propositivo. También
desde el lado de las empresas hay que comunicar más y mejor el aporte que está
haciendo el empresariado para el cumplimiento de esos Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Como empresa cómo estoy aportando y cómo me relaciono con el territorio. Cómo
puedo involucrar a los jóvenes en mi aporte al cumplimiento de esos Objetivos”.
Estado y empresas frente al empleo juvenil
Finalmente, haciendo un balance
de las políticas y las normas para estimular el empleo juvenil, se hicieron las
siguientes observaciones. María Isabel desde Comfama planteó: “En este
momento tenemos una política desde el Gobierno que tiene que ver con subsidios
a ese salario para el empleo en jóvenes. Esto si bien es atractivo, pues yo
creo que igual para las empresas el incentivo monetario siempre es el atractivo
y creo que puede funcionar en el corto plazo, creo que necesitamos hacer el
trabajo más de fondo a nivel normativo y de incentivos para el empleo juvenil. Incluso
no sé si sea normativo, o sea, más bien de cultura y de acompañamiento a nivel
empresarial para migrar de la valoración del talento desde la experiencia y más
desde lo que son capaces con esas habilidades de las que hablamos ahora, en las
que todos estuvimos de acuerdo en que pueden ser incluso más importantes al
momento de entrar al mundo laboral y de crecer en el mundo laboral”.
Liliana complementó: “Yo creo
que, como dice María Isabel, es un tema de concientización sobre el talento
joven y de acompañar ese talento joven. Hace poco el Gobierno sacó dos decretos
para que oficialmente sea valida la experiencia que el joven obtiene antes de
su experiencia laboral formal. Entonces, si yo soy un estudiante de ingeniería
civil y en mi Universidad me desempeñé como monitor de topografía, pues yo ya
tengo experiencia en topografía. Me parece muy importante esta nueva
normatividad de valorar la experiencia previa y las universidades tendremos que
ver cómo empezamos a certificar al estudiante en todas esas cosas para que el
empresario, en efecto, valide esa experiencia. También trabajar en
acompañamiento para la permanencia laboral es fundamental si queremos que los
jóvenes de verdad no solo consigan trabajo, sino que lo mantengan”.
Finalmente Katherin propuso: “Además
de los subsidios a la nómina focalizados, es importante la inversión pública en
sectores
que han sido golpeados por la pandemia y que son sectores intensivos en empleo,
como el turismo, como el comercio. También es muy importante que he visto
empresas que me llaman y me dicen, mira tenemos tantas vacantes, pero nadie se
presenta. Entonces yo creo que ahí, hay un trabajo que venimos haciendo
diferentes instituciones de mirar esta oferta y esa demanda, dónde se están
dando esas brechas y cómo las conectamos mejor".
Después de este recorrido por las
diferentes facetas relacionadas con el empleo juvenil, las invitadas a la
Cátedra Universociedad coincidieron en la importancia de abrir más canales de
conversación y coordinación entre toda la institucionalidad relacionada con
este tema para llegar a tener cada vez más jóvenes cualificados y con mejores
oportunidades para que aporten en la construcción de sociedad y territorio.
Conferencia # 11
Desarrollo económico incluyente: Los jóvenes de la ruralidad
Octubre 27 de 2021
Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=1Lp3Dlh3dmk
Cómo incorporar a la juventud rural a la vida económica
La Cátedra Universociedad es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI Seccional Antioquia, que está dirigida a la comunidad en general, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y aprovechar oportunidades.
