Cátedra Universociedad

 


UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA - SEDE MEDELLÍN
ASOCIACIÓN NACIONAL DE INDUSTRIALES - ANDI MEDELLÍN
CAJA DE COMPENSACIÓN FAMIIAR DE ANTIOQUIA - COMFAMA
 CATEDRA UNIVERSOCIEDAD

PRESENTACIÓN

Mediante la Cátedra “Universociedad” se pretende que profesores de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, pertenecientes a las cinco facultades que la componen, esto es:  Arquitectura, Ciencias, Ciencias Agrarias,  Ciencias Humanas y Económicas  y   Minas y vinculados a los programas de pregrado y postgrado que cada una de ellas ofrece, así como a los Institutos inter facultades, en asocio con la ANDI y Comfama puedan presentar a la comunidad no solamente los resultados de sus trabajos de investigación, sino también sus reflexiones que hacen que de estos trabajos salgan resultados productos destinados al bienestar de la comunidad.

Algunos de los aspectos que se pretende cubrir en esta Cátedra son, entre otros, los siguientes:

 -        Ciudades Inteligentes - La ciudad contemporánea

-        Sanidad

-        Idioma/literatura 

-        Mujeres 

-     Diversidad

-        Viajes

-        Sostenibilidad

-        Memorias nacionales

-        Energía – Medio Ambiente

-        Tradiciones locales

-        Recursos y Riqueza

-        Migraciones

-        Patrimonio universal

-        Infraestructura

PROGRAMACIÓN

Conferencia # 1

Sostenibilidad corporativa y desarrollo social

Noviembre 4 de 2020

Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=no65ZaAPLm0


Conferencia # 2

Innovación

Diciembre 10 de 2020


Ver conferencia en: 
https://www.youtube.com/watch?v=WDRLmLTvWrs


Conferencia # 3

Mujer y sociedad

Enero 27 de 2021



ROMPIENDO LOS TECHOS DE CRISTAL: MUJERES EN LA UNIVERSIDAD Y LA EMPRESA

La presencia y la importancia de la mujer, así como los paradigmas y barreras invisibles que tienen que enfrentar hoy en los escenarios tanto académicos (docencia e investigación), como del mundo de los negocios y las empresas en Colombia, fue el tema de la primera sesión del 2021 de la Cátedra Universociedad sobre Mujer y sociedad en Colombia, el pasado 27 de enero. Esta Cátedra es un esfuerzo conjunto de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, la Caja de Compensación de Antioquia COMFAMA y la Asociación Nacional de Industriales – ANDI, Regional Antioquia. En este espacio se encontraron Verónica Botero, Decana de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, Sede Medellín; María Luisa Zapata, Responsable de Gerencia Social y Relaciones Internacionales de Comfama; Katherin Gómez, Subgerente de la ANDI Antioquia; y el profesor Oscar Jaime Restrepo, gestor y anfitrión de la Cátedra.

Hoy se están dando las primeras señales en la sociedad de que hay un cambio de paradigmas en los temas de género en el mundo de las ciencias y en el mundo empresarial, que apuntan a romper los techos de cristal, el cual es el término metafórico para referirse a las barreras invisibles y a los paradigmas profundos que obstaculizan la presencia plena de las mujeres en los procesos de decisión, construcción y orientación de las sociedades. El término fue acuñado hace más de 40 años por Marilyn Loden y ha sido utilizado desde entonces en las reflexiones feministas para visibilizar los modelos de pensamiento no evidentes que obstaculizan las carreras de las mujeres para acceder a posiciones de poder y decisión.

En la cátedra, la decana Botero señaló la importancia de que haya cifras y mediciones que evidencien las realidades que viven las mujeres. Como sustento de este principio, expuso un recorrido por tres olas de la historia del feminismo en el mundo, a partir de referentes geográficos y de tiempo alrededor de hechos significativos.  La primera ola se evidencia en el siglo XVIII, con el reclamo por el derecho a la educación, al trabajo y al fin de los malos tratos en el matrimonio, los cuales no fueron tenidos en cuenta por la Revolución Francesa como parte de los Derechos Humanos.  La segunda ola va hasta la primera mitad del siglo XX, en la que se lucha por el derecho al voto, a poder adelantar estudios superiores y así poder ejercer cualquier profesión, y, por lo tanto, a tener capacidad de decisión sobre su dinero y sus bienes.  La tercera ola en la historia del feminismo en el mundo se da desde la segunda mitad del siglo XX hasta ahora, en la que se evidencian las tensiones del poder y del dominio en la vida cotidiana personal e institucional, bajo los paradigmas históricamente moldeados de la concentración de las decisiones en las figuras patriarcales, lo que ha abierto la comprensión del papel de las micro políticas en las relaciones interpersonales desde la familia hasta las organizaciones y cómo de manera preocupante estas condiciones favorecen la ocurrencia de las violencias de género.

En ese marco la conversación derivó a exponer las cifras a través de las cuales se hace tangible ese techo de cristal en la academia y en la empresa. Para el caso de la Universidad Nacional de Colombia, con datos del 2018 de todas sus sedes -las de Bogotá, Medellín, Manizales y Tumaco-, arrojan que hay cerca del doble de estudiantes hombres que de estudiantes mujeres. También se mostraron las cifras que evidencian la existencia de hecho de una segregación por género, cuando se encuentra en la Facultad de Minas que solo el 28% de sus estudiantes son mujeres, mientras que en la Facultad de Nutrición y Dietética las estudiantes mujeres son alrededor del 85% del total. Lo mismo ocurre en los datos sobre la población docente, ya que de alrededor de 3.000 docentes de planta solo el 30% son mujeres.

Para el mundo empresarial, la subgerente de la ANDI Antioquia, Katherin Gómez, expuso cómo, según la Encuesta Ranking Par del 2020 que se hace en Latinoamérica, en Colombia el porcentaje de empresas en las que la mujer es la máxima autoridad es del 26%. Esta misma encuesta también muestra un fenómeno de segregación de hecho respecto a las funciones en las empresas. Mientras en el área de informática la presencia de las mujeres es del 27.4% y en la de producción es del 33.4 %, las proporciones se invierten al mirar las áreas de recursos humanos, con un 67 % y en comunicaciones con un 65.6%. En esa misma línea María Luisa Zapata de Comfama anotó la manera como la proporción de las mujeres disminuye a medida que se asciende en la jerarquía de las organizaciones, como lo evidencia para Colombia la Encuesta Ranking Par del 2020 al señalar que la presencia de mujeres en los niveles de Junta Directiva son del 24% y como CEO son del 26%, mientras en los niveles operativos 3 y 4 alcanzan el 46.8 % y el 54.8 % respectivamente. Estas cifras, tanto de la academia como de las empresas, evidencian la presencia de esas barreras que se traducen en la falta de equidad de género en la sociedad.

Sin embargo, así como a lo largo de la historia se fueron estableciendo esos paradigmas en los valores y las costumbres que son obstáculos para que se desarrolle todo el potencial de aporte y construcción que tienen las mujeres, hoy esas barreras son cada vez más tangibles y concretas gracias a los avances relativamente recientes de los movimientos de género; procesos sociales y de pensamiento que permiten entender este fenómeno, desarrollar instrumentos para registrarlo y medirlo y sentar las bases para romper esos techos de cristal.

En ese sentido, la decana Verónica Botero explicó cómo hoy el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD trabaja en la medición del Índice de Desigualdad de Género en los países, con indicadores de las dimensiones de salud, empoderamiento y mercado laboral, el permite monitorear y comparar entre países el estado de la equidad de género y así tener una base para evaluar políticas y sugerir caminos y alternativas. En Colombia, en la Constitución del 91, se logró que quedaran consagrados el derecho a la igualdad en la familia, a la planificación familiar, al divorcio, a la igualdad entre la unión libre y el matrimonio y la protección de la mujer embarazada y de las mujeres cabeza de hogar. El movimiento social feminista y sus organizaciones permitieron también avances como la Ley contra la violencia intrafamiliar en 1996, la Ley de cuotas en el 2000 y la Ley de violencia contra las mujeres del 2007.

Dentro de la Universidad Nacional de Colombia, la decana Botero dio a conocer pasos importantes que se han dado, como el Acuerdo 035 del 2012 de la Política institucional de equidad de género y de igualdad de oportunidades en la Universidad Nacional de Colombia, el Acuerdo 013 del 2016 para la Creación del Observatorio de asuntos de género y, en 2018, la adopción del Protocolo para la prevención y atención de casos de violencias basadas en género y violencias sexuales en la Universidad Nacional de Colombia. Particularmente en su campo, la decana destacó el trabajo de la organización Women in mining, que está trascendiendo a las prácticas de género de las empresas del sector en el mundo, como se está viendo en Colombia con el caso de Argos.

Desde la mirada empresarial de la ANDI, Katherin Gómez contó acerca del Programa de Mujeres en Juntas Directivas, que es parte de un compromiso para atender las brechas de género que afectan el desempeño empresarial. En la justificación de este Programa en el sitio web de la ANDI se cita el Informe Catalyst del 2011, que señala que las empresas que cuentan con tres o más mujeres en juntas directivas tienen tasas de rentabilidad sobre las ventas que son 84% superiores. Así mismo, cita el informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo, que asegura que “una junta directiva incluyente y con equilibrio entre los sexos recibe ideas diversas, entiende mejor las preferencias de los clientes, garantiza mayor diligencia y, por consiguiente, toma decisiones más acertadas”.

Como conclusión de estas exposiciones y las conversaciones entre las invitadas a esta sesión de la Cátedra Universociedad, hubo acuerdo en que a pesar de los pasos importantes que se han dado, todavía hay mucho camino por recorrer en materia de cambios estructurales, mediante políticas y normas que, como acciones afirmativas, vayan modelando una nueva cultura y nuevas dinámicas.  Acciones que progresivamente vayan desmontando los sesgos de género existentes, para que se abran las condiciones de un pleno desarrollo, aporte y bienestar de las mujeres en la sociedad.

Redacción: Unimedios UNal. Medellín

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Conferencia # 4

Tecnologías convergentes

Febrero 24 de 2021



LO HUMANO COMO CLAVE DE LA CONVERGENCIA TECNOLÓGICA

La vida en pandemia ha acelerado globalmente el uso de las tecnologías de la información y la comunicación tanto en la vida cotidiana de las personas, como en diferentes ambitos de la actividad social como la economía, la salud y la educación. Y en el centro de este cambio que se da a gran velocidad, hay un reto para lo humano en la construcción de nuevas competencias y capacidades, así como en poner a conversar a todas las ramas del conocimiento, duras y blandas, para que la tecnología sea cada vez más relevante en las tareas de la sostenibilidad del planeta y en la búsqueda de condiciones de vida digna para todas las personas. Este fue el tema de conversación en la Cátedra Universociedad el pasado 24 de febrero, entre el profesor Pedro Benjumea, profesor de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín; Óscar Meza, Responsable de Tecnología de Comfama; Santiago Pinzón, Vicepresidente de Transformación Digital de la ANDI; y el profesor Oscar Jaime Restrepo, gestor y anfitrión de la Cátedra.

El origen del concepto de Convergencia Tecnológica lo rastrea en el tiempo el profesor Pedro Benjumea, en un trabajo que impulsó la National Science Foundation de los Estados Unidos en el año 2002, al que llamaron a industriales, los gremios y científicos de diferentes disciplinas y academias a conversar sobre el potencial del desarrollo tecnológico que se veía en aquellos días. Como resultado de estas deliberaciones se publicó en el año 2003 un libro que recogió lo más importante de las conclusiones a las que se llegaron, bajo el título de Converging Technologies for Improving Human Performance. Y fue la primera vez que se acuñó el término de Tecnologías Convergentes.

Allí se desarrolla el planteamiento de las convergencias de diferentes escalas tecnológicas entre elementos que hasta ahora habían seguido sus caminos propios: la nanociencia y la nanotecnología en la que se trabaja en el nivel de los átomos que se combinan en la construcción del mundo; la biotecnología y la biomedicina, que incluyen la ingeniería genética, las ciencias cognitivas y las neurociencias; y, finalmente, las tecnologías de la información que incluyen la computación y la comunicación avanzada. Desde ahí se formulan las convergencias de estas cuatro áreas estratégicas: nanotecnología, biotecnología, información, cognitiva, que se resumen en la sigla NBIC. Y señala cómo la base de esta convergencia está en la escala de lo micro, en los átomos, los genes, los bites y las neuronas. La Convergencia Tecnológica avanza logrando combinaciones entre dos o tres de ellas y hasta de las cuatro entre sí.

Desde ese marco, todos coincidieron, sin ninguna duda, en señalar la manera como el aislamiento forzado que han impuesto las medidas para frenar la expansión del COVID19, se tradujeron en un incremento exponencial del uso de las tecnologías asociadas a lo que el Foro Económico Mundial ha denominado como la 4ª Revolución Industrial. En palabras de Santiago Pinzón, “el COVID19 es un viento de cola que ha llegado a acelerar los procesos digitales”.  Óscar Meza ilustró esa idea con cifras contundentes: las interacciones digitales entre las personas, que estaban a finales del 2019 en un 36%, subieron a un 58% para mediados del 2020, lo que significa que un incremento que estaba proyectado, a la tasa de crecimiento que venía dándose, para 3 años, se alcanzó en un solo año. Y es aún más significativo en las organizaciones, en donde se calcula que, en los productos parcial, o totalmente digitales se pasó del 35% al 55% en sus portafolios, lo que significa que en un año se avanzó lo que estaba proyectado para 7 años, con mucha fuerza en los campos de los servicios de salud y los servicios financieros.

Los estudios muestran cómo en las empresas se eliminaron barreras. En el campo del conocimiento adaptativo del mercado, por ejemplo, este proceso se hace 27 veces más rápido y esto favorece la adopción de las tecnologías convergentes, respecto a la situación antes de la pandemia. Los temas relacionados con la fuerza laboral aumentaron 40 veces su velocidad, replanteando la manera como estábamos ordenados para trabajar. Las descargas de apps pasaron del 9% en el 2019 al 24% en el 2020. También se han redefinido los canales del comercio: antes podrían estar en un micrositio de comercio electrónico y hoy se ha diversificado a muchos canales, a través de diferentes redes sociales, en lo que se ha denominado el comercio social o headless, que consiste en poder colocar capacidades de comercio en cualquier interacción digital.

La manera como han aumentado las interacciones personales por canales digitales se refleja en que se calcula que hoy 300 millones de personas se reúnen diariamente solo por la aplicación de Zoom. Santiago Pinzón trae los datos del Centro Nacional de Consultoría, que desde el 2016 está midiendo un índice de apropiación digital: en un indicador de 0 a 1, se movió entre el 2016 y febrero de 2020 del 0,20 al 0,23. Y entre febrero del 2020 y noviembre del 2020, se disparó al 0,39. Esa misma encuesta registró cómo los usuarios intermedios que usan las tecnologías digitales para propósitos de educación y participación, pasaron, entre febrero del 2020 a noviembre del 2020, del 27% al 36%. Y los usuarios avanzados que realizan transacciones, pasaron del 6% al 19% en ese mismo período.

