En defensa del medio ambiente
EN DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE
Oscar Jaime Restrepo Baena
Profesor Titular
Departamento de Materiales y Minerales
Facultad de Minas- Universidad Nacional de
Colombia. Sede Medellín
A propósito de los despropósitos técnicos
y académicos que se dicen con el pretexto de defender el medio ambiente.
Han
circulado en los últimos días una serie de reflexiones de reconocidas personas
e instituciones nacionales y locales que coinciden en llamar la atención sobre
la protección al medio ambiente a propósito del proyectado e importante
desarrollo de Quebradona. En principio es bastante loable propender por ello en
nuestro país, azotado por las malas prácticas en muchos sectores, acolitadas con
frecuencia por la indolencia de los gobiernos centrales, preocupados por lidiar
con las tensiones políticas del día a día en la capital del país y no tanto con
asegurar preventivamente el bienestar y la calidad de vida de la población en
las provincias circundantes.
En las alocuciones
y declaraciones recientes hay un tema común y es el ataque directo las
actividades mineras pasadas, presentes y futuras, muchas de las cuales, en
verdad, si bien han representado un apalancamiento en el desarrollo y
crecimiento de la economía nacional, no siempre son el mejor ejemplo de respeto
hacia el entorno.
Pero
para ser defensor del medio ambiente se requiere responsabilidad, estudio y conocimiento
del entorno físico, social y económico en los cuales se circunscriben dichas
actividades mineras. Defender el medio ambiente es uno de los tres pilares del
desarrollo sostenible, y en concordancia con los objetivos establecidos
internacionalmente, debe considerar también el desarrollo social y el
desarrollo económico, en sabio equilibrio.
Debo
comenzar por decir que estudié Ingeniería de Minas y Metalurgia, una profesión
de la cual me siento muy orgulloso, pues recibí una formación de alto nivel,
basada en el respeto hacia el entorno y los recursos de la naturaleza a partir
de un profundo conocimiento de los mismos. Luego cursé mi Maestría,
precisamente en Evaluación de Impactos Ambientales y profundicé un poco más en
temas científicos cuando cursé mi Doctorado en Metalurgia y Materiales,
haciendo énfasis en los aspectos termodinámicos y cinéticos que gobiernan los
procesos de formación de minerales y la transformación de materias primas. Hoy
en día me dedico a la docencia y la investigación con jóvenes profesionales
preocupados por el conocimiento y el respeto por el entorno, tal como lo hemos
venido haciendo en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia
desde hace ya 132 años.
Lo
anterior lo digo con modestia y con el respeto que me merecen las ciencias de
la tierra, pues si existe un campo donde se requiere rigor y prudencia es en el
entendimiento del entorno y con ello el medio ambiente. Por ello no salgo de mi
asombro cuando escucho a periodistas, ejecutivos, directivos empresariales,
agentes gubernamentales, empleados judiciales e incluso hasta los jerarcas
eclesiásticos, hablando con tanta superficialidad sobre las terribles
consecuencias que tiene la actividad minera sobre el medio natural y no por lo
que se ha dado en el pasado, sino haciendo predicciones catastróficas y que se
presentan como inequívocas e inevitables sobre lo que va a suceder con toda
certeza en el futuro.
Uno de
estos pronosticadores es el empresario José Roberto Arango, conocido como hábil
salvador de empresas en quiebra en nuestro país y que ahora se presenta en los
medios como un comprometido ambientalista. Desafortunadamente ha sido elevado a
tal status por periodistas que recogen sus palabras con adulación, poco sentido
de búsqueda de la verdad y ligereza, sin que se atrevan a cuestionarlo. En las entrevistas
del caso los periodistas ven tan arrolladora su lógica, que no ven otra opción
que adularlo y graduarlo como vocero en la defensa de la naturaleza.
Como el
Sr. Arango tiene abiertas las puertas de muchos medios de comunicación de
nuestro país, ni siquiera cuida su lenguaje y se atreve a poner por escrito declaraciones
que pretender basarse en la sabiduría que posee, al servicio del cuidado del
ambiente. Me gustaría llamar la atención al evidente desconocimiento que
subyace en sus declaraciones, con la intención de contribuir a que sus
falsedades y exageraciones no queden como verdades reveladas
Dice el
Sr. Arango en su alocución radial que en el suroeste antioqueño el río Cauca
corre de oriente a occidente. Con esto ya se advierte que no cuida sus palabras
y que los lectores deben estar prevenidos con el resto de sus declaraciones.