Para el segundo semestre del 2021
la temporada está dedicada al eje temático de la juventud y su relación con las
empresas y la vida económica. El escenario repetido de este año en el que se ha
visto a la juventud en las calles manifestando su descontento y su
incertidumbre con el futuro, nos retó a incentivar la reflexión en torno a
estos temas y poner el foco de las conversaciones en los puentes posibles entre
la juventud, la universidad y la empresa. Para esta la sesión de octubre se
abordó el tema de la situación de la juventud que vive en las zonas rurales y
la manera como desde la Universidad y las empresas se pueden desatar propuestas
para incorporarlos a los procesos de emprendimiento y empleo que abren el
camino para que realicen sus proyectos de vida sin necesidad de abandonar los
lugares que habitan con sus familias y más bien avanzar en el aprovechamiento
de las oportunidades y potencialidades de los territorios rurales. Para
conversar sobre este tema estuvieron en la Cátedra: Juan Alberto
Landínez, Responsable de Empleo Regional en Comfama, Imelda Restrepo de
Mitchell, Vicepresidenta de Desarrollo Económico y Competitividad de la ANDI y
Jorge Ignacio Maya, Profesor de la Facultad de Minas y Director Nacional de
Planeación y Estadísticas de la Universidad Nacional de Colombia.
En las zonas rurales colombianas de
hoy viven 11 millones de personas y el 46% de esta población, es decir
5.428.000 personas, vive en la pobreza y la juventud representa el 25% de esa
población. La conversación se inició con una reflexión acerca de qué
necesitamos trabajar como sociedad para mejorar las condiciones de
incorporación de estos jóvenes rurales al estudio y a la economía, para la
realización plena de sus proyectos de vida.
Cómo abordar la situación de la juventud en el campo
Un primer elemento que señaló el
profesor José Ignacio Maya, se refiere a las condiciones del servicio educativo
en los sectores rurales, el cual determina el acceso de la juventud para lograr
completar sus ciclos de formación: “Hay unas buenas coberturas en básica, en
secundaria, pero hay una baja asistencia de la población joven rural a la
educación media con unas tasas muy bajas, menores al 50%. Y, por otro lado, hay
una un bajo tránsito de la juventud a la educación superior porque ella está
principalmente concentrada en las ciudades principales y en algunos casos en
las cabeceras de algunos municipios relevantes, pero en general hay dificultades
para la educación superior”. A esta condición contribuye el hecho de que la
juventud en los campos está sujeta de manera permanente a tener que responder a
las presiones sociales de la subsistencia de sus familias que los requieren
para ir a generar ingresos y esto puede truncar su formación.
En esas condiciones, el profesor Jose
Ignacio propone trabajar en fortalecer las competencias y capacidades de la
juventud para el trabajo mediante la aplicación de ciclos educativos más cortos
que faciliten su inclusión en el mundo del trabajo. “Cuando
hemos visto empresas que se han asentado, lácteas o de manufactura sobre
corredores viales, una de las dificultades que han tenido es que el personal,
el talento de trabajo, no está disponible en la región. Nos ha pasado aquí y en
otras partes del país, lo cual conlleva a que se requiere traer talento de
otras partes. Entonces, para que haya
una inclusión laboral hay que desarrollar nuevas competencias y nuevas
habilidades que sean atractivas para estas empresas, en la perspectiva de un
rediseño productivo para crear oportunidades para la juventud”.
Desde esta perspectiva, Imelda
Restrepo señaló: “Colombia tiene una gran oportunidad en la ruralidad en una serie
de zonas que no se han aprovechado. Entonces, pensando cómo hacemos para que la
juventud se incorpore más en el estudio y más a la economía, yo creo que hay
que mostrarles qué es lo que necesita el sector empresarial y cómo podemos
buscar oportunidades de emprendimiento en la juventud que está en este momento
en el campo. Otro tema que creo que es crítico, es cómo hacemos que las
prácticas empresariales, que son una realidad en las universidades que están en
las ciudades, también se vuelvan una realidad para los estudiantes que están en
este momento en el campo”.
Juan Alberto Landínez se refirió
a la importancia de contextualizar en los procesos de desarrollo locales, en
estos términos: “Es muy importante entonces que ese estudio formal, pensando ya en
una etapa laboral, vaya muy conectado con el acompañamiento que se le pueda
brindar a estos jóvenes en la construcción de ese proyecto de vida. Construir
la cartografía de cuáles son los intereses y los potenciales que tiene cada uno
de estos jóvenes y desde ahí poder acompañar a desarrollar esas competencias. Pero
adicionalmente, eso cómo se conecta con la visión de desarrollo de ese mismo
territorio en el que habitan, para poder encontrar esos puntos de conexión,
buscando el desarrollo de la Comunidad en la que se ubica”.