El solo campo de la salud ha llevado a que la necesidad de escalar los monitoreos de las condiciones de la población respecto a la pandemia haya incorporado a la comunicación digital a una gran cantidad de personas que antes no se relacionaban con estos canales. Por este camino se acerca la Inteligencia Artificial, trayendo posibilidades que hoy parecen lejanas a la vida de las organizaciones y que hacen de la flexibilidad y de la capacidad de adaptación competencias centrales para cualquier organización en cualquier campo de la actividad en el que se desempeñe. Tecnologías que parecen lejanas comienzan a permear rápidamente a las organizaciones, tanto en sus procesos internos como en su interacción con sus públicos y usuarios. Estos procesos que han permeado la salud, la economía, la educación, el acceso a la información y las relaciones sociales y personales, abren la necesidad de considerar la conectividad y el acceso al internet como un derecho de todas las personas y, por lo tanto, a llevar la necesidad de la infraestructura de conectividad a ser una condición esencial de inclusión y desarrollo de cualquier territorio. Y esto representa todavía un gran desafío en nuestro país.   

Y necesariamente en el centro de este sistema dinámico se encuentra el talento de las personas, no solamente en lo que se refiere a cultivar y formarse en la compaginación de habilidades duras y blandas, sino hasta en la mirada del mundo y, finalmente, en una nueva cultura de actitudes, valores y comportamientos acordes con el interés planetario que se refleja en los Objetivos del Desarrollo Sostenible, para que sea viable la vida en el planeta, de la que depende la permanencia misma de nuestra especie.

En humanizar la 4ª Revolución Industrial, señala Santiago Pinzón, es en donde reside la clave de toda esta complejidad. En ese mismo sentido viene el aporte del profesor Pedro Benjumea, cuando asocia a este proceso una consigna formulada por los editores del libro "Converging technologies for improving human performance", que propone el optimismo tecnológico y la visión transhumanista. La Convergencia Tecnológica permite romper los límites humanos actuales y esta posibilidad se resume en que “si los científicos cognitivos lo pueden pensar, entonces la gente nano lo puede construir, la gente bio lo puede implementar y la gente info lo puede monitorear y controlar”. Y estas reflexiones conducen a una pregunta central por el talento humano como la condición indispensable, el centro y la clave, sin la cual nada de esto podrá desarrollarse en todo su potencial.

En ese sentido, Óscar Meza se refiere a la necesidad de una nueva caja de herramientas de pensamiento, con conceptos y competencias para la toma de decisiones y la orientación de los procesos a un ritmo cada vez más veloz, en el entorno de la Convergencia Tecnológica. Y también destaca en el mismo nivel de importancia el marco ético, para que la tecnología y la Inteligencia Artificial no contengan sesgos de discriminación por sexo, raza o extracción social. El Marco Ético propuesto para la Inteligencia Artificial en Colombia trabaja nueve puntos: la transparencia, la explicación de la Inteligencia Artificial, la privacidad, el control humano, la seguridad, la responsabilidad, la no discriminación, la inclusión y la prevalencia de los derechos de los niños y los adolescentes, en tres capas: los datos, los algoritmos y las prácticas. Esta es una conversación que hoy no se está dando con la fuerza que debería tener entre quienes trabajan en estas tecnologías en las organizaciones, aunque es una conversación que tiene una importante presencia en la academia.

Santiago Pinzón plantea cómo la ANDI le apunta a que haya más TIC. Pero en un sentido más complejo que expresa la suma de una “T”, tres “I” y cinco “C”. La “T” es el Talento de cada persona y de las personas trabajando en grupo; la primera “I” es la Innovación como la incorporación de nuevas soluciones; la segunda “I” es la Interoperabilidad, que se vea reflejada cada vez más en distintos niveles, como, por ejemplo, la interacción más rápida con el Estado, a partir de una identificación digital que permite tanto pagar impuestos como acceder a diferentes servicios; la tercera “I” es la Inteligencia emocional, que apunta a humanizar la tecnología para llegar a la inteligencia social, que construye empatía y comprensión mutua entre las personas. Las cinco “C”, por su parte, se refieren a la Cocreación, la Cooperación, la Colaboración y la Confianza, tanto entre las personas como en las transacciones digitales, y absolutamente toda la Creatividad.

Señala Santiago que se necesitan más TIC, pero esta versión de TIC más recargada y reforzada. Y es necesario llamar la atención sobre el hecho de que la gran mayoría de estas variables de las TIC reforzadas tienen que ver con competencias y capacidades humanas. Por esa razón, es prioritaria la humanización de las conversaciones sobre tecnología.  Solamente creando un nuevo contexto en la sociedad y en las personas, se podrá llevar a cabo una transformación digital en la que, de los factores necesarios para llevarla a cabo, la tecnología es solo una parte, que se compagina con la cultura, el liderazgo, el talento, la optimización de procesos y la regulación y desregulación inteligente. 

Y esta reflexión lleva nuevamente a la necesidad de una nueva mentalidad, en la que esta Convergencia Tecnológica permita enfrentar tanto los retos que tiene la agenda planetaria hoy, como las oportunidades de tener una vida amable y digna para todos, en los términos que han fijado los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

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 Conferencia # 5

Agrotecnología

Marzo 24 de 2021


Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=3HQHl3H15iQ


Desarrollo humano, sostenibilidad e innovación:

claves de la tecnología para el desarrollo agrícola

La Cátedra Universociedad, es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI Antioquia, que está dirigida a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas para abrir nuevos horizontes y a aprovechar oportunidades. En lo corrido de este año se han hecho ya tres sesiones: “Mujer y sociedad” acerca de la importancia de abrir los espacios para el gran potencial de aporte de las mujeres en la empresa y en la sociedad, “Convergencia tecnológica” para generar soluciones de alto impacto, y “Agrotecnología” sobre el papel que están jugando diferentes tecnologías en el desarrollo del campo, que se reseña en este artículo.

Para esta sesión estuvieron como expositores: el profesor de la Universidad Nacional Sede Medellín Walter Osorio, Ingeniero Agrónomo de esta misma Universidad, con Maestría de la Universidad de Hawaii en Agronomía y Ciencias del Suelo, con Doctorado en esta misma rama, Agronomía y Ciencias del Suelo, de la misma Universidad, y Director del Grupo de Investigación en Microbiología del Suelo; María Helena Latorre,  Directora Ejecutiva de la Cámara de la Industria de la Protección de Cultivos de la ANDI, quien es economista y psicóloga; y Jaime Carvajal Molina, Responsable de empleo, formalización y emprendimiento de Comfama y Coordinador del Capítulo Antioquia de la Coalición Nueva Economía para la Alimentación y el Uso del Suelo, quien es economista de la Universidad de Antioquia, con Maestría en Políticas Públicas de esta misma Universidad.

1.     Bio-fertilización y bio-control para una producción limpia

El profesor Walter Osorio expuso su proyecto de investigación enmarcado en la necesidad de avanzar hacia una agricultura limpia y sostenible mediante la aplicación de los microorganismos como un recurso biológico que abre la perspectiva al avance de la bio-fertilización y el bio-control. El profesor Walter explica el problema de los pesticidas en los siguientes términos: “El uso alto de pesticidas también nos va generando problemas serios de pérdida de diversidad en insectos polinizadores, y las abejas no son los únicos polinizadores. Ya muchos cultivos tienen que ser polinizados a mano porque ya no existen polinizadores naturales. También existen riesgos altos de toxicidad para los las personas que aplican esos insecticidas y hay residualidad de pesticidas en los productos que nosotros consumimos”.

Como alternativa se avanza en la investigación y la aplicación y uso de los microorganismos que permite evitar esos efectos problemáticos y lograr una mayor productividad aprovechando un recurso que ya está en el suelo que contiene una altísima diversidad de microorganismos, entre hongos, bacterias y algas. En un gramo de suelo se pueden encontrar hasta mil millones de microorganismos de 4.000 especies diferentes. Explica el Profesor Walter: “Uno de los que más estudiamos en el grupo de investigación son los hongos formadores de micorrizas. La micorriza es una asociación simbiótica entre raíces de las plantas y hongos, que permite que las plantas crezcan mejor, absorban más agua, absorban más nutrientes y que se puedan establecer para que finalmente sean más productivas”.

En el campo de la bio-fertilización se ha encontrado que la aplicación de los microorganismos a los suelos ayuda a disolver sustancias que nutren a las plantas pero que en la manera como se encuentran no fluyen hacia las raíces. Se encontró en el laboratorio que rocas fosfóricas con superficies homogéneas, al ser tratadas con microorganismos, los ácidos orgánicos de estos corroen esas superficies disolviendo el fósforo en los suelos para poder ser tomado por las raíces.

También se utilizan microorganismos para hacer el control biológico de plagas y enfermedades que atacan los cultivos, protegiendo los productos que se van a cosechar. El primer caso que explica el Profesor Walter es el del hongo Colletotrichum que causa una enfermedad de las plantas llamada Antracnosis. Ataca los cultivos de banano y causa efectos dañinos en el aguacate y el mango. La investigación ha permitido identificar unas bacterias que son antagonistas de este hongo, es decir, que impiden su desarrollo, que se denominan Bacillus Subtilis y Bacillus Amyloliquefasciens. Y se descubrió otro hongo que también es antagonista del que produce la enfermedad de la Antracnosis, que es el Trichoderma. Al aplicar estos tres organismos combinados se logra un control de esta enfermedad.

2.     Sistemas de acompañamiento integral para aumentar la productividad

María Helena Latorre de Procultivos de la ANDI, empieza señalando la importancia de atender unas brechas claves para construir una cultura de la competitividad y para aumentar el crecimiento anual y la productividad por hectárea de los productos que hoy le dan presencia al país en el mercado internacional. “Estamos hablando del 71% y son los cultivos de: flores, banano, café, y azúcar”. Y dentro de ese marco de la producción, señala cinco brechas estructurales que afectan la competitividad del país en materia agrícola:

·       Los bajos rendimientos en materia de productividad.

·       Costos altos de la mano de obra.

·       Mala calidad de la infraestructura de transporte.

·       Tenencia insegura de la tierra y el tamaño de la unidad agrícola familiar.

·       Baja inversión en investigación agrícola.

Y para abordar el tratamiento de esas brechas María Helena Latorre propone cambiar la mirada y aprender a encontrar las claves para nuevos caminos y alternativas. Y para lograrlo propone: Aumentar la productividad en cuanto a la cantidad de productos por hectárea, apostar a productos con un gran potencial de demanda en los mercados internacionales, e introducir un manejo agronómico disruptivo con nuevos procesos y nuevas relaciones entre los actores.

Sobre las oportunidades y posibilidades de aumentar los volúmenes de producto por hectárea, María Helena presenta un panorama comparativo con otros países en estos términos: “En el tema de productividades y rendimientos, en los cereales, por ejemplo, Colombia tiene una oportunidad de mejora muy grande en el sentido de que casi todos los países están hablando hasta de 78 toneladas por hectárea año en producción y en Colombia estamos hasta ahora en 55 toneladas por hectárea año. Es decir, que podemos lograr que los agricultores puedan producir en una hectárea más volúmenes, más fruto para poder vender más cantidad”. Y esto mismo vale para otros productos.

El siguiente punto para avanzar en el panorama es la oportunidad que representa estar en un entorno de una gran riqueza en biodiversidad para apostarle a nuevos cultivos. Procultivos contrató un estudio en este sentido que arrojó una priorización de productos por su atractivo comercial en el mercado internacional: palma africana, cacao, aguacate, piña, mango y caucho.

Pero este cuadro de mejoramiento necesita de estrategias integrales para la calidad de la producción. Y esto comprende dos caminos. Uno es CuidAgro que se dedica a las tecnologías de protección de defensa de los cultivos de plagas, enfermedades y malezas, y al manejo de paquetes tecnológicos con buenas prácticas agrícolas. El otro es Mentes Fértiles que aplica tecnologías para desarrollar una fertilización inteligente de los cultivos, dentro de estándares y metodologías internacionales que permiten hoy estar en los mercados de 50 países.

Otro paso adelante es la experiencia denominada Manejo Agronómico Disruptivo, que es un esquema integral de intervención para llegar a los pequeños agricultores, que representan el 81% de todas las Unidades Productivas Agrícolas, buscando el aumento de la productividad y de la calidad, de acuerdo a estándares certificados nacional e internacionalmente para cuidar la salud y el medio ambiente.

3.     Sostenibilidad para la producción y el consumo de alimentos 

Jaime Carvajal Molina desde el capítulo Antioquia de la Coalición Nueva Economía para la Alimentación y el Uso del Suelo, plantea que tiene como propósito la transformación de los sistemas de producción y consumo de alimentos de tal manera que contribuyan a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y los Acuerdos de París sobre el calentamiento global y la huella de carbono. La Misión de la Coalición se resume en cuatro puntos:

·       Proteger y restaurar los recursos naturales y ecosistemas.

·       Construir una economía rural más resiliente y próspera (productores y familias).

·       Cambiar los sistemas de alimentación y uso del suelo para transformarlos en sumideros netos de carbono.

·       Buscar una manera más saludable y con menos desperdicios para alimentar a más de nueve mil millones de personas para el 2030.

Desde un diálogo permanente entre actores públicos, privados y de la sociedad civil, se ha formulado una Hoja de Ruta que consta de cuatro pilares estratégicos: territorios y sistemas acuáticos productivos y sostenibles; mercados y emprendimientos conscientes y con propósito; comida sana y saludable con menos pérdida y desperdicio de alimentos; Innovación, ciencia, tecnología y educación.

Y estos pilares estratégicos están soportados en unos pilares transversales a los procesos que son: comunicación y cambio de comportamientos, gobernanza, seguimiento y monitoreo, y financiación innovadora.

Avanzar en esta Hoja de Ruta exige enfrentar y darle manejo a las condiciones que tiene Antioquia, que plantean grados de dificultad para alcanzar los propósitos que busca la Coalición. Las condiciones que se han identificado en este sentido son: concentración de los programas educativos en el Valle de Aburrá, baja apropiación tecnológica en el Departamento para las prácticas tecnológicas, y poca investigación asociada a temas regenerativos.

También se parte de la consideración de que cualquier apropiación de una nueva tecnología está mediada por el grado de educación o capacitación de la población, que en algunos casos es hasta de analfabetismo. Otra reflexión importante es que las técnicas tradicionales campesinas, que han resuelto problemas a través del tiempo son un patrimonio inmaterial que es susceptible de ser incorporado. Pero también transformar prácticas nocivas para el medio ambiente como es la tala permanente de bosque como única alternativa al aumento de la rentabilidad.