En su
columna de la revista Dinero el Sr. Arango afirma respecto al proyecto de la
Mina Quebradona:
“Es cierto
que se denominan de explotación subterránea, como también debe ser cierto que
es minería a cielo abierto. Es decir, un cráter de un kilómetro de diámetro y
de 400 a 600 metros de profundidad”
Es
importante considerar que del diseño y desarrollo de las actividades mineras se
encargan expertos muy responsables, como los Ingenieros de Minas, profesionales
especializados que estudian planeamiento minero, utilizan técnicas modernas de modelamiento
y simulación de operaciones, que requieren de conocimientos de investigación de
operaciones para la toma de decisiones. Una cosa es una mina a cielo abierto y
una muy distinta es una mina subterránea. ¿Con qué intención el señor Arango habla
de cráteres, propios de la minería a cielo abierto, para la explotación de cuerpos
mineralizados que se encuentran a gran profundidad como el de Quebradona, en la
cual no se tiene ninguna intención de abrir tales cráteres?
El señor
Arango habla de cráteres de un kilómetro de diámetro y de 400 a 600 metros de
profundidad. ¿Qué tipo de estructura es esta? ¿Existe posibilidad que algo así
pueda existir y ser estable? Claro que no en las condiciones del yacimiento que
nos ocupa. En la universidad los Ingenieros de Minas estudiamos Geomecánica y
sus especialidades en Mecánica de Suelos y Mecánica de Rocas y cuando se
explota un yacimiento como este nunca se propondría una estructura de este
tipo.
Dice además
el señor Arango:
“También debe
ser cierto que es más una mina de oro que de cobre. Y es cierto que el precio
del cobre es casi 500 veces menor que el precio del oro”
¿Qué se
quiere decir en este caso con preguntas como esta, que insinúan que hay engaños
en la planeación de los proyectos? En las Ciencias de la tierra existen los
procesos de exploración y valoración de yacimientos y los geólogos determinan
las características mineralógicas presentes en el sitio de la mineralización.
Después con técnicas de Geometalurgia se establecen los procesos de beneficio
de los minerales en función de su origen. Se estudia con rigor y se forma a
nuestros profesionales éticamente para que definan las características de los
depósitos minerales. Los metalurgistas definimos los procesos de transformación
y sobre ellos se planifican los proyectos que dan origen a las industrias.
Estas deben planearse muy bien para que sean rentables para que los accionistas,
inversionistas y propietarios puedan hacer realidad los proyectos y las
poblaciones puedan recibir los beneficios de las regalías, de los impuestos y
de la generación de empleo y de valor agregado. Así funciona el sistema
empresarial típico de la economía de mercado que hasta dónde se sabe, el Sr.
Arango, ha defendido y practicado toda la vida.
Siguiendo
con sus declaraciones que predicen efectos catastróficos sin fundamento real,
dice el Sr. Arango:
“También debe
ser cierto que se afectarán gravemente los acuíferos superficiales y profundos
que se encuentran en la montaña y sus alrededores”
Este es
un tema importante y por ello es necesario realizar una serie de estudios que
los ingenieros que trabajan en las ciencias de la tierra deben considerar y
para ello deben conocer en profundidad, estudios hidrológicos, hidrogeológicos,
hidrodinámicos, etc. Y emplear su conocimiento y las bien conocidas buenas
prácticas de la industria minera responsable, avanzada y sostenible para llevar
a cabo las explotaciones sin causar impactos negativos como los que insinúa el
señor Arango como cosa cierta ¿Conoce en verdad sobre estos asuntos el Sr.
Arango? ¿Ha estudiado el proyecto, sus impactos reales o afectaciones o
simplemente hace declaraciones sin fundamento real?
“También debe
ser cierto que el cráter y el túnel se construirán con ayuda de explosivos y
taladros de alto rendimiento y producirían contaminación de agua, aire y ruido”
Se aprecia en tales declaraciones la intención de
usar la palabra cráter, que trae reminiscencias de erupciones volcánicas y de
desastres. ¿Cuál es la intención de insistir en la coexistencia de un cráter y un túnel? Túneles habrá en el
proyecto, pero ¿por qué habla de cráteres, de dónde ha sacado este diseño, esta
certeza? En geomecánica existe un concepto llamado subsidencia y se rige por
unos aspectos claramente definidos por los parámetros propios de las rocas
existentes. Hay que hacer simulaciones y utilizar técnicas complejas de
modelamiento que permitan tener elementos de juicio para la toma de decisiones.
Los explosivos y taladros de alto rendimiento no son instrumentos de terror ni
medios de atentar contra el ambiente. Son los mismos que se requieren para la
construcción de las vías 4G que permitirán a las poblaciones y al Señor Arango desplazarse
más rápidamente hacia Medellín, desde sus casas y desde sus fincas de recreo.
Hay otras afirmaciones temerarias hacia la
Ingeniería de Minas y Metalurgia y hacia la sostenibilidad en su artículo, pero
no me detendré en ellas. Me parece evidente que el Sr. Arango con ellas
aparenta ser defensor del medio ambiente y la naturaleza y se toma la vocería
de un pueblo que se describe, para generar más rechazo, como agobiado por una
multinacional, pero lo que verdaderamente se ve es a una persona que está preocupada
por sus espacios personales, por su finca. La historia se repite y nos muestra
a lo que están dispuestos propietarios