La necesaria cooperación Estado, empresas y universidades
Sobre este punto Imelda Restrepo destacó
la experiencia de los Comités Universidad Empresa Estado como un punto de
partida para facilitar el empleo juvenil en la ruralidad: “Las
experiencias de los Comités Universidad Empresa Estado, nos pueden servir para
ver cómo logramos una mejor coordinación. Si tanto la Academia como el
estudiante saben qué es lo que eventualmente se va a necesitar en el sector
productivo, podemos lograr una vinculación de la oferta y la demanda. Deberíamos
pensar en un modelo donde se le diera al estudiante la posibilidad de tener
alguna generación de ingresos, pero que paralelamente pudiera continuar con su
educación. Con esta pandemia vimos las grandes deficiencias en conectividad que
tiene toda el área rural y allí podríamos tener una oportunidad para que la
educación tuviera mayor difusión a nivel rural y pudiéramos hacerlo en paralelo
a la generación de ingresos en el sector rural con la juventud”.
El profesor Maya reforzó este
planteamiento: “Existe una línea de formación, que es la media técnica y creo que
en ocasiones tenemos unos programas muy rígidos y tal vez la industria necesita
algunas flexibilidades. El fenómeno de pandemia nos dio una idea de la
flexibilidad que podemos tener acerca del tema de formación. Y en el nivel de
media técnica podría arrancar un tipo de formación variada donde un estudiante
puede acceder a una institución que de pronto no está en su misma localidad. Ahí
la alianza con las empresas es muy importante porque tiene que haber una
conexión acerca de cómo es el asiento territorial de las empresas, cuál es la
demanda laboral, cómo están esas oportunidades y cómo se conectan con los
procesos formativos. Entonces digamos que hay una responsabilidad conjunta para
el desarrollo de esas habilidades y capacidades para el trabajo”.
A propósito, Imelda Restrepo resaltó
la importancia de impulsar el emprendimiento entre la juventud rural: “Hay que
enseñarles a los jóvenes rurales que los emprendimientos son una solución y que
quizás via emprendimientos, la juventud puede aportar conocimiento e introducir
soluciones a las mismas actividades que se están desarrollando en las apuestas
productivas de la región. Entonces, creo que el tema de emprendimiento y el
encadenamiento de la juventud con apuestas productivas que ya estén en la
región, es otro tema que tenemos que evaluar y que incluir dentro de todo este
tema de conocimiento y tecnología”.
José Ignacio Maya se refirió a un
punto esencial: “A partir de las tecnologías de información y comunicación el
trabajo, puede estar deslocalizado, ya lo hemos vivido todos, entonces esa
deslocalización significa también que esas competencias y las capacidades
puedan estar al alcance de la juventud en la ruralidad y que los recursos y
tecnologías de comunicación puedan estar también a su alcance para que
eventualmente ellos puedan identificar que no tienen que desplazarse de su
territorio para acceder a mejores fuentes de ingreso o a tener distintas oportunidades
laborales que en ocasiones significa un desarraigo del territorio”.
Y los tres invitados coincidieron
en que ese es el camino para que en la ruralidad se construya competitividad y
crecimiento, poniendo a la juventud al centro de los esfuerzos convergentes de
empresas y universidades. “Ya no van a tener que traer expertos de otras
regiones de afuera, sino que será el mismo talento de la región, que se ha
venido perfeccionando y creciendo en términos de conocimiento y experiencia, de
la mano de la base empresarial. Entonces vamos generando las condiciones,
reconociendo que son esos jóvenes quienes efectivamente van a ser ese futuro
del desarrollo económico de esa región” puntualizó Juan Alberto.