Las miradas del Profesor Walter Osorio desde la Universidad Nacional, de María Helena Latorre desde la Cámara Procultivos de la ANDI y de Jaime Carvajal desde la Coalición Nueva Economía para la Alimentación y el Uso del Suelo, comparten una mirada en la que se destaca que la tecnología, lejos de ser un tema mecánico de instrumentos, es fundamentalmente un proceso humano y social, que comprende capacidades y competencias de las personas, la investigación y producción rigurosa de conocimiento, la articulación de los actores públicos, privados, sociales y académicos en un tejido social sólido y dinámico que crea unas condiciones que arrojan resultados, y sobre todo, que está animado por la inspiración de que un mundo mejor para todos es una posibilidad al alcance.


Conferencia # 6

Capitalismo consciente

Abril 28 de 2021



Capitalismo consciente: el papel de las empresas en la construcción de sociedad

La Cátedra Universociedad, es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI Antioquia, que está dirigida a la comunidad en general y en particular a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas para abrir nuevos horizontes y a aprovechar oportunidades. Desde su inicio se han hecho ya seis sesiones: “Sostenibilidad”, “Innovación”, “Mujer y sociedad”, “Convergencia tecnológica”, “Agrotecnología” y “Capitalismo consciente” sobre la construcción de equidad y sostenibilidad desde las empresas, que se reseña en este artículo.

Para esta sesión estuvieron invitadas: María Luisa Zapata, responsable de Gerencia Social y Relaciones Internacionales de Comfama; Catalina María Martínez, Directora de la Fundación ANDI y Gerente de Arquitectura Social de la ANDI; Liliana Gaitán, Profesora de la Escuela de Minas de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín; y Laura Gallego, Directora de Desarrollo Económico y Social de Proantioquia.

1. ¿Qué es el Capitalismo consciente?
María Luisa Zapata abrió esta sesión ubicando la encrucijada del capitalismo de cara al panorama de crisis globales que atraviesan hoy el mundo, en lo que se refiere a las inequidades sociales y territoriales, así como a los daños al medio ambiente. Cuando se habla de estos grandes problemas, todos voltean a mirar al capitalismo y lo asocian con estas situaciones. Pero al mismo tiempo, es el sistema que ha permitido avances sin precedentes en la historia, que han cambiado el sentido de lo que es la calidad de vida para amplias capas de la población. Esta tensión interna del capitalismo ha llevado a que hoy haya en el mundo empresarial una corriente que busca repensar las lógicas del funcionamiento del sistema desde su unidad básica que es la empresa, así como desde la consideración de que el capitalismo no es un mecanismo inexorable movido por fuerzas ciegas, sino que las personas en la sociedad, en las empresas y en el Estado, tienen la capacidad de orientarlo y modelarlo para la busqueda de soluciones a los problemas de la época y para la construcción de bienestar para toda la sociedad. Pero esto requiere de importantes cambios de paradigmas culturales y mentales en toda la sociedad.

A partir de los trabajos de un equipo de economistas y pensadores liderados por Raj Sisodia, se plantea el Capitalismo consciente como la posibilidad en las empresas de generar valor para toda la sociedad y no solamente para los socios o accionistas, en tanto es capaz de cambiar las premisas del desarrollo, para que lo que es fuente de problemas sea fuente de soluciones para el entorno social. Y para poner en marcha un proceso de estas características propone cuatro atributos que se combinan para hacer una empresa consciente:
Tener un propósito elevado en cuanto a su aporte a la sociedad.
Hacer una integración con todos los actores de su entorno social y económico para establecer relaciones en las que todos ganan.
Cultivar liderazgos empresariales conscientes y sensibles que orienten a sus equipos a la construcción de valor colectivo desde una comprensión integral de la realidad.
Promover una cultura empresarial consciente basada en la horizontalidad para la cooperación, el valor de la diversidad y el aprendizaje permanente.
Y estos puntos son válidos para la pequeña y la gran empresa. Hacer las cosas bien en la sociedad es el camino para que le vaya bien a la empresa.
 
2. La competitividad inclusiva
Catalina María Martínez continuó con esta reflexión fijando la orientación institucional que ha trabajado la ANDI: “La Fundación ANDI se ha dedicado desde el año 2014 a rediseñar e implementar su estrategia en donde el centro está orientado en la inclusión y en la reconciliación como meta de mediano plazo, en el marco de una sociedad que tiene una marcada inequidad y distancia en las oportunidades que se pueden aprovechar por parte de todos los ciudadanos.”

Desde este propósito y para que las empresas se aproximen a lo social, se propone la aplicación de tres criterios:
Desarrollar una Gestión Social alineada con la estrategia de negocio.
Ser pertinentes y sostenibles en la busqueda de transformaciones sociales.
Mejorar la competitividad y tener un impacto medible.
La ANDI considera que los negocios con futuro serán aquellos que sepan incorporar esta nueva mentalidad sobre la gestión empresarial.

A partir de estos criterios, la Fundación ANDI ha condensado en tres categorías las maneras cómo las empresas pueden acercarse a los temas sociales.
La línea tradicional de donaciones con objetivos sociales donde caben todas las acciones de filantropía y de inversión social privada.
La gestión de impactos y oportunidades generados por el negocio que se enmarca en lo que son todas las agendas de Responsabilidad Social Empresarial, ciudadanía corporativa y sostenibilidad ambiental.
La creación de nuevos negocios de alto impacto social mediante emprendimientos e inversiones de alto impacto en la población a través de esquemas de negocios inclusivos.

Todos estos elementos se concretan en un sentido preciso de la inclusión desde las empresas que se define como “Generar oportunidades para que la población vulnerable pueda tener la posibilidad de generar ingresos y desarrollar una vida digna”. Sobre estas bases se materializa la competitividad inclusiva fundamentada en el concepto de Valor Compartido, en el que la operación de la empresa simultaneamente logra el retorno de la inversión, crea valor para la sociedad a través de impactos sociales y ambientales y genera innovación para incrementar el alcance y la escala de sus impactos en el entorno, haciendo de la inclusión una estrategia que trae beneficios directos e indirectos a las empresas y las comunidades.

Algunos casos que desde la ANDI representan avances en este sentido son:
PREBEL emplea personas con discapacidad en diferentes áreas beneficiando a 50 familias.
Nacional de Chocolates con asociaciones de cacaoteros de San Vicente de Chucurí con asistencia técnica para fortalecer capacidad productiva y mejorar ingresos de pequeños productores.
Juan Valdez compra a familias vulnerables víctimas del conflicto.

3. El desarrollo humano en las empresas
La profesora Liliana Gaitán inició su reflexión llamando a detenerse en el ser humano que hay en las empresas y la importancia de trabajar sobre esa conciencia de lo humano en las organizaciones. A artir de una reflexión de Leonardo Boff en su libro “El Cuidado Esencial”, parte de considerar el trabajo como un espacio de encuentro con otro en clave de una concreción del amor. Se trata de un encuentro que hace posible un cambio en cada uno a partir de incorporar la mirada del otro, para crear una organización que es consciente desde adentro, como condición para poder ser una empresa que sea un agente transformador de la sociedad. Y esto requiere, en palabras de Liliana, “Una inteligencia emocional formalmente desarrollada al interior de la organización, que se ocupe desde el área de gestión humana o de desarrollo humano, de lograr tener personas altamente inteligentes
 
desde lo emocional, con habilidades de comunicación, que acompañan, desarrollan, colaboran y se conectan con los otros”.

Y para construir ese ambiente en el que la organización es un medio para la transformación humana, la propuesta es activar el intravoluntariado desde liderazgos con una inteligencia emocional sólida, que ayudan a trabajar las dificultades de relacionamientos y a acompañar a cada uno para que entre todos se logre el cumplimiento de metas.

Liliana explica cómo se concreta en una iniciativa académica: “La Facultad de Minas, de manera particular, ha venido trabajando en algo que hemos llamado El manifiesto de ingeniería para la vida. Si estamos hablando de organizaciones conscientes de lo humano, pues esta Facultad tiene que ser consciente de lo humano y en este manifiesto la Facultad plantea que fomentará un liderazgo institucional hacia un cambio de perspectiva que tenga foco en la sustentabilidad de la diversidad y en el bienestar de los sistemas naturales y sociales que habitan los territorios”.

4. Empresas que construyen Valor Público
Laura Gallego planteó cómo en las conversaciones entre las empresas que conforman Proantioquia, se está planteando, a partir de la definición que propone María Mazzucato, que la construcción de Valor Público no es una tarea solo de los actores del sector público o de las instituciones públicas, sino que también las empresas tienen un rol muy importante en la construcción de este valor, en la construcción o la colaboración entre el sector público y el sector privado para la solución de problemas y para construir bienestar en la sociedad. Las empresas son actores relevantes en su entorno que tienen una tarea fundamental en la solución de problemas sociales.

Sin embargo, el Valor Público, en estos términos, también tiene que ver con la manera como se incide en la construcción de confianza, que es un elemento central para el fortalecimiento del tejido social. Y ahí hay un gran reto. Una encuesta del Centro Nacional de Consultoría realizada en febrero del 2020, refleja algunos elementos que ha generado mucha reflexión interna en términos de ¿entonces qué hacemos? ¿Qué hacemos distinto? Y es por estos resultados: solo el 39% de los colombianos piensa que los empresarios han ayudado a promover la paz y a superar la violencia; solo el 34% cree que se puede contar con los empresarios en momentos de crisis o de emergencias; el 50% cree que enfrenta los problemas del país los empresarios han sido indiferentes. En el Barómetro de la Reconciliación, el 83% confía poco o no confía en los empresarios del país y solo el 31% considera que los empresarios están colaborando con la pandemia.

Entonces, plantea Laura que “la gran pregunta que tenemos que hacernos es dónde estamos y cómo entendemos el rol de las empresas, si consideramos que las empresas son actores claves para alcanzar grandes metas públicas. Por eso hoy estamos hablando de transitar de la filantropía de respuesta, como un nivel básico de acción empresarial, que ha estado históricamente delegada a las fundaciones empresariales y de un nivel intermedio de inversión social estratégica desde las áreas de sostenibilidad, hacia una inversión social transformativa que nosotros denominamos un nivel alto de acción empresarial, porque es compaginar la inversión con la construcción de futuro. El reto es alinear las inversiones de las empresas con acciones que le permitan a Colombia superar los grandes problemas que deslegitiman el capitalismo: la inequidad en el acceso a los servicios de educación y salud, trabajar por la equidad de género, trabajar por la inclusión, trabajar por la diversidad, la desigualdad y la pobreza, por el empleo y la educación de calidad. Eso implica construir una visión de futuro y definir una ruta en construcción para ese futuro.

Ejemplos del camino que se empieza a recorrer en este sentido son:
Proantioquia con la Consejería para la estabilización del posconflicto, donde confluyen diferentes entidades construyendo un modelo integral para la reincorporación social y productiva de las personas desmovilizadas, en el predio Taparales de Dabeiba.
El grupo Sura viene trabajando en una estrategia de diálogo social y de conversación para actuar juntos, con sus grupos de interés, sus empleados, su equipo de trabajo, pero
 
también una estrategia de conversación pública de país acerca de cómo contribuye la empresa a construir futuro.
Grupo Argos: Programa “Creamos valor social” iniciativa para profundizar y visibilizar el rol social de la empresa orientada a brindar oportunidades y aportar a la reactivación económica del país.

Conferencia # 7

Ciudades inteligentes

Mayo 26 de 2021



Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=DujU0S3yzqM 

CIUDADES INTELIGENTES PARA LA INTEGRACIÓN TERRITORIAL Y LA CALIDAD DE VIDA 

La Cátedra Universociedad es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI, Seccional Antioquia, la cual está dirigida a la comunidad en general y en particular a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y aprovechar oportunidades. Desde su inicio se han hecho ya seis sesionessobre “Sostenibilidad”, “Innovación”, “Mujer y sociedad”, “Convergencia tecnológica”, “Agrotecnología”, “Capitalismo Consciente” y, la última, “Ciudades Inteligentes”, la cual se reseña en este artículo. 

Para esta sesión estuvieron invitados: Fabián Beethoven Zuleta, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín; Eduardo Bobadilla, ingeniero eléctrico y electrónico del Instituto Tecnológico de Monterrey, director tecnológico de la empresa OrkanTek; y Enrique León, ingeniero electrónico y de comunicaciones de la Universidad Tecnológica de México, Consultor Senior en Industrias 4.0 del Centro de Tecnologías de Antioquia. Todos ellos, desde sus campos de conocimiento y experiencia, trabajan en hacer posibles las Ciudades Inteligentes. 

¿Por qué las Ciudades inteligentes? 

Las ciudades latinoamericanas enfrentan hoy desafíos globales sin precedentes. La concentración de la población en zonas urbanas avanza de manera acelerada. Según datos del Banco Mundial sobre las tendencias de hoy, para el año 2050, 7 de cada 10 personas vivirá en zonas urbanas. 

Esto implica un reto de sostenibilidad de los territorios, en cuanto a su capacidad de soporte con los recursos naturales y antrópicos disponibles para proveer de las condiciones de agua, aire, espacio público, movilidad, sanidad, equipamientos, educación y actividad económica, necesarios para esos niveles de concentración de población. Y, además, supone también un desafío enorme contar con la institucionalidad pública y privada necesaria para la organización y administración de las dinámicas urbanas y la organización de la vida social de poblaciones que se cuentan por millones. En cuanto a sostenibilidad ambiental, las ciudades representan más del 70% de las emisiones mundiales de carbono y entre el 60% y el 80% del consumo de energía. 

Frente a la magnitud y la urgencia de este desafío, los gobiernos, la academia y las empresas se orientan hacia la búsqueda de alternativas para el manejo de la complejidad de los niveles y los aspectos que implica, mediante la articulación de conocimiento, tecnología y capital social hacia soluciones integrales. Y en ese camino se ha llegado al concepto de Ciudades Inteligentes, que abre hoy un horizonte para asumir este futuro inmediato. 

¿Qué son las Ciudades Inteligentes? 

Cada uno de los invitados planteó miradas coincidentes al responder esta pregunta. Desde su propia experiencia y enfoque, propusieron elementos que permiten una mirada panorámica de lo que son las Ciudades Inteligentes. En palabras del profesor Fabián Zuleta: “Es una ciudad o área metropolitana que se transforma de manera eficiente hasta alcanzar sus objetivos sociales, económicos y ambientales, integrando soluciones tecnológicas innovadoras (TICs) e infraestructuras en los diversos escenarios urbanos, con una amplia participación ciudadana, creando las bases de un ecosistema de negocios, a partir de la implementación de proyectos piloto a gran escala para su posterior expansión”. Y sobre esta definición se refirió a cómo el concepto de Ciudad Inteligente puede ser un orientador de procesos de planificación del territorio a largo plazo, tal como se aplicó en la formulación del Plan Territorio Inteligente y Sostenible 2030, para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. 