El papel de la ciencia y la tecnologia
Imelda Restrepo inició la reflexión sobre este punto
diciendo: “Desde
la ANDI venimos preguntándole a las empresas qué es lo que necesitan pensando
en el futuro. No pensando en el hoy, sino qué tipo de profesionales necesitarán,
y eso nos daría una idea de en el tema de ciencia, tecnología qué se necesita. Yo
creo que independiente de qué disciplina estemos pensando para el área rural,
que estemos pensando en Agroindustria o estemos pensando en Bioeconomía o
estemos pensando en Ecoturismo, hay que meter tecnología y hay que meter ciencias.
Entonces, las carreras STEM son igualmente válidas para lo rural. Se necesita
ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en lo rural”.
“Cuando hablamos de la incorporación de
la ciencia y la tecnología, empezamos a hablar de la Cuarta Revolución Industrial.
Yo creo que a muchos se nos puede ir la idea hacía pensar cómo podemos
aprovechar esos desarrollos para implementarlos dentro de los sectores
económicos que ya se están desarrollando en nuestras regiones. Cómo preparamos
a nuestros jóvenes para tener todos los conocimientos para la apropiación de
estas nuevas tecnologías y que tengan las competencias para saber entender cómo
podemos implementar nuevos desarrollos que se estén dando a nivel mundial. O
que nosotros podamos generar incluso en nuestros propios territorios esos
modelos de investigación e innovación con soluciones que resuelvan de manera
muy sencilla los procesos productivos que ya hoy tenemos montados” complementó
Juan Alberto Landínez.
Al respecto José Ignacio Maya hizo una
reflexión que abrió una dimensión esencial acerca de la relación entre la
ciencia y la tecnología con la cultura y los saberes populares que están en la
memoria de las comunidades: “Uno podría pensar que hay varias formas de
abordaje. La una es de considerar a las comunidades como sujetos, como actores
importantes en la construcción de su propio cambio y de cómo pueden utilizar la
tecnología para cambiar su propio desarrollo utilizando el enfoque de
desarrollo local. Hay un elemento muy poderoso para arrancar y es la valoración
de lo propio, es la apropiación del territorio. La construcción de identidad y
la valoración de lo propio en lo cultural, en lo social, en lo paisajístico, es
muy importante porque allí aparecen unos intereses y unas orientaciones acerca
de la intervención del territorio y esas son los motivadores para la formación
en ciencia y tecnología. Cuando alguien está interesado en el ambiente, cuando
alguien está interesado en la producción, cuando alguien está interesado en los
alimentos, entonces puede estar interesado en trabajar en sostenibilidad
ambiental, en bioeconomía, en biotecnología. Estos son elementos transversales
que significan un cambio de paradigma en las tradiciones laborales ocupacionales
que había en el territorio. Entonces es un elemento importante que puede ayudar
a transformar la perspectiva de cómo un joven en el campo, en la ruralidad,
puede transformar su territorio si entiende y se conecta con este y lo valora.
Entonces eso puede ayudarnos a que, desde la educación superior y la ciencia,
vaya progresando en esa apropiación y en esa inserción social, económica y
laboral”.
El profesor José Ignacio continuó
desarrollando su reflexión: “La otra, es considerar que el conocimiento y la
tecnología pueden ser un impulsor de cambio que dinamice un sector económico o
una actividad empresarial. Cuando las universidades y los institutos y centros
de investigación concentramos una parte importante de nuestra energía, de
nuestras capacidades, en problemáticas regionales, en problemáticas locales, en
resolver asuntos que son importantes para la economía regional, en esa medida,
las empresas y los actores que están en la economía pueden utilizar ese
conocimiento. Un reclamo que nos hace la sociedad a quienes estamos en el área
de ciencia y tecnología de las universidades es a hacer una apropiación y hacer
una contextualización, no solamente de los problemas, sino de aplicación a la
solución que las comunidades necesitan. Y eso va a ser un elemento muy
importante porque les permite a las empresas entender que el campo no es
solamente un escenario de extracción, sino que es un escenario de
transformación y de reconfiguración productiva. Es muy importante cómo
vinculamos a las comunidades en los procesos de conocimiento porque hay unos
saberes y hay unas tradiciones y unos conocimientos que son importantes en
nuestras comunidades y que pueden ser palanca de transformación económica y
social. Allí también la ciencia y la tecnología pueden apropiarse de esos
saberes. Por ejemplo, en medicina tradicional hay una cantidad de saberes que
las farmacéuticas todavía no han desarrollado o que todavía no han
identificado, pero que la tradición indígena o la tradición de comunidad
campesina, sin saber cómo funciona científicamente, ha encontrado o tienen
maneras tradicionales de resolver algunas problemáticas”.
Acerca de la situación de la mujer joven en la ruralidad
Al introducir una perspectiva de
género a estas reflexiones se especifican situaciones y retos que atraviesan
las jóvenes que viven en la ruralidad. José Ignacio Maya hizo un encuadre del
tema en estos términos: “Lo primero es reconocer que particularmente en los entornos
rurales, hay unas tradiciones familiares que establecen un juego de roles en
los espacios laborales que limitan la participación de la mujer. Entonces
es un elemento cultural en el que debemos intervenir y que tiene que ver con
una promoción de los derechos y también de las oportunidades. El otro elemento
que considero que es importante es que en el campo los hogares, que son
monoparentales tienen una predominancia casi del 85% en donde el jefe de hogar
es mujer. En particular en la ruralidad esto significa unas grandes
vulnerabilidades, no solamente para ese hogar sino para los hijos de ese hogar.
Entonces, de nuevo hay un tema que es de vulnerabilidad y que, si bien uno lo
podría abordar desde el punto de vista cultural, también hay un tema de
protección social que podemos considerar allí. Hay un gran número de hogares que
están desprotegidos que perpetúan un problema de pobreza y de inequidad social
en términos de género y de inclusión social”.
Juan Alberto Landínez se
refirió al tema del embarazo adolescente con la siguiente reflexión: “Yo les
sumaría a esos puntos la prevención del embarazo juvenil, por lo que significa
para una familia que una mujer joven en etapa estudiantil quede en embarazo. Lo
que termina ocurriendo es que deserta de la formación y se empiezan a lanzar
una cadena que frena ese desarrollo económico familiar. Mujeres que en sus 15 y
17 años son madres jóvenes, muy pronto, en un par de años, nuevamente son
madres. Entonces cómo acompañamos, desde la labor que podemos desarrollar, esa
inclusión productiva para ir frenando estos esquemas partiendo desde la
igualdad de oportunidades en lo laboral y en lo estudiantil”.
Finalmente, Imelda Restrepo cerró
la sesión con estas palabras: “Mi mensaje final es de optimismo. Definitivamente
es el momento para hacer. Hay grandes oportunidades tanto para el campo como
para el país, entonces lo que hay que hacer ahora es empezar a ejecutar y abrir
estas oportunidades para la juventud en el área rural”.
Conferencia # 12
Construcción de ciudadanías juveniles
Noviembre 24 de 2021
Construcción
de ciudadanías juveniles
La Cátedra Universociedad es una
iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI
Seccional Antioquia, que está dirigida a la comunidad en general, en un
esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer
el liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y aprovechar
oportunidades.
Para el segundo semestre del 2021
la temporada estuvo dedicada al eje temático de la juventud y su relación con
las empresas y la vida económica. El escenario repetido en el que se ha visto a
la juventud en las calles manifestando su descontento y su incertidumbre con el
futuro, nos retó a incentivar la reflexión en torno a estos temas y poner el
foco de las conversaciones en los miradas posibles entre la juventud, la
universidad y la empresa. Para esta la última sesión del año abordamos una
conversación orientada a una mirada más política de la juventud como un actor
social que se está expresando y que desde las universidades y las empresas
hasta las instancias del Estado, son necesarios el esfuerzo y la voluntad por
escuchar y entender para construir una mejor perspectiva de futuro. Para
abordar este tema estuvieron en la Cátedra: Luisa García, Responsable de Género
y Juventud de Comfama, Liseth Beltrán subdirectora de la Fundación ANDI y Liz
Varón quien hace parte de la Mesa de Juventud y Ciudadanía Ampliada del proceso
Convergencia por Colombia de la Universidad Nacional.