El ingeniero Eduardo Bobadilla, por su parte, señaló: “Dentro del concepto de Ciudades Inteligentes, hay un fundamento que es lo que nosotros conocemos como servicios a la ciudad, donde radica la fuerza de la Ciudad Inteligente a nivel tecnológico. Porque con los servicios a la ciudad se accede mucho más fácil a la tecnología y a la conectividad, debido a que se democratiza mucho más fácil esta conectividad a través de dispositivos de sensores. La Ciudad Inteligente es un concepto que hoy en día está evolucionando hacia lo que es la sustentabilidad y la circularidad. El tema de Ciudad Inteligente también se basa en otro concepto que es el Internet de las Cosas, que significa conectar y llevar la información a lugares para la toma de decisiones y poder optimizar y llevar soluciones para los servicios a la ciudad”. 

El ingeniero Enrique León resaltó el hecho de que “Partiendo del témino en inglés Smart City, el término Smart utiliza otros matices adicionales que aplican muy bien a un territorio o una ciudad y va un poquito más allá: utilizar la inventiva, utilizar los recursos que tenemos a la mano, tener un plan de acción inmediato y, sobre todo, tener soluciones sofisticadas o que tienen cierta elegancia”. Y desde este marco hizo todo el énfasis en que “la persona es la pieza central de una Ciudad Inteligente. Solamente puede llamarse un territorio inteligente, si tiene como prioridad la mejora de la calidad de vida y el bienestar de la gente.” Y de estos elementos él desprende que la inteligencia de las ciudades no reside tanto en la tecnología de sus instrumentos, como en la calidad de sus propósitos para el desarrollo del territorio y el bienestar de sus habitantes. 

 ¿Cómo se hace realidad una Ciudad Inteligente? 

Hacer realidad la Ciudad Inteligente para darle manejo a los desafíos urbanos de hoy parte de concretar las áreas de intervención y de aplicación en el territorio. El profesor Zuleta compartió su experiencia con el Plan Territorio Inteligente y Sostenible para el 2030, para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en el que se trabajaron seis áreas de aplicación de las tecnologías y generación de nuevas infraestructuras, las cuales son: urbanismo y cambio climático, gestión de la edificación inteligente, eficiencia hídrica y energética, gestión de los residuos, movilidad, y participación ciudadana. Y estas áreas, a su vez, son transversales e involucran en sus procesos a seis ámbitos de la vida de la gestión de la ciudad: gobierno, economía, ciudadanía, sostenibilidad, movilidad y bienestar. 

En un sentido muy próximo al presentado por el profesor Zuleta, el ingeniero León citó el modelo de abordaje basado en la propuesta del Centro de Investigación español Tecnalia, que propone seis dimensiones, con ejemplos de sus posibilidades: el medio ambiente, que se aplica al manejo de temas como las zonas verdes y a reducir las emisiones contaminantes; la movilidad, con el manejo del transporte público con sus sistemas integrados, las zonas y horarios de carga y descarga, la semaforización inteligente y los sistemas de bicicletas públicas; el bienestar, al definir, por ejemplo, cómo se está atacando la pobreza; la economía, desde el manejo de impuestos y la atracción de inversiones hasta crear una economía digital creativa y circular, que aglutine lo urbano y lo rural; la gobernanza, al mejorar la transparencia y la apertura de datos; y la ciudadanía, al trabajar para mejor educación, salud y cultura. 

El ingeniero Bobadilla destacó: “El Internet de las Cosas hoy es una realidad en Colombia, dándole soluciones a la medición de agua y de energía eléctrica y las empresas de gas están mirando hacia allá. Y de ahí se empiezan a ligar soluciones de conectividad de luminarias públicas y de una optimización en la operación de la recolección de basura, impactando en el capital humano de la propia compañía y en el capital social, porque, obviamente, la basura es un problema muy importante en las ciudades”. 

La gestión del conocimiento y la tecnología en las Ciudades Inteligentes 

El conocimiento experto que se activa en un proceso de construcción de una Ciudad Inteligente es una condición esencial para alcanzar resultados y transformaciones reales que respondan a los desafíos de los procesos de urbanización. Y el primer rasgo de ese proceso es la transdisciplinariedad de las ciencias. Así lo explicó el Profesor Fabián Zuleta: “Las ingenierías todas: de la electricidad, de la mecánica, de la ingeniería civil, de la agronomía, así como las ciencias sociales, se caracterizaron todas por ser de ámbitos disciplinares muy propios, muy delimitados. Ahora comienzan una transformación hacia un modelo con los términos de la interdisciplinariedad, del conocimiento colaborativo, en donde las ciencias informacionales van a generar una especie de vínculo sináptico de conectividad muy fuerte de los saberes hacia sus aplicaciones en el mundo empresarial, en el mundo productivo, en el mundo del trabajo”. Y complementó con una reflexión acerca de la manera como la crisis del coronavirus llevó a una rápida apropiación del conocimiento informático y del uso de la conectividad, que ha propiciado que se dé un paso adelante en la constitución de un ecosistema de datos abiertos en los servicios de salud, educación, cultura, entre otros, al que acceden entidades públicas, privadas y sociales. 

El ingeniero Enrique León también resaltó el papel del conocimiento, en estos términos: “Las ciudades inteligentes utilizan mucho el conocimiento, yendo más allá de lo que son los puros datos o la información y activando el conocimiento de la gente, de las instituciones, de las universidades, de las empresas y de los colectivos. Apuntando a que este conocimiento debe ser intensivo y, sobre todo, lo que persigue es que las ciudades puedan ser sostenibles a nivel económico, ambiental y social”. Y en ese marco propuso nueve roles que debe cumplir la tecnología: toma de decisiones rápida basada en datos; intervenciones efectivas y medibles; modelos participativos de gestión; entornos de formación avanzados; integración y protección de colectivos; soporte a las apuestas productivas; innovación abierta internacional;seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible; y trabajo en red. 

El ingeniero Eduardo Bobadilla, por su parte, resaltó la importancia de los servicios a la ciudad como el campo que facilita la interoperabilidad entre sistemas, basada en la confluencia entre el Internet de las Cosas y la Inteligencia Artificial, que está llevando las soluciones para los servicios a la ciudad a un siguiente nivel. Y, finalmente, hizo dos anotaciones para la gestión de tecnologías: “Hoy en día los protocolos de Internet de las Cosas basados en el estándar de ‘Baja Potencia y Amplias Áreas’, en inglés Low Power Wide Area, brindan una facilidad para poder conectar diferentes tipos de dispositivos que dan servicios a la ciudad, y que han permitido eficiencias operativas en las aplicaciones de Ciudades Inteligentes”. 

Y la última es la recomendación a tener una mirada de lo que él llama agnosticismo tecnológico: “Debe existir el estudio previo para poder determinar qué protocolo de Internet de las Cosas es el que se debe usar. No solo tratar de conectar todo con un solo protocolo. Hoy en día lo vemos y lo vivimos mucho en Latinoamérica, que muchas compañías quieren conectar todo con un mismo protocolo, y eso, desde nuestro punto de vista, es un error porque no todas las tecnologías de IOT están hechas para todo”. 

Conclusión 

En el balance final, todos coincidieron en que el sentido del proceso tecnológico es apuntar integralmente en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, a la convivencia y el desarrollo sostenible. Esto supone un reto inmenso en el cambio de paradigmas culturales de la política y de la economía, así como del papel de la ciencia y la tecnología en la sociedad, para que se dé una adecuada apropiación y uso social extendido de las oportunidades y posibilidades de lo que son las Ciudades Inteligentes para el desarrollo sostenible de los territorios y el bienestar. Así como para el pleno ejercicio de las potencialidades y capacidades que hay en cada persona. 

Redacción: Unimedios UNal Medellín


Conferencia # 8

Experiencias de empresas con capitalismo consciente

Junio 30 de 2021

Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=blwyjLVdxsg

EMPRESAS COMPROMETIDAS CON LAS PERSONAS, CON LA SOCIEDAD

Y CON EL PLANETA

 

La Cátedra Universociedad es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI, Seccional Antioquia, la cual está dirigida a la comunidad en general y en particular a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y  aprovechar oportunidades. Desde su inicio se han hecho ya ocho incluyendo esta, sobre “Sostenibilidad”, “Innovación”, “Mujer y sociedad”, “Convergencia tecnológica”, “Agrotecnología”, “Capitalismo Consciente”, “Ciudades Inteligentes” y, la última, “Experiencias empresariales de Capitalismo Consciente”, la cual se reseña en este artículo.

 

Para esta sesión estuvieron invitadas: Luz María Jaramillo Domínguez Co-fundadora y Presidenta de Pavimentos Colombia S.A.S y una destacada voz de la causa de las mujeres en escenarios internacionales; Yanet Londoño Diosa, Presidenta Ejecutiva C.I. HERMECO S.A. Off Corss, quien además de una destacada líder del gremio textil confección, dedica su inteligencia y sensibilidad a construir aquí y ahora un mejor planeta para los niños, las niñas y los jóvenes; Camilo José Abello Vives, Director Senior de Sostenibilidad del Grupo Argos S.A. es estratega de las políticas de compromiso social y sostenibilidad de Argos en los territorios y con las comunidades en donde trabaja.

 

Escuchar a estos tres invitados es comprobar una vez más la importancia de los saberes y conocimientos que se construyen en espacios de la sociedad y complementarios a la academia, en este caso en las empresas y la importancia de los diálogos con la universidad para darle una mayor proyección a todos estos aprendizajes sociales en beneficio del avance de la sociedad en la atención a los retos de la época.

 

Pavimentos Colombia

Cuando Luz María Jaramillo se refiere a la responsabilidad social y al ejercicio de un Capitalismo Consciente en Pavimentos Colombia, expresa un testimonio de vida que va más allá de una política empresarial. “Hace 52 años mi esposo y yo teníamos un sueño, nos casamos y empezamos a realizar ese sueño. Ese sueño era tener una empresa que fuera justa y sostenible. Es decir, nosotros empezamos con capitalismo consciente. Hicimos una alianza que yo llamaría de éxito, porque él era ingeniero civil y yo trabajadora social. Pero estábamos muy seguros de que así tuviéramos la ingeniería, las mejores máquinas, todo lo que quisieran, sino teníamos un equipo humano maravilloso, consciente, que quisiera hacer país, que estuviera entregado, que estuviera bien capacitado, que tuviera conciencia de Colombia, no ibamos a tener nada”.

 

Desde esta forma de concebir su proyecto de empresa como un proyecto de vida para todas las personas con quienes se iban a relacionar desde esta, pusieron en marcha unos principios orientadores de ese compromiso, que luz María explica en estas palabras: “La responsabilidad social la cumplimos en 3 áreas: primero que todo, en el interior de nuestra empresa; segundo, por cómo nosotros construimos las carreteras por dónde vamos pasando; y tercero, lo hacemos con el medio ambiente”.

 

Para el personal de la empresa en todos sus niveles se tiene como prioridad estratégica la salud para los empleados y sus familias. “Tenemos una medicina prepagada para todos con una muy buena cobertura, en la que la empresa asume desde un 30%, un 50% o un 70% según el nivel de ingresos del empleado”. También está en ese mismo nivel de prioridad la educación y la capacitación y así lo explica Luz María: “Tenemos educación y capacitación, pero estamos muy conscientes de que no solo es para nuestros colaboradores, sino que tenemos que acudir a la familia porque recordemos una cosa: si la familia está educada, ellos pueden hacer patria, pueden ser mejores ciudadanos”. También se apoya a los empleados en la adquisición y mejoramiento de la vivienda a través de créditos sin interés y en el caso de las mejoras, accediendo a materiales al bajo costo que le dan los proveedores a la empresa por ser un gran comprador. También destaca Luz María la importancia de la equidad de género dentro de la empresa: “Cuando empezamos éramos mi esposo y yo, entonces 1 y 1. Pero ahora tenemos en la Junta Directiva mitad y mitad. En toda la parte que producen estrategias, que son gerenciales, tenemos al 50% y dentro de nuestro nivel operativo ya tenemos muchas mujeres en las carreteras”.

 

De cara a la sociedad el criterio orientador son los Derechos Humanos para mejorar la calidad de vida de las comunidades por donde la empresa pasa, como expresión del respeto y la solidaridad. Luz María narra como este criterio se vuelve realidad: “Cuando vamos pasando por las carreteras, nosotros encontramos muchas escuelitas y lo primero que les hacemos es que les ponemos agua potable, les arreglamos las baterías de baños y les arreglamos las aulas”.

 

En el cuidado del medio ambiente hay unos procedimientos establecidos por la empresa para hacer reforestación y un uso del agua que implica aprovechamiento y reutilización de las aguas lluvias para dismunuir al máximo el uso del agua de los acueductos. Señala Luz María: “Estamos tratando de siempre limpiar nuestra huella de carbono y tenemos un consumo muy racional de la energía en los proyectos, en los que siempre tenemos páneles solares. Los sabemos instalar, los sabemos manejar y lo hacemos bien”. En la Guajira se adelanta un proyecto en el que la empresa ha recuperado más de 2.000 toneladas de residuos movilizando a las mujeres y a las escuelas, generando cambios en la calidad de vida que Luz María describe así: “Hubo épocas en que había 8 flamencos en la parte donde empezamos. Pues ahora hay hasta 3000, 4000 flamencos porque está limpio, porque hay comida. Y ha mejorado la salud pública, ha mejorado el ecoturismo, han mejorado miles, miles y miles de cosas”.

  

Off Corss

Yanet Londoño habla no solamente desde la perspectiva de ser Presidenta de la empresa, sino de ser una dirigente gremial del sector textil confección. Por eso su mirada es de conjunto y consciente de un entorno de esfuerzos y talentos que hacen posible todo lo que hace su empresa. Y señala la cultura de la organización como su punto de partida: “No se puede abordar un ejercicio de empresa consciente sin tener una cultura corporativa que lo acompañe. Entonces en nuestra organización Off Corss lo que queremos es niños felices, niños apasionados, queremos que todos los niños de Colombia puedan sentirse acogidos por la moda, acogidos por la diversión, acogidos por momentos confortables. Nos hemos declarado como una compañía que quiere ser la primera compañía sostenible del sector textil con una huella de carbono neutro y aportar un 1% de sus ventas al bienestar de los grupos de interés”.   

 

El modelo de cultura de Off Corss se basa en tres principios que son: la integridad, el respeto y la pasión. La innovación orientada hacia esos valores del Modelo de Cultura de Off Corss apunta a que todo su sistema esté conformado por organizaciones conscientes que perduren en el tiempo y que tengan que reinventarse y renovarse ante las nuevas tendencias. Explica Yanet: “Este modelo de Cultura tiene que estar acompañado de dos pilares fundamentales en la comunicación y el estilo de liderazgo. Cuando hablamos del estilo de liderazgo en la organización, queremos seres humanos con sentido y proyecto de vida. ¿Qué significa esto? Que nosotros tenemos que liderarnos a nosotros mismos para ser felices y exitosos. ¿Qué es el liderazgo de sí mismo? Significa empoderamiento, autoconocimiento, autogestión, y que el relacionamiento con los demás debe ser con empatía. Y necesitamos hoy en día tener una comunicación mucho más asertiva, con sentido, que sea oportuna, que sea clara y transparente y que sea incluyente y cercana. Creo que con estos pilares estratégicos y con este modelo de Cultura, le estamos apuntando a esa organización consciente”.