Significado de la movilización de la juventud
La conversación se inició
escuchando las interpretaciones de cada invitada sobre las movilizaciones y lo
que a juicio de cada una quiere expresar esta juventud en las calles. Liseth
Beltrán desde la Fundación ANDI inició la reflexión proponiendo una serie de
preguntas que interpelan al mundo empresarial: “Yo creo que los jóvenes básicamente lo
que nos están diciendo a todos que es que hay que cambiar los roles, hay que
pensar la sociedad distinto y nos están preguntando: ¿usted qué puede aportar
para repensar esto y para tener un nuevo pacto social? ¿cuál es la cultura
corporativa y cuál es el valor agregado que le ofrece la empresa al modelo de
desarrollo social? Esa conversación que se abrió a raíz de todo este movimiento
juvenil es muy valiosa porque nos invita a repensarnos en todos los estamentos,
no solo el Gobierno. La empresa tiene que repensarse y decir oiga ¿cuál es mi
oferta de valor? ¿será que los empleos que yo estoy ofertando si le interesan a
los jóvenes o sino por qué para mi es tan difícil conseguir mano de obra para
ciertos roles? ¿a los jóvenes les interesará trabajar una jornada de 8 horas
continuas o será que tienen otros intereses y tenemos que pensar una dinámica
distinta? ¿Qué ofrezco para la sociedad, representó solo una utilidad o
representó un catalizador de desarrollo social?”
La reflexión de Liz Varón del
Observatorio de Juventud de la Universidad Nacional pone una perspectiva
histórica de los movimientos estudiantiles. Aquí su planteamiento: “Aquí en
Colombia se da con muchísima fuerza todo el movimiento de matrícula cero y el necesario
impulso de la gratuidad, por esa situación de la desfinanciación de la
Universidad pública. vamos a ver que hay muchos momentos en los cuales en la
historia de nuestro país y de paros estudiantiles anteriores. También vamos a
encontrar que los jóvenes fueron muy activos en cuanto a la expresión de esas
demandas, no solamente a las instituciones estatales o las instituciones
públicas, sino también exigiendo unas modificaciones de fondo a la estructura
de empleo y a la estructura de la producción en Colombia. El 21 de noviembre de
2019 encontramos una convergencia que es la que anima la creación de la mesa
ampliada en la Universidad Nacional de Colombia intentando capturar desde
distintos ámbitos esas expresiones juveniles alrededor de temas no solamente
relacionados con el acceso a derechos fundamentales, como la salud y la
educación, sino también a la necesaria participación política. Es una
participación más bien práctica y en la que ellos están muy avanzados. Así que
la situación realmente es de una urgente conversación, un urgente diálogo pero
de verdad porque la inconformidad con respecto a las instituciones públicas y
privadas es enorme”.
Para Luisa García como responsable de
Género y Juventud de Comfama, la lectura de estos acontecimientos fue: “Una
cosa que nos dejó la movilización social a las empresas es que hay que
repensarnos de manera técnica como acompañar también las vías juveniles. Por
ejemplo mi rol en Comfama es fruto de la movilización social porque cuando se
da todo el todo el estallido y cuando se da toda la movilización, pues Comfama
también quedaba con una pregunta como caja de compensación de antioqueña y es
que los jóvenes también están marchando en contra de nosotros, están marchando
en contra de las instituciones porque no hemos generado las garantías
necesarias para una calidad de vida. Yo creo que de las grandes cosas que nos
deja la movilización y es que las empresas tienen que darle un lugar más
protagónico a lo que significa acompañar las diferentes poblaciones. Como
mensaje lo que nos deja la movilización es que hay un montón de necesidades
insatisfechas y que para reclamarlas ya no hay un solo formato en el país sino
que hay múltiples colores con triple de arengas donde ellos buscan ser
protagonistas de esa realidad para buscar las soluciones a su propio desarrollo.
Y tercero, que esa solución tiene que permitir volver a conectar este país, y en
nuestro caso, una ciudad que se ha venido fragmentando cada vez más”.
Cómo
responder a la juventud
A partir de esta miradas acerca de lo
que han significado las movilizaciones recientes de la juventud, la conversación se orientó
hacia cuáles deben ser entonces los caminos que la sociedad, las universidades
y las empresas pueden abrir para responder a los cuestionamientos que estas
movilizaciones dejan sobre la sociedad. Para Liz Varón, de la Mesa de Juventud
de Convergencia por Colombia, se hace necesario: “Dar una respuestas no
construidas desde arriba sino más bien desde abajo y sobre todo en términos muy
horizontales. Hay que hacer un ejercicio muy circunscrito de estas demandas de
los jóvenes y de estas lecturas que ellos tienen tan claras acerca de qué es lo
que pasa con la producción del país, qué es lo que pasa la con la distribución,
con la justicia, porque están interpelando a las grandes corporaciones y a las
ramas del poder público. Las políticas claras tienen que ser construidas desde
ellos, tiene que ser desde abajo, tiene que ser desde el reconocimiento de
ellos como actores principales”.
En esa misma línea de reflexión Luisa
García de Comfama dijo: “Hay varias cosas que hemos aprendido ahí en términos
de que el término no podría ser devolverle algo a las juventudes. Es el momento
de construir precisamente con las Juventudes y hay una cosa allí fundamental y
es volver a construir los programas con ellos. No para ellos sino con ellos. Segundo,
también lo que nos ha permitido esta movilización ha sido evaluar los programas
que ya tenemos. Lo que hemos hecho con los jóvenes es decirles: Venga,
evaluemos a estos programas, dígannos por qué están mal, por qué no funcionan,
cómo hay que hacerlos, cómo se pueden vincular, a qué jóvenes tenemos que
llegar, quiénes son los jóvenes que tienen que hacer parte de esta construcción.
Y tercero, hay que devolver el encuentro. Es una cosa que también nos dejó la
pandemia es que hay que volvernos a juntar y hay que volver a recuperar el
espacio público. Hay que volver a recuperar la palabra y la posibilidad de la
conversación. Es una cosa que tenemos que hacer y que no solamente es un
reclamo de los actores juveniles, es un reclamo de la vida misma”.
Y Liseth Beltrán de la Fundacion ANDI
comparte lo que se ha pensado al respecto desde el empresariado: “Hemos
escuchado a las empresas, a muchos colectivos de jóvenes y lo que siento que
podemos hacer es una estrategia que vayan dos vías. Los jóvenes no saben qué
hacen las empresas, y por eso tal vez las satanizan, pero las empresas tampoco
saben qué quieren y quiénes son los jóvenes. este país tiene un problema y es
que hay una desconfianza profunda entre todos. Desconfiamos de la Iglesia,
desconfiamos del Estado, desconfiamos de la empresa, pero también hay una falta
de conocimiento profundo que hace que esa confianza no se pueda desarrollar. Entonces,
cómo poder dejar de estigmatizar las conversaciones y acercarnos a lo que son
realmente esos actores, su rol en la sociedad y cómo se puede complementar ese
plan de vida para el desarrollo. El segundo nivel creo que es el que nos llama
a la acción porque finalmente los jóvenes nos demostraron que son un actor
importante pero también nos estaban llamando a la acción como actores de la
sociedad. Es un problema grave que requiere acción de parte de todos de todos
los sectores de la sociedad y la empresa tiene que darse la oportunidad de generar unas acciones que les permitan
incluirlos en su cadena de valor. Eso implica mapear la cadena de valor para ver
dónde los jóvenes pueden generar valor extraordinario con las habilidades y las
competencias que ya tienen. Cómo los incluimos como proveedores, como
distribuidores, como empleados. Tenemos que generar una respuesta a esas
necesidades reales y latentes y creo que la inclusión bien hecha, desde un
sentido del valor compartido pensando en un gana-gana, es la respuesta que
pueden dar las empresas.”