 

Los hechos y resultados de este modelo de Cultura se traducen en practicas corporativas concretas de contribución a la sostenibilidad ambiental, al beneficio de grupos sociales vulnerables y al beneficio de las personas que hacen parte de la organización en todos sus niveles. Así lo explicó Yanet: “Hemos trabajado en generar una moda que sea sostenible, el sector textil es quizás el segundo sector más contaminante que existe en el mundo y por eso nos hemos dado a la tarea de trabajar mucho en decirle sí al planeta. Entregarles a los niños un planeta mejor. Y para poder hacer esto, pues tenemos que tener dentro de nuestra estrategia un proceso productivo donde nuestras colecciones puedan tener materiales que sean amigables con el medio ambiente. Ahí les contamos que Fabricato es uno de nuestros principales proveedores de telas y como ustedes saben, viene trabajando todo el tema de ahorro de agua, de limpieza del agua y de generación energética”.

Las acciones de responsabilidad se proyectan no solamente hacia quienes hacen parte de su organización, sino también en acciones de beneficio para todo el tejido empresarial de aliados y franquiciados. Yanet las explica asi: “Frente a la pandemia logramos comprar 5.090 dosis para vacunar a 2.545 colaboradores de 18 compañías”.  Sobre otras acciones para beneficiar a sus empleados Yanet cuenta que: “Hemos lanzado un fondo de empleados este año donde podemos llegar a ofrecerles un crédito con un menor costo porque muchos de nuestros colaboradores son de escasos recursos. De los empleados nuestros solo el 22% tiene casa propia, entonces poder a través del fondo de empleados, empezar a generar ese cierre de brechas en lo que es tener su vivienda propia”.

 

Grupo Argos

Camilo José Abello explicó la manera en que el Grupo Argos aplica el principio de crear valor social a través de la operación de una organización compleja que desarrolla tres grandes negocios estratégicos, como son el cemento y el concreto a través de Cementos Argos con presencia en 17 países, la generación de energía electrica con Celsia en 4 más y la construcción y administración de infraestructuras con Odinsa y Opain también en otros 4.

 

Camilo explicó como hoy el grupo empresarial está sustentado en la estrategia corporativa, que es distinta a la estrategia competitiva. La estrategia corporativa es una sola y abarca todo el universo de compañías del Grupo Argos. La estrategia competitiva depende de la naturaleza de cada uno de los negocios y de la particularidad de cada región en donde opera. En sus palabras: “La estrategia corporativa para todo el grupo está sustentada en sus pilares, el primero es la visión de sostenibilidad concebida como las prácticas que hacen que la compañía perdure en el tiempo. El otro pilar que sustenta el principio de actuación corporativa se puede resumir en la integridad, en hacer las cosas bien, de la forma correcta.  Y tiene un principio también como valor corporativo general para toda la organización y es la trascendencia. Y ahí es donde este principio se une con la visión de capitalismo consciente, porque para nosotros la trascendencia es ir un poco más allá; es no solamente generarle valor económico a nuestros accionistas, sino, al mismo tiempo, generándole valor a la sociedad y eso significa trascender”.  

 

Estos principios que orientan su estrategia corporativa se traducen en indicadores que establecen metas medibles y en actuaciones tangibles de la operación de sus negocios. Ejemplos que presentó Camilo: “En materia de cambio climático, tenemos metas de reducción de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Hemos fijado una meta al 2030, una reducción del 46% de nuestras emisiones. Tenemos una estrategia de compensación voluntaria para poder sembrar árboles que permitan capturar los gases de efecto invernadero que no podemos reducir o mitigar porque el Estado del arte de la tecnología y la innovación todavía no llega y en ese proceso de compensación voluntaria hemos logrado sembrar más de 8 millones de árboles, que representó un inventario forestal de 3000 hectáreas. Tenemos metas dentro de este principio de operación responsable de reducción del consumo de agua proyectada en todas las compañías del grupo. Tenemos metas en la seguridad industrial y la salud ocupacional donde la meta es cero fatalidades. No queremos ningún fallecido y altas calidades de operación industrial con unos buenos estándares, y muy bajos indicadores de accidentalidad, de demoras y de fallas de seguridad. También tenemos indicadores de igualdad, de equidad de género y de ausencia de acoso”.

 

Otros tres ángulos de la Responsabilidad Social del Grupo Argos que compartió Camilo son los siguientes. El caso de un crédito con una entidad financiera por más de 360.000 millones de pesos, en el que el costo financiero está atado a unos indicadores  de disminución en la emisión de Gases de Efecto Invernadero y también al indicador de equidad de género reflejado en un número mayor de mujeres en la alta dirección, que está proyectada al año quinto de plazo del crédito. Así lo explicó Camilo: “Si a los 5 años del crédito cumplimos los indicadores, vamos a tener un costo financiero más bajo, lo que indica que el capitalismo consciente en la implementación de estas prácticas sí genera valor económico para la organización”.

 

El otro caso es el de una apuesta a fondo por la generación de empleo juvenil que Camilo explicó en los siguientes términos: “Tenemos un ambicioso programa de generación de empleo juvenil que se llama la Alianza por el Empleo. Es un fondo donde hemos puesto recursos importantes de dinero, también para capacitar y tenemos la ambición de generar empleo para 6000 jóvenes. Inicialmente está concentrado en Antioquia y Medellín, pero es un modelo que ya se está replicando a otras partes del país”. Asociado a este Camilo habló de: “Un programa de becas muy interesante, con más de 185, 190 jóvenes escogidos de estratos sociales de condiciones muy vulnerables, pero que tengan aptitudes y capacidades. Están estudiando carreras académicas en las principales universidades del país, públicas o privadas, desde la Universidad de los Andes hasta la Universidad Nacional, desde Eafit en Medellín hasta la Universidad del Norte Barranquilla o el Icesi de Cali y tenemos jóvenes por todo el país estudiando”.

 

Y finalmente Camilo destacó el voluntariado de los empleados de Argos en estos términos: “Tenemos una campaña que se llama Empatía, donde todos nosotros, como empleados del Grupo podemos, a través de la Fundación, ayudar a canalizar nuestra solidaridad para temas específicos. El año pasado fue muy grande en los aportes que hicimos todos los empleados para ayudar a las personas vulnerables con mercados y con ayudas. Pero también para las afectaciones invernales en Dabeiba, Antioquia, en Chocó y en Cartagena. Y llegamos con ayudas, pero también dedicando tiempo”.

 

Conclusiones

Se puede apreciar en las tres experiencias que hay unas miradas compartidas acerca de la importancia de la atención al entorno social y poblacional en donde las empresas desarrollan su actividad productiva para que sea un factor de desarrollo y equidad. Asimismo se aprecia cómo la preocupación por el cambio climático y el impacto ambiental de sus actividades las lleva a tomar medidas y a adaptarse a formas de producción más limpia y que contribuya a disminuir emisiones de gases de efecto invernadero y a cuidar el agua. Y finalmente coinciden en la preocupación y atención a sus empleados y proveedores para que tengan todos unas condiciones de vida dignas y de equidad de género. Así se construye de manera práctica un capitalismo consciente para los desafíos de nuestra época.


Conferencia # 9

Emprendimiento

Agosto 25 de 2021


Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=RjuysZ9J4n8

Cátedra virtual UNIVERSOCIEDAD:

Emprendimiento juvenil e innovación: la articulación universidad empresa

 

La Cátedra Universociedad es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI Seccional Antioquia, que está dirigida a la comunidad en general y en particular a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y  aprovechar oportunidades. Desde su inicio se han hecho ya nueve con esta sobre “Sostenibilidad”, “Innovación”, “Mujer y sociedad”, “Convergencia tecnológica”, “Agrotecnología”, “Capitalismo Consciente”, “Ciudades Inteligentes” y “Experiencias empresariales de Capitalismo Consciente”.

 

Para el segundo semestre del 2021 se acordó hacer una temporada dedicada a un eje que es la juventud en relación con las empresas y la vida económica. El escenario repetido de este año en el que se ha visto a los jóvenes en las calles manifestando su descontento y su incertidumbre con el futuro, llevó a las entidades que impulsan esta Cátedra, a ser un espacio de reflexión acerca de cómo responder a este llamado y poner el foco de las conversaciones y reflexiones en los puentes y relaciones posibles entre la juventud, la universidad y la empresa.

 

Y así llega Universociedad al segundo semestre abriendo con una sesión que se titula “Emprendimiento juvenil e innovación: la articulación universidad empresa”. Para hablar de este tema estuvieron Juliana Mejía de Comfama y Laura López de la ANDI. Juliana es la responsable de Innovación Educativa, experta en jóvenes, y también coordina el proyecto Disruptores, que busca promover el emprendimiento en los jóvenes y llevar el intraemprendimiento a las empresas. Laura es Directora de ANDI del Futuro. Administradora de empresas, MBA en Negocios Internacionales con 10 años de experiencia en la dirección, coordinación y gestión de programas de emprendimiento e innovación, desarrollo de alianzas institucionales y gestión de procesos de acompañamiento y mentoría para emprendedores.

 

La conversación con Juliana y con Laura arrancó abordando el tema de las motivaciones y las condiciones personales que mueven a los jóvenes hacia el emprendimiento. Explicó Juliana desde su experiencia con jóvenes emprendedores: “La orientación del emprendimiento viene también de la pregunta de qué hacer con mi vida y cómo construirme. Hay otra motivación intrínseca y es que muchos jóvenes y muchas jóvenes de nuestra sociedad viven en contextos complejos y se encuentran con poca moratoria social que les incita a la necesidad de ubicarse en el mundo laboral y la consecución de ingresos económicos, porque hay una demanda importante desde sus hogares de poderse promover”. Y hace también un llamado al sistema educativo: “Muchos y muchas de las jóvenes que hemos identificado con alto talento para el emprendimiento no son los mejores estudiantes del colegio y han repetido varias veces octavos, novenos. Pero tienen una capacidad impresionante para que si lo pones con una empresa, desarrollan una solución a la medida. Entonces creemos que parte de la motivación, también de acelerarse o de conocer el mundo en el emprendimiento es porque hay tal vez algún tipo de ausencia en el sistema educativo, que los lleva a construirse y a explorarse en otros caminos.”

 

Desde la experiencia de Laura en la ANDI del Futuro expilcó: “Yo creo que hay un componente claro en Juliana. Lo llamaba búsqueda de futuro, y yo a veces lo llamo un inconformismo positivo frente a entender cómo quiero cambiar realidades en las que vivo. Yo creo que ahí los jóvenes cada día, desarrollan una capacidad mucho más avanzada, de identificar oportunidades de mejora en el entorno, de identificar eso que me sueño, ese país que me sueño, esa ciudad que me sueño, ese servicio que me sueño y entonces proponer soluciones que pueda efectivamente resolver estas problemáticas. Ahí creo que está una de las principales motivaciones y es transformar o cambiar una realidad para verla en la forma ideal o en la forma en que yo considero que es mucho más óptima para el entorno en donde está la problemática”.

 

El siguiente punto de la conversación con Juliana y Laura se refirió a las mentorías que cada una lleva a cabo acompañando a los jóvenes emprendedores en el camino de construir sus empresas y cuáles son las capacidades y competencias esenciales que cada una ha encontrado. Laura desde la experiencia de la la ANDI dijo: “Equipos de emprendimiento que tienen esa capacidad de ser resiliente, de comerse el mundo frente a las adversidades que quieren crecer, que quieren llegar a otros países, que quieren generar más valor, que quieren generar más empleo, que quieren vender más. Obviamente aquí hay una capacidad, unas competencias importantes frente a los temas de negocios y frente a los temas de gestión. Y siempre decimos que zapatero a tus zapatos. El emprendedor que tiene el rol técnico es el que sabe de la tecnología, pero el emprendedor que tiene el rol de gestor dentro de su equipo pues, tiene que saber de gestión. Y ahí es importante reconocer esas capacidades propias de la gestión de una empresa, que van a ser útiles para el proceso”.

 

Juliana desde Comfama explicó su enfoque en el tema de la mentoría para capacidades y competencias: “Seleccionamos a la medida de la construcción de la identidad emprendedora de cada uno de estos jóvenes, construyendo pensamiento crítico, pensamiento creativo, pensamiento disruptivo y pensamiento reflexivo. Y para  el momento de conexión, ese momento vital en donde todo el desarrollo de sus talentos y esas experiencias se pone al servicio ya de un momento final. Entonces lo temático es constituyente, lo socioemocional es constituyente, lo que tiene que ver con asociaciones colectivas en función del proyecto en el que están trabajando específicamente. No estamos hablando de un proyecto de linealidad de un negocio, sino que estamos hablando del fortalecimiento de las habilidades muy propias que van a posibilitar incluso la misma tolerancia a la frustración y otros temas interesantes e importantes que se sirven más desde la vocación emprendedora, desde lo que significa poder construir a cómo una persona aprende”.

 

Acerca del papel que deben jugar las universidades en estos procesos, como siguiente parada de esta conversación, Juliana empezó la reflexión tocando la expectativa de las empresas: “Las organizaciones hoy están buscando personas que promuevan innovación, que promuevan la capacidad de resolver desafíos y estar entre la novedad. Entonces en ese camino, lo primero es fortalecer talentos, no solo habilidades técnicas, sino habilidades emocionales.  El solo talento de disrupción o el solo talento de transformación es un talento inherente a las personas que desarrollan la creatividad como poder tejer y poder hilar ideas en un circuito de solución. También es necesario formar en el relacionamiento y otros asuntos para el fortalecimiento de los aspectos y los talentos sociales y socioemocionales”. A ese respecto llamó la atención a que las universidades vayan más allá de la sola transmisión de conocimientos. “Algunos de los esquemas educativos de las mallas curriculares y demás, están en calidad de entregar los conocimientos en una forma evaluativa que permita el entendimiento de que esos conocimientos se lograron y que ya se pueden poner en circulación. Pero más allá de eso, es como ponerlos en calidad de los desafíos de las empresas, cómo la academia se conversa con las empresas y sus grandes desafíos del hoy. Basándose en las necesidades reales del sector, con la empresa como parte del proceso educativo, creo que se podría generar una combinación muy interesante que pueda posibilitar que las personas, más que salir como profesionales, salgan como intra emprendedoras, a poder dinamizar procesos en las organizaciones. Entonces hay unos asuntos combinados donde la generación de productos y servicios puede ir más allá de que una persona que tenga conocimiento técnico, profesional, y pueda vincular también otros conocimientos que puedan dinamizar o el conocimiento de las nuevas tecnologías o el conocimiento del mercado. Entonces creo que esa es la otra vía y es la flexibilidad de los programas formativos para posibilitar que también los gustos, las pasiones e intereses confluyan en eso que hemos construido como profesionales”.

 

Laura propuso una reflexión en la que cuestiona la expectativa que hay sobre las universidades como generadoreas de empresas. “Creo que cuando hablamos de emprendimiento, a las universidades les hemos puesto la vara alta al decir que son buenas en emprendimiento porque salen empresas creadas desde la Universidad. Yo en realidad no creo que ese sea el papel esencial de las universidades cuando hablamos de emprendimiento. El papel de la Universidad, no es que se cree la empresa, no es que el joven salga con una empresa creada. El papel es formar una serie de competencias para el futuro en su vida profesional. Y yo entiendo que esa vida profesional involucra una vida dentro de una empresa o siendo emprendedor”. Y desde esta reflexión Laura expuso la línea sobre el papel de la universidad en la construcción de competencias transversales: “Muchas de las competencias son las mismas que uno eventualmente puede tratar de desarrollar en cualquier programa o en cualquier carrera o proceso de formación. Cuando hablo de un proceso de pensamiento estratégico, pues pensamiento estratégico lo necesito en muchas disciplinas y en muchos procesos de formación; cuando hablo de búsqueda de información, pues esto lo necesito para desarrollar muchas de las profesiones para las que formamos. Cuando hablo de innovación, de creatividad, pues necesitamos profesionales en cualquier disciplina que tengan esa capacidad de crear, que tengan esa capacidad de innovar, que tengan esa capacidad de proponer. Entonces, al final del día, yo pienso que las competencias transversales en las que estamos formando a los jóvenes, cobran vida y cobran sentido en el emprendimiento”.

 

La conversación llegó a este último punto esencial que es poner a las personas en el centro de lo que hace la universidad con la formación, las empresas al traer el talento jóven y los mismos jóvenes que toman el camino de emprender y es poner lo humano y el potencial de las capacidades que cada persona tiene, en el centro de atención de la labor educativa y de la acción profesional de cada uno dentro de las empresas. Y poner a lo humano en el centro es avanzar hacia una formación integral como personas capaces de transformar el mundo, pero también de transformarse a si mismos siempre que sea necesario, para ser felices.

 

Conferencia # 10

El primer empleo para jóvenes: competencias para arrancar

Septiembre 29 de 2021

Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=wrMY5w7wZNU

El primer empleo para jóvenes: competencias para arrancar

 

La Cátedra Universociedad es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI Seccional Antioquia, que está dirigida a la comunidad en general y en particular a los empresarios, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y  aprovechar oportunidades.

 

Para el segundo semestre del 2021 se acordó hacer una temporada dedicada al eje temático de la juventud en relación con las empresas y la vida económica. El escenario repetido de este año en el que se ha visto a los jóvenes en las calles manifestando su descontento y su incertidumbre con el futuro, llevó a las entidades que impulsan esta Cátedra a ser un espacio de reflexión acerca de cómo responder a este llamado y poner el foco de las conversaciones en los puentes posibles entre la juventud, la universidad y la empresa. Y se abrió la temporada con la sesión dedicada a “Emprendimiento juvenil e innovación: la articulación universidad empresa”. Y por esta ruta se llegó a la sesión sobre “El primer empleo para jóvenes: competencias para arrancar” en la que se dio la conversación entre María Isabel Palomino, responsable de Empleo con Propósito en Comfama, Katherin Gómez, subgerente de la Seccional Antioquia de la ANDI, y Liliana Gaitán, docente de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín.

 

En ese contexto se abordó primero la pregunta sobre ¿cuáles son las competencias técnicas y profesionales más importantes que deben tener los jóvenes al llegar a su primer empleo?

 

Competencias técnicas y profesionales

La conversación sobre este tema la abrió María Isabel Palomino de Comfama, señalando: “Hoy lo que hemos visto en empresas, en la demanda del mercado y también en la facilidad en que podemos conectar jóvenes con ese primer empleo, el uso de un segundo idioma es muy importante y creo que como sociedad todavía tenemos una deuda ahí. En cuanto a competencias más duras, el tema de poder trabajar con datos, entendimiento de información y toma de decisiones a partir de datos, es un tema muy relevante hoy en día, en general el manejo de tecnologías”. Y destacó también el pensamiento analítico y la resolución de problemas como competencias profesionales relevantes.

 

En ese sentido Katherin Gómez desde la ANDI mencionó la Encuesta de Talento Humano en la que se le preguntó a las empresas ¿Cuáles son las competencias que se van a necesitar en los próximos dos años? Las primeras tres que aparecieron fueron: habilidades digitales. adopción de tecnologías y adaptación al cambio. Frente a esto Katherin puntualizó: “Necesitamos una alfabetización tecnológica y digital que se requiere transversal para todas las carreras”.

 

Liliana Gaitán de la Universidad Nacional Sede Medellín se refirió a la definición del perfil del egresado de la Facultad de Minas que se construyó a partir de diferentes grupos focales con empresarios de empresas públicas y empresas privadas, así como con grupos focales de estudiantes y de docentes. Sobre los resultados, Liliana dijo: “Una de las cosas importantes que nos sale de ahí, complementaria a las que decían María Isabel y Katherin, tiene que ver con la capacidad de trabajar por proyectos. Identificar problemas, retos, oportunidades y ser capaz de volverlos proyectos y gestionar esos proyectos”.

 

Acerca de las competencias blandas

Sobre este tema Liliana desde la Universidad Nacional dijo: “Tenemos que tener jóvenes que sean capaces de navegar en situaciones cambiantes y entonces esa habilidad de gestionar el cambio es importantísima. Las habilidades comunicacionales, sin duda, la capacidad de escuchar, la capacidad de conversar, de hablar y toda la capacidad argumentativa pegada a conversaciones más inteligentes. Y un aspecto fundamental, que qué es esa capacidad de trabajar colaborativamente con los otros, con empatía, con compasión, con amor hacia el otro, con seguridad, para que el trabajo en equipo se dé de manera más espontánea. Además, para poder tener una buena inteligencia emocional, primero tengo que pasar por un tema de autoconocimiento. ¿Quién soy yo? ¿Para donde voy con mi vida? ¿Qué hago en esta empresa? Yo incluiría esa capacidad de conocerse para poder gestionarse uno mismo en su vida. Esos serían los puntos fundamentales, que yo destacaría ahí y en los cuales hemos estado haciendo mucho énfasis en la Universidad”.

 

Las competencias blandas que resaltó Katherin fueron: “Yo mencionaría y resaltaría mucho, algunas que ya Liliana menciono, pero haría mucha fuerza en la resiliencia. La tolerancia al estrés y la flexibilidad es una de las competencias más importante. También creo que se resaltó mucho con la pandemia y con ese cambio a la virtualidad, la autogestión de las personas, que es muy importante en los grupos de trabajo, así como tener iniciativa y creatividad. El liderazgo siempre va a ser una de las competencias principales y el trabajo en equipo, como lo mencionaba Liliana”.

 

María Isabel desde Comfama cerró este bloque así: “Evidentemente todas las que Liliana y Katherin han mencionado son muy relevantes. Más que adicionar a esa gran lista, desde la conversación con las empresas en estos procesos de vinculación de jóvenes, se destaca el tema de las habilidades de comunicación. Es fundamental a todo nivel desde la misma entrevista de trabajo, hasta luego trabajar en un proyecto y vender una idea, presentar una iniciativa, pensar en sumar adeptos para un proyecto. Todo esto requiere habilidades de comunicación”.

 

Al preguntarles por la ponderación que cada una hace entre competencias técnicas y competencias blandas, así respndieron las invitadas a esta sesión de la Cátedra Universociedad. Para Liliana: “Si un joven de estos, dentro de sus competencias, socioemocionales y transversales, tiene fuerte el tema de capacidad de aprender, capacidad de gestionar, está abierto al aprendizaje, a la colaboración, si encuentro ese personaje en mi proceso de selección, a las competencias técnicas no le tiro tan duro porque yo ya sé que ese personaje está abierto a aprender y es humilde y reconoce que tiene camino por recorrer. Entonces es más fácil formar lo otro”.

 

Sobre este mismo punto María Isabel dijo: “Yo también pienso que en la vida siempre que uno se encuentra con personas dispuestas y con personas que tienen unas capacidades más allá de lo técnico, al final lo técnico es posible aprenderlo”.

 

Y Katherin puntualizó: “Hay un gran porcentaje de contratación de personas que no tienen título y ahí se tienen otros aspectos en cuenta, como el ajuste a la cultura de la empresa, la forma de negociar, la ética, el compromiso que se ve en la persona que va a entrar a laborar, entonces creo que complemento diciendo, no hay un ponderado, los dos son muy importantes. Pero sí, digamos que las habilidades blandas cobran un peso muy importante”.

 

La formación en ética y valores

De ahí se pasó a conversar acerca de cómo abordar en los jóvenes la formación en ética y valores, en momentos en los que el país se sobresalta permanentemente por Hechos relacionados con este tema. Katherin desde la ANDI se refirió al trabajo que hace el Comité Universidad Empresa Estado, en estos términos: “Yo quisiera en este punto destacar la labor que hace el CUEE y la mesa de talento humano del CUEE, particularmente en este trabajo con los jóvenes desde que inician su carrera. Las empresas se involucran desde que inicia su carrera, en mostrarle la empresa, en generar esos lazos de confianza y acompañarlo durante su proceso educativo, no solo en la parte práctica final, sino que cada vez vemos a las empresas más involucradas en todo el proceso educativo. Yo creo que ahí ya hay un esfuerzo muy grande que se está haciendo en eso que tú llamas ética, en eso de informarnos y de generar esos lazos de confianza que fortalecen esas habilidades específicas en los jóvenes en particular”.

 

María Isabel expresó lo suguiente sobre este aspecto: “Esa no es una pregunta fácil porque el tema de la formación en valores y de ética es de toda la vida. Debería empezar en los hogares y continuarse siempre, nunca estar desligado de la formación académica. En conversaciones con jóvenes hemos evidenciado que tenemos una crisis de confianza de los jóvenes hacia todo este este sistema y estas normas que hemos construido. Hemos evidenciado una especie de no credibilidad en lo que los adultos estamos construyendo. Entonces creo que se necesitan conversaciones, se necesita empatía, se necesita flexibilidad por parte de las instituciones, de la Academia, de las empresas. Y en los jóvenes también esa capacidad de transmitir esas expectativas que se tienen en cuanto al mundo laboral. Y desde allí construir esa ética de sociedad y laboral que queremos”.

 

Liliana compartió la experiencia de la Facultad de Minas en este aspecto en los siguientes términos: “Nuestro eslogan rector de facultad es Trabajo y Rectitud. Eso lo hemos extendido a un comportamiento ético que documentamos a través de lo que hemos llamado el Manifiesto de Ingeniería para la Vida. Es nuestra nueva declaración de la mirada que queremos que tengan nuestros jóvenes. Una mirada integral del universo, en donde somos un actor más, que respetamos a los de nuestra misma especie y otras especies y qué somos capaces de construir en ese respeto en términos de sustentabilidad. Pegado del Manifiesto Ingeniería para la Vida se ha desarrollado una cátedra de ética y se han escrito cuadernillos con casos reales de ingeniería donde aparecen diferentes dilemas en los que los jóvenes tengan que afrontar la ética y la moral en esa toma de decisión. Y estamos formando a los docentes para que en sus aulas de clase puedan introducir estos problemas recurrentes de ingeniería donde aparezcan este tipo de dilemas. Entonces formación de los docentes, formación de los estudiantes, todo enmarcado a través de esa ética de la Ingeniería para la Vida”.

 

La conciencia de las responsabilidades públicas frente a la sociedad y el ambiente

Hoy en día estamos en un mundo que enfrenta retos globales como sociedad, como humanidad y que tienen a las empresas hoy conectándose con propósitos sociales con propósitos ambientales, con la atención a inequidades sociales. La conversación continuó sobre cómo educar a los jóvenes en la importancia de esas cosas de interés público, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible que expresan un interés planetario y que se pueden abordar desde la Universidad y desde la empresa.

 

Liliana amplió la manera cómo se está trabajando en la Facultad de Minas: “Escribir el Manifiesto de Ingeniería para la Vida es una declaración real con estos temas de importancia fundamental para la sociedad, para la humanidad y para todo este universo. Para caminar en ese vivir y poner en vida el Manifiesto, tenemos una triada de materias que los chicos ven al principio, en la mitad y al final de su formación y es en proyectos de ingeniería 1, 2, 3. En esos proyectos de ingeniería los chicos deben resolver problemas reales de la sociedad. Entonces si yo soy de Malambo y en Malambo el sistema de alcantarillado es muy malo, entonces llevo a la clase ese proyecto. Trabajamos por proyectos, porque son aprendizajes basados en problemas de la vida real resueltos en el aula de clase a través de metodología de proyectos”. Otra iniciatva que compartió Liliana en este sentido fue: “también en una asignatura de la Universidad, estamos trabajando alrededor de que cada estudiante llegue a identificar su propósito personal, inspirado en las 169 actividades que tienen los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Entonces se le dice, venga, léase todo esto, mire ejemplos específicos de iniciativas que se estén haciendo alrededor de 669 actividades y inspírese ahí para poder definir su propósito personal. Y que sea un propósito para que usted entienda que la carrera que acaba de cursar y de la cual se acaba de graduar es un medio a través del cuál usted va a poder hacer una contribución real a la sociedad”.

 

Frenta a esta explicación María Isabel reaccionó diciendo: “Me parece genial escuchar esas iniciativas Liliana, que ya están, que ya tienen forma en la Universidad porque pienso que las nuevas generaciones tienen una sensibilidad, que incluso creo que es mayor ante temas como inequidad y desigualdad, ante temas como sostenibilidad ambiental y el cambio climático, que son problemas generales de nuestra sociedad”.

 

Katherin complemento la reflexión así: “Los jóvenes, tanto como actores de desarrollo y como  consumidores, están exigiendo a las empresas un nivel de conciencia mucho más alto. Creo que es muy importante propiciar la conversación y los argumentos desde un punto de vista propositivo. También desde el lado de las empresas hay que comunicar más y mejor el aporte que está haciendo el empresariado para el cumplimiento de esos Objetivos de Desarrollo Sostenible. Como empresa cómo estoy aportando y cómo me relaciono con el territorio. Cómo puedo involucrar a los jóvenes en mi aporte al cumplimiento de esos Objetivos”.

 

Estado y empresas frente al empleo juvenil

Finalmente, haciendo un balance de las políticas y las normas para estimular el empleo juvenil, se hicieron las siguientes observaciones. María Isabel desde Comfama planteó: “En este momento tenemos una política desde el Gobierno que tiene que ver con subsidios a ese salario para el empleo en jóvenes. Esto si bien es atractivo, pues yo creo que igual para las empresas el incentivo monetario siempre es el atractivo y creo que puede funcionar en el corto plazo, creo que necesitamos hacer el trabajo más de fondo a nivel normativo y de incentivos para el empleo juvenil. Incluso no sé si sea normativo, o sea, más bien de cultura y de acompañamiento a nivel empresarial para migrar de la valoración del talento desde la experiencia y más desde lo que son capaces con esas habilidades de las que hablamos ahora, en las que todos estuvimos de acuerdo en que pueden ser incluso más importantes al momento de entrar al mundo laboral y de crecer en el mundo laboral”.