La
construcción de la paz y la juventud
Para cerrar este recorrido por las
ideas y las iniciativas que se están articulando desde las instituciones
participantes, se abordó de qué manera estos esfuerzos orientados a fortalecer
un tejido social colaborativo entre los diferentes sectores y actores sociales,
y un clima general de confianza, que por supuesto beneficia a los jóvenes y a
toda la sociedad, puede significar una diferencia importante para la
construcción de la paz. Si bien lograr la paz como un hecho social ha sido una
tarea esquiva en sus resultados, sigue y seguirá siendo un eje central de la
agenda del país y un factor destacado de la victimización de los jóvenes en
estas dinámicas. Sobre este punto Luisa García desde su experiencia en
territorio antioqueño como Responsable de Género y Juventud de Comfama, abrió
la conversación: “Lo que pasa con la construcción de paz es que necesitamos
poner en el centro la vida y el cuidado de esta vida. Si usted ve la movilización
social no eran arengas que no fuera el sostenimiento de la vida. Fue un reclamo
sobre que nos estamos muriendo de hambre porque no hay trabajo, porque no hay
gestión del conocimiento, porque hay violencia intrafamiliar, porque hay
estructuras criminales que están poniendo en juego todo el tiempo las vidas
juveniles. Creo que poder hablar de
tejido social es poner la vida en el centro y todo lo que hacemos para cuidarla
y sostenerla. Vamos a construir paz y a hacer tejido social si ponemos como valor
protagónico el cuidado de la vida. Los jóvenes ahí nos están diciendo todas las
pistas: se sostiene con seguridad y soberanía alimentaria, esa vida se sostienen con educación, con
empleo y con oportunidades, se sostiene con participación y con una ciudad que
se relacione, que converse y que no está fragmentada”.
Liseth Beltrán de la Fundación
ANDI avanza en esa misma línea de reflexión: “En la línea de lo que dice Luisa, creo
que hay que humanizar un poquito más el país, si no nos protegemos los unos a
los otros va a ser muy difícil poder generar dinámicas sociales y económicas y
de cualquier tipo que estén alineadas con lo que refería Luisa sobre el cuidado.
La economía del cuidado es una cosa que no solo se refiere a las mujeres, yo
creo que la economía del cuidado es el tipo de economía que deberíamos tener en
este país, cómo nos cuidamos los unos a los otros a través de un sistema
económico. Creo que para nosotros las dos palabras centrales en esto son
generar confianza”.
Y para concluir, Liz Varón, desde la
Mesa de Juventud de la Mesa Por Colombia, remarcó: “Me encantaron este par de
temas que pusieron ahí en el centro Liseth y Luisa con tanta claridad. Lo que
significa el cuidado no solamente desde la condición femenina si no cómo todos
aportamos a la riqueza del país desde el cuidado, eso es algo que está
pendiente aquí en nuestro país. La confianza es también un valor no
necesariamente material pero sí importantísimo para poder hacer procesos de
perdón, procesos de reparación, que quizás esa parte todavía la tenemos muy
pendiente en el país. Esto es muy difícil superar y es importante que podamos
aprovechar estos dos valores que han puesto Liseth y Luisa ahí, el cuidado y la
confianza, para precisamente tejer esa sociedad”.
Conclusión
El profesor Óscar Restrepo,
Coordinador de la Cátedra Universociedad, cerró la sesión con esta reflexión:
“Mis agradecimientos personales a Liseth, a Liz y a Luisa por su participación.
Creo que han puesto al servicio de la sociedad su visión, su aproximación y su
experiencia. Todas ustedes tienen un recorrido importante y muy vivido en el
país y en el último año. Tenemos que tener espacio de reflexión, tenemos que
hablar de una manera muy tranquila y es
un poco lo que hacemos en esta cátedra de Universidad con la ANDI y con Comfama. A manera de resumen, nos falta mucho trabajo a
todos. Tenemos que entender más a los jóvenes, tenemos que darles más
oportunidades y tener los espacios de conversación para que esto pueda seguirse
madurando de una manera positiva con todos los sectores involucrados: sector
Gobierno, el sector industrial y el sector académico.
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