 

Liliana complementó: “Yo creo que, como dice María Isabel, es un tema de concientización sobre el talento joven y de acompañar ese talento joven. Hace poco el Gobierno sacó dos decretos para que oficialmente sea valida la experiencia que el joven obtiene antes de su experiencia laboral formal. Entonces, si yo soy un estudiante de ingeniería civil y en mi Universidad me desempeñé como monitor de topografía, pues yo ya tengo experiencia en topografía. Me parece muy importante esta nueva normatividad de valorar la experiencia previa y las universidades tendremos que ver cómo empezamos a certificar al estudiante en todas esas cosas para que el empresario, en efecto, valide esa experiencia. También trabajar en acompañamiento para la permanencia laboral es fundamental si queremos que los jóvenes de verdad no solo consigan trabajo, sino que lo mantengan”.

 

Finalmente Katherin propuso: “Además de los subsidios a la nómina focalizados, es importante la inversión pública en sectores que han sido golpeados por la pandemia y que son sectores intensivos en empleo, como el turismo, como el comercio. También es muy importante que he visto empresas que me llaman y me dicen, mira tenemos tantas vacantes, pero nadie se presenta. Entonces yo creo que ahí, hay un trabajo que venimos haciendo diferentes instituciones de mirar esta oferta y esa demanda, dónde se están dando esas brechas y cómo las conectamos mejor".

 

Después de este recorrido por las diferentes facetas relacionadas con el empleo juvenil, las invitadas a la Cátedra Universociedad coincidieron en la importancia de abrir más canales de conversación y coordinación entre toda la institucionalidad relacionada con este tema para llegar a tener cada vez más jóvenes cualificados y con mejores oportunidades para que aporten en la construcción de sociedad y territorio.


Conferencia # 11

Desarrollo económico incluyente: Los jóvenes de la ruralidad

Octubre 27 de 2021


Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=1Lp3Dlh3dmk


Cómo incorporar a la juventud rural a la vida económica


La Cátedra Universociedad es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI Seccional Antioquia, que está dirigida a la comunidad en general, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y aprovechar oportunidades.

Para el segundo semestre del 2021 la temporada está dedicada al eje temático de la juventud y su relación con las empresas y la vida económica. El escenario repetido de este año en el que se ha visto a la juventud en las calles manifestando su descontento y su incertidumbre con el futuro, nos retó a incentivar la reflexión en torno a estos temas y poner el foco de las conversaciones en los puentes posibles entre la juventud, la universidad y la empresa. Para esta la sesión de octubre se abordó el tema de la situación de la juventud que vive en las zonas rurales y la manera como desde la Universidad y las empresas se pueden desatar propuestas para incorporarlos a los procesos de emprendimiento y empleo que abren el camino para que realicen sus proyectos de vida sin necesidad de abandonar los lugares que habitan con sus familias y más bien avanzar en el aprovechamiento de las oportunidades y potencialidades de los territorios rurales. Para conversar sobre este tema estuvieron en la Cátedra: Juan Alberto Landínez, Responsable de Empleo Regional en Comfama, Imelda Restrepo de Mitchell, Vicepresidenta de Desarrollo Económico y Competitividad de la ANDI y Jorge Ignacio Maya, Profesor de la Facultad de Minas y Director Nacional de Planeación y Estadísticas de la Universidad Nacional de Colombia.

 

En las zonas rurales colombianas de hoy viven 11 millones de personas y el 46% de esta población, es decir 5.428.000 personas, vive en la pobreza y la juventud representa el 25% de esa población. La conversación se inició con una reflexión acerca de qué necesitamos trabajar como sociedad para mejorar las condiciones de incorporación de estos jóvenes rurales al estudio y a la economía, para la realización plena de sus proyectos de vida.

 

Cómo abordar la situación de la juventud en el campo

 

Un primer elemento que señaló el profesor José Ignacio Maya, se refiere a las condiciones del servicio educativo en los sectores rurales, el cual determina el acceso de la juventud para lograr completar sus ciclos de formación: “Hay unas buenas coberturas en básica, en secundaria, pero hay una baja asistencia de la población joven rural a la educación media con unas tasas muy bajas, menores al 50%. Y, por otro lado, hay una un bajo tránsito de la juventud a la educación superior porque ella está principalmente concentrada en las ciudades principales y en algunos casos en las cabeceras de algunos municipios relevantes, pero en general hay dificultades para la educación superior”. A esta condición contribuye el hecho de que la juventud en los campos está sujeta de manera permanente a tener que responder a las presiones sociales de la subsistencia de sus familias que los requieren para ir a generar ingresos y esto puede truncar su formación.

 

En esas condiciones, el profesor Jose Ignacio propone trabajar en fortalecer las competencias y capacidades de la juventud para el trabajo mediante la aplicación de ciclos educativos más cortos que faciliten su inclusión en el mundo del trabajo. “Cuando hemos visto empresas que se han asentado, lácteas o de manufactura sobre corredores viales, una de las dificultades que han tenido es que el personal, el talento de trabajo, no está disponible en la región. Nos ha pasado aquí y en otras partes del país, lo cual conlleva a que se requiere traer talento de otras partes.  Entonces, para que haya una inclusión laboral hay que desarrollar nuevas competencias y nuevas habilidades que sean atractivas para estas empresas, en la perspectiva de un rediseño productivo para crear oportunidades para la juventud”.

 

Desde esta perspectiva, Imelda Restrepo señaló: “Colombia tiene una gran oportunidad en la ruralidad en una serie de zonas que no se han aprovechado. Entonces, pensando cómo hacemos para que la juventud se incorpore más en el estudio y más a la economía, yo creo que hay que mostrarles qué es lo que necesita el sector empresarial y cómo podemos buscar oportunidades de emprendimiento en la juventud que está en este momento en el campo. Otro tema que creo que es crítico, es cómo hacemos que las prácticas empresariales, que son una realidad en las universidades que están en las ciudades, también se vuelvan una realidad para los estudiantes que están en este momento en el campo”.

 

Juan Alberto Landínez se refirió a la importancia de contextualizar en los procesos de desarrollo locales, en estos términos: “Es muy importante entonces que ese estudio formal, pensando ya en una etapa laboral, vaya muy conectado con el acompañamiento que se le pueda brindar a estos jóvenes en la construcción de ese proyecto de vida. Construir la cartografía de cuáles son los intereses y los potenciales que tiene cada uno de estos jóvenes y desde ahí poder acompañar a desarrollar esas competencias. Pero adicionalmente, eso cómo se conecta con la visión de desarrollo de ese mismo territorio en el que habitan, para poder encontrar esos puntos de conexión, buscando el desarrollo de la Comunidad en la que se ubica”.

 

La necesaria cooperación Estado, empresas y universidades

 

Sobre este punto Imelda Restrepo destacó la experiencia de los Comités Universidad Empresa Estado como un punto de partida para facilitar el empleo juvenil en la ruralidad: “Las experiencias de los Comités Universidad Empresa Estado, nos pueden servir para ver cómo logramos una mejor coordinación. Si tanto la Academia como el estudiante saben qué es lo que eventualmente se va a necesitar en el sector productivo, podemos lograr una vinculación de la oferta y la demanda. Deberíamos pensar en un modelo donde se le diera al estudiante la posibilidad de tener alguna generación de ingresos, pero que paralelamente pudiera continuar con su educación. Con esta pandemia vimos las grandes deficiencias en conectividad que tiene toda el área rural y allí podríamos tener una oportunidad para que la educación tuviera mayor difusión a nivel rural y pudiéramos hacerlo en paralelo a la generación de ingresos en el sector rural con la juventud”.

 

El profesor Maya reforzó este planteamiento: “Existe una línea de formación, que es la media técnica y creo que en ocasiones tenemos unos programas muy rígidos y tal vez la industria necesita algunas flexibilidades. El fenómeno de pandemia nos dio una idea de la flexibilidad que podemos tener acerca del tema de formación. Y en el nivel de media técnica podría arrancar un tipo de formación variada donde un estudiante puede acceder a una institución que de pronto no está en su misma localidad. Ahí la alianza con las empresas es muy importante porque tiene que haber una conexión acerca de cómo es el asiento territorial de las empresas, cuál es la demanda laboral, cómo están esas oportunidades y cómo se conectan con los procesos formativos. Entonces digamos que hay una responsabilidad conjunta para el desarrollo de esas habilidades y capacidades para el trabajo”.

 

A propósito, Imelda Restrepo resaltó la importancia de impulsar el emprendimiento entre la juventud rural: “Hay que enseñarles a los jóvenes rurales que los emprendimientos son una solución y que quizás via emprendimientos, la juventud puede aportar conocimiento e introducir soluciones a las mismas actividades que se están desarrollando en las apuestas productivas de la región. Entonces, creo que el tema de emprendimiento y el encadenamiento de la juventud con apuestas productivas que ya estén en la región, es otro tema que tenemos que evaluar y que incluir dentro de todo este tema de conocimiento y tecnología”.

 

José Ignacio Maya se refirió a un punto esencial: “A partir de las tecnologías de información y comunicación el trabajo, puede estar deslocalizado, ya lo hemos vivido todos, entonces esa deslocalización significa también que esas competencias y las capacidades puedan estar al alcance de la juventud en la ruralidad y que los recursos y tecnologías de comunicación puedan estar también a su alcance para que eventualmente ellos puedan identificar que no tienen que desplazarse de su territorio para acceder a mejores fuentes de ingreso o a tener distintas oportunidades laborales que en ocasiones significa un desarraigo del territorio”.

 

Y los tres invitados coincidieron en que ese es el camino para que en la ruralidad se construya competitividad y crecimiento, poniendo a la juventud al centro de los esfuerzos convergentes de empresas y universidades. “Ya no van a tener que traer expertos de otras regiones de afuera, sino que será el mismo talento de la región, que se ha venido perfeccionando y creciendo en términos de conocimiento y experiencia, de la mano de la base empresarial. Entonces vamos generando las condiciones, reconociendo que son esos jóvenes quienes efectivamente van a ser ese futuro del desarrollo económico de esa región” puntualizó Juan Alberto.

 

El papel de la ciencia y la tecnologia

 

Imelda  Restrepo inició la reflexión sobre este punto diciendo: “Desde la ANDI venimos preguntándole a las empresas qué es lo que necesitan pensando en el futuro. No pensando en el hoy, sino qué tipo de profesionales necesitarán, y eso nos daría una idea de en el tema de ciencia, tecnología qué se necesita. Yo creo que independiente de qué disciplina estemos pensando para el área rural, que estemos pensando en Agroindustria o estemos pensando en Bioeconomía o estemos pensando en Ecoturismo, hay que meter tecnología y hay que meter ciencias. Entonces, las carreras STEM son igualmente válidas para lo rural. Se necesita ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en lo rural”.

 

“Cuando hablamos de la incorporación de la ciencia y la tecnología, empezamos a hablar de la Cuarta Revolución Industrial. Yo creo que a muchos se nos puede ir la idea hacía pensar cómo podemos aprovechar esos desarrollos para implementarlos dentro de los sectores económicos que ya se están desarrollando en nuestras regiones. Cómo preparamos a nuestros jóvenes para tener todos los conocimientos para la apropiación de estas nuevas tecnologías y que tengan las competencias para saber entender cómo podemos implementar nuevos desarrollos que se estén dando a nivel mundial. O que nosotros podamos generar incluso en nuestros propios territorios esos modelos de investigación e innovación con soluciones que resuelvan de manera muy sencilla los procesos productivos que ya hoy tenemos montados” complementó Juan Alberto Landínez.

 

Al respecto José Ignacio Maya hizo una reflexión que abrió una dimensión esencial acerca de la relación entre la ciencia y la tecnología con la cultura y los saberes populares que están en la memoria de las comunidades: “Uno podría pensar que hay varias formas de abordaje. La una es de considerar a las comunidades como sujetos, como actores importantes en la construcción de su propio cambio y de cómo pueden utilizar la tecnología para cambiar su propio desarrollo utilizando el enfoque de desarrollo local. Hay un elemento muy poderoso para arrancar y es la valoración de lo propio, es la apropiación del territorio. La construcción de identidad y la valoración de lo propio en lo cultural, en lo social, en lo paisajístico, es muy importante porque allí aparecen unos intereses y unas orientaciones acerca de la intervención del territorio y esas son los motivadores para la formación en ciencia y tecnología. Cuando alguien está interesado en el ambiente, cuando alguien está interesado en la producción, cuando alguien está interesado en los alimentos, entonces puede estar interesado en trabajar en sostenibilidad ambiental, en bioeconomía, en biotecnología. Estos son elementos transversales que significan un cambio de paradigma en las tradiciones laborales ocupacionales que había en el territorio. Entonces es un elemento importante que puede ayudar a transformar la perspectiva de cómo un joven en el campo, en la ruralidad, puede transformar su territorio si entiende y se conecta con este y lo valora. Entonces eso puede ayudarnos a que, desde la educación superior y la ciencia, vaya progresando en esa apropiación y en esa inserción social, económica y laboral”.

 

El profesor José Ignacio continuó desarrollando su reflexión: “La otra, es considerar que el conocimiento y la tecnología pueden ser un impulsor de cambio que dinamice un sector económico o una actividad empresarial. Cuando las universidades y los institutos y centros de investigación concentramos una parte importante de nuestra energía, de nuestras capacidades, en problemáticas regionales, en problemáticas locales, en resolver asuntos que son importantes para la economía regional, en esa medida, las empresas y los actores que están en la economía pueden utilizar ese conocimiento. Un reclamo que nos hace la sociedad a quienes estamos en el área de ciencia y tecnología de las universidades es a hacer una apropiación y hacer una contextualización, no solamente de los problemas, sino de aplicación a la solución que las comunidades necesitan. Y eso va a ser un elemento muy importante porque les permite a las empresas entender que el campo no es solamente un escenario de extracción, sino que es un escenario de transformación y de reconfiguración productiva. Es muy importante cómo vinculamos a las comunidades en los procesos de conocimiento porque hay unos saberes y hay unas tradiciones y unos conocimientos que son importantes en nuestras comunidades y que pueden ser palanca de transformación económica y social. Allí también la ciencia y la tecnología pueden apropiarse de esos saberes. Por ejemplo, en medicina tradicional hay una cantidad de saberes que las farmacéuticas todavía no han desarrollado o que todavía no han identificado, pero que la tradición indígena o la tradición de comunidad campesina, sin saber cómo funciona científicamente, ha encontrado o tienen maneras tradicionales de resolver algunas problemáticas”.

 

Acerca de la situación de la mujer joven en la ruralidad

 

Al introducir una perspectiva de género a estas reflexiones se especifican situaciones y retos que atraviesan las jóvenes que viven en la ruralidad. José Ignacio Maya hizo un encuadre del tema en estos términos: “Lo primero es reconocer que particularmente en los entornos rurales, hay unas tradiciones familiares que establecen un juego de roles en los espacios laborales que limitan la participación de la mujer. Entonces es un elemento cultural en el que debemos intervenir y que tiene que ver con una promoción de los derechos y también de las oportunidades. El otro elemento que considero que es importante es que en el campo los hogares, que son monoparentales tienen una predominancia casi del 85% en donde el jefe de hogar es mujer. En particular en la ruralidad esto significa unas grandes vulnerabilidades, no solamente para ese hogar sino para los hijos de ese hogar. Entonces, de nuevo hay un tema que es de vulnerabilidad y que, si bien uno lo podría abordar desde el punto de vista cultural, también hay un tema de protección social que podemos considerar allí. Hay un gran número de hogares que están desprotegidos que perpetúan un problema de pobreza y de inequidad social en términos de género y de inclusión social”.

 

Juan Alberto Landínez se refirió al tema del embarazo adolescente con la siguiente reflexión: “Yo les sumaría a esos puntos la prevención del embarazo juvenil, por lo que significa para una familia que una mujer joven en etapa estudiantil quede en embarazo. Lo que termina ocurriendo es que deserta de la formación y se empiezan a lanzar una cadena que frena ese desarrollo económico familiar. Mujeres que en sus 15 y 17 años son madres jóvenes, muy pronto, en un par de años, nuevamente son madres. Entonces cómo acompañamos, desde la labor que podemos desarrollar, esa inclusión productiva para ir frenando estos esquemas partiendo desde la igualdad de oportunidades en lo laboral y en lo estudiantil”.

 

Finalmente, Imelda Restrepo cerró la sesión con estas palabras: “Mi mensaje final es de optimismo. Definitivamente es el momento para hacer. Hay grandes oportunidades tanto para el campo como para el país, entonces lo que hay que hacer ahora es empezar a ejecutar y abrir estas oportunidades para la juventud en el área rural”.

 

Conferencia # 12

Construcción de ciudadanías juveniles

Noviembre 24 de 2021


Ver conferencia en: https://www.youtube.com/watch?v=aoYh2JKIFYs

Construcción de ciudadanías juveniles

 

La Cátedra Universociedad es una iniciativa de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, Comfama y ANDI Seccional Antioquia, que está dirigida a la comunidad en general, en un esfuerzo por impulsar la divulgación de conocimiento que contribuya a fortalecer el liderazgo en las empresas, para abrir nuevos horizontes y aprovechar oportunidades.

 

Para el segundo semestre del 2021 la temporada estuvo dedicada al eje temático de la juventud y su relación con las empresas y la vida económica. El escenario repetido en el que se ha visto a la juventud en las calles manifestando su descontento y su incertidumbre con el futuro, nos retó a incentivar la reflexión en torno a estos temas y poner el foco de las conversaciones en los miradas posibles entre la juventud, la universidad y la empresa. Para esta la última sesión del año abordamos una conversación orientada a una mirada más política de la juventud como un actor social que se está expresando y que desde las universidades y las empresas hasta las instancias del Estado, son necesarios el esfuerzo y la voluntad por escuchar y entender para construir una mejor perspectiva de futuro. Para abordar este tema estuvieron en la Cátedra: Luisa García, Responsable de Género y Juventud de Comfama, Liseth Beltrán subdirectora de la Fundación ANDI y Liz Varón quien hace parte de la Mesa de Juventud y Ciudadanía Ampliada del proceso Convergencia por Colombia de la Universidad Nacional.

 

Significado de la movilización de la juventud

La conversación se inició escuchando las interpretaciones de cada invitada sobre las movilizaciones y lo que a juicio de cada una quiere expresar esta juventud en las calles. Liseth Beltrán desde la Fundación ANDI inició la reflexión proponiendo una serie de preguntas que interpelan al mundo empresarial: “Yo creo que los jóvenes básicamente lo que nos están diciendo a todos que es que hay que cambiar los roles, hay que pensar la sociedad distinto y nos están preguntando: ¿usted qué puede aportar para repensar esto y para tener un nuevo pacto social? ¿cuál es la cultura corporativa y cuál es el valor agregado que le ofrece la empresa al modelo de desarrollo social? Esa conversación que se abrió a raíz de todo este movimiento juvenil es muy valiosa porque nos invita a repensarnos en todos los estamentos, no solo el Gobierno. La empresa tiene que repensarse y decir oiga ¿cuál es mi oferta de valor? ¿será que los empleos que yo estoy ofertando si le interesan a los jóvenes o sino por qué para mi es tan difícil conseguir mano de obra para ciertos roles? ¿a los jóvenes les interesará trabajar una jornada de 8 horas continuas o será que tienen otros intereses y tenemos que pensar una dinámica distinta? ¿Qué ofrezco para la sociedad, representó solo una utilidad o representó un catalizador de desarrollo social?”

 

La reflexión de Liz Varón del Observatorio de Juventud de la Universidad Nacional pone una perspectiva histórica de los movimientos estudiantiles. Aquí su planteamiento: “Aquí en Colombia se da con muchísima fuerza todo el movimiento de matrícula cero y el necesario impulso de la gratuidad, por esa situación de la desfinanciación de la Universidad pública. vamos a ver que hay muchos momentos en los cuales en la historia de nuestro país y de paros estudiantiles anteriores. También vamos a encontrar que los jóvenes fueron muy activos en cuanto a la expresión de esas demandas, no solamente a las instituciones estatales o las instituciones públicas, sino también exigiendo unas modificaciones de fondo a la estructura de empleo y a la estructura de la producción en Colombia. El 21 de noviembre de 2019 encontramos una convergencia que es la que anima la creación de la mesa ampliada en la Universidad Nacional de Colombia intentando capturar desde distintos ámbitos esas expresiones juveniles alrededor de temas no solamente relacionados con el acceso a derechos fundamentales, como la salud y la educación, sino también a la necesaria participación política. Es una participación más bien práctica y en la que ellos están muy avanzados. Así que la situación realmente es de una urgente conversación, un urgente diálogo pero de verdad porque la inconformidad con respecto a las instituciones públicas y privadas es enorme”.

 

Para Luisa García como responsable de Género y Juventud de Comfama, la lectura de estos acontecimientos fue: “Una cosa que nos dejó la movilización social a las empresas es que hay que repensarnos de manera técnica como acompañar también las vías juveniles. Por ejemplo mi rol en Comfama es fruto de la movilización social porque cuando se da todo el todo el estallido y cuando se da toda la movilización, pues Comfama también quedaba con una pregunta como caja de compensación de antioqueña y es que los jóvenes también están marchando en contra de nosotros, están marchando en contra de las instituciones porque no hemos generado las garantías necesarias para una calidad de vida. Yo creo que de las grandes cosas que nos deja la movilización y es que las empresas tienen que darle un lugar más protagónico a lo que significa acompañar las diferentes poblaciones. Como mensaje lo que nos deja la movilización es que hay un montón de necesidades insatisfechas y que para reclamarlas ya no hay un solo formato en el país sino que hay múltiples colores con triple de arengas donde ellos buscan ser protagonistas de esa realidad para buscar las soluciones a su propio desarrollo. Y tercero, que esa solución tiene que permitir volver a conectar este país, y en nuestro caso, una ciudad que se ha venido fragmentando cada vez más”.

 

Cómo responder a la juventud

A partir de esta miradas acerca de lo que han significado las movilizaciones recientes  de la juventud, la conversación se orientó hacia cuáles deben ser entonces los caminos que la sociedad, las universidades y las empresas pueden abrir para responder a los cuestionamientos que estas movilizaciones dejan sobre la sociedad. Para Liz Varón, de la Mesa de Juventud de Convergencia por Colombia, se hace necesario: “Dar una respuestas no construidas desde arriba sino más bien desde abajo y sobre todo en términos muy horizontales. Hay que hacer un ejercicio muy circunscrito de estas demandas de los jóvenes y de estas lecturas que ellos tienen tan claras acerca de qué es lo que pasa con la producción del país, qué es lo que pasa la con la distribución, con la justicia, porque están interpelando a las grandes corporaciones y a las ramas del poder público. Las políticas claras tienen que ser construidas desde ellos, tiene que ser desde abajo, tiene que ser desde el reconocimiento de ellos como actores principales”.

 

En esa misma línea de reflexión Luisa García de Comfama dijo: “Hay varias cosas que hemos aprendido ahí en términos de que el término no podría ser devolverle algo a las juventudes. Es el momento de construir precisamente con las Juventudes y hay una cosa allí fundamental y es volver a construir los programas con ellos. No para ellos sino con ellos. Segundo, también lo que nos ha permitido esta movilización ha sido evaluar los programas que ya tenemos. Lo que hemos hecho con los jóvenes es decirles: Venga, evaluemos a estos programas, dígannos por qué están mal, por qué no funcionan, cómo hay que hacerlos, cómo se pueden vincular, a qué jóvenes tenemos que llegar, quiénes son los jóvenes que tienen que hacer parte de esta construcción. Y tercero, hay que devolver el encuentro. Es una cosa que también nos dejó la pandemia es que hay que volvernos a juntar y hay que volver a recuperar el espacio público. Hay que volver a recuperar la palabra y la posibilidad de la conversación. Es una cosa que tenemos que hacer y que no solamente es un reclamo de los actores juveniles, es un reclamo de la vida misma”.

 

Y Liseth Beltrán de la Fundacion ANDI comparte lo que se ha pensado al respecto desde el empresariado: “Hemos escuchado a las empresas, a muchos colectivos de jóvenes y lo que siento que podemos hacer es una estrategia que vayan dos vías. Los jóvenes no saben qué hacen las empresas, y por eso tal vez las satanizan, pero las empresas tampoco saben qué quieren y quiénes son los jóvenes. este país tiene un problema y es que hay una desconfianza profunda entre todos. Desconfiamos de la Iglesia, desconfiamos del Estado, desconfiamos de la empresa, pero también hay una falta de conocimiento profundo que hace que esa confianza no se pueda desarrollar. Entonces, cómo poder dejar de estigmatizar las conversaciones y acercarnos a lo que son realmente esos actores, su rol en la sociedad y cómo se puede complementar ese plan de vida para el desarrollo. El segundo nivel creo que es el que nos llama a la acción porque finalmente los jóvenes nos demostraron que son un actor importante pero también nos estaban llamando a la acción como actores de la sociedad. Es un problema grave que requiere acción de parte de todos de todos los sectores de la sociedad y la empresa tiene que darse la oportunidad  de generar unas acciones que les permitan incluirlos en su cadena de valor. Eso implica mapear la cadena de valor para ver dónde los jóvenes pueden generar valor extraordinario con las habilidades y las competencias que ya tienen. Cómo los incluimos como proveedores, como distribuidores, como empleados. Tenemos que generar una respuesta a esas necesidades reales y latentes y creo que la inclusión bien hecha, desde un sentido del valor compartido pensando en un gana-gana, es la respuesta que pueden dar las empresas.”

 

La construcción de la paz y la juventud

Para cerrar este recorrido por las ideas y las iniciativas que se están articulando desde las instituciones participantes, se abordó de qué manera estos esfuerzos orientados a fortalecer un tejido social colaborativo entre los diferentes sectores y actores sociales, y un clima general de confianza, que por supuesto beneficia a los jóvenes y a toda la sociedad, puede significar una diferencia importante para la construcción de la paz. Si bien lograr la paz como un hecho social ha sido una tarea esquiva en sus resultados, sigue y seguirá siendo un eje central de la agenda del país y un factor destacado de la victimización de los jóvenes en estas dinámicas. Sobre este punto Luisa García desde su experiencia en territorio antioqueño como Responsable de Género y Juventud de Comfama, abrió la conversación: “Lo que pasa con la construcción de paz es que necesitamos poner en el centro la vida y el cuidado de esta vida. Si usted ve la movilización social no eran arengas que no fuera el sostenimiento de la vida. Fue un reclamo sobre que nos estamos muriendo de hambre porque no hay trabajo, porque no hay gestión del conocimiento, porque hay violencia intrafamiliar, porque hay estructuras criminales que están poniendo en juego todo el tiempo las vidas juveniles.  Creo que poder hablar de tejido social es poner la vida en el centro y todo lo que hacemos para cuidarla y sostenerla. Vamos a construir paz y a hacer tejido social si ponemos como valor protagónico el cuidado de la vida. Los jóvenes ahí nos están diciendo todas las pistas: se sostiene con seguridad y soberanía alimentaria,  esa vida se sostienen con educación, con empleo y con oportunidades, se sostiene con participación y con una ciudad que se relacione, que converse y que no está fragmentada”.

 

Liseth Beltrán de la Fundación ANDI avanza en esa misma línea de reflexión: “En la línea de lo que dice Luisa, creo que hay que humanizar un poquito más el país, si no nos protegemos los unos a los otros va a ser muy difícil poder generar dinámicas sociales y económicas y de cualquier tipo que estén alineadas con lo que refería Luisa sobre el cuidado. La economía del cuidado es una cosa que no solo se refiere a las mujeres, yo creo que la economía del cuidado es el tipo de economía que deberíamos tener en este país, cómo nos cuidamos los unos a los otros a través de un sistema económico. Creo que para nosotros las dos palabras centrales en esto son generar confianza”.

 

Y para concluir, Liz Varón, desde la Mesa de Juventud de la Mesa Por Colombia, remarcó: “Me encantaron este par de temas que pusieron ahí en el centro Liseth y Luisa con tanta claridad. Lo que significa el cuidado no solamente desde la condición femenina si no cómo todos aportamos a la riqueza del país desde el cuidado, eso es algo que está pendiente aquí en nuestro país. La confianza es también un valor no necesariamente material pero sí importantísimo para poder hacer procesos de perdón, procesos de reparación, que quizás esa parte todavía la tenemos muy pendiente en el país. Esto es muy difícil superar y es importante que podamos aprovechar estos dos valores que han puesto Liseth y Luisa ahí, el cuidado y la confianza, para precisamente tejer esa sociedad”.

Conclusión

El profesor Óscar Restrepo, Coordinador de la Cátedra Universociedad, cerró la sesión con esta reflexión: “Mis agradecimientos personales a Liseth, a Liz y a Luisa por su participación. Creo que han puesto al servicio de la sociedad su visión, su aproximación y su experiencia. Todas ustedes tienen un recorrido importante y muy vivido en el país y en el último año. Tenemos que tener espacio de reflexión, tenemos que hablar de una manera muy tranquila  y es un poco lo que hacemos en esta cátedra de Universidad con la ANDI y  con Comfama.  A manera de resumen, nos falta mucho trabajo a todos. Tenemos que entender más a los jóvenes, tenemos que darles más oportunidades y tener los espacios de conversación para que esto pueda seguirse madurando de una manera positiva con todos los sectores involucrados: sector Gobierno, el sector industrial y el sector académico.


 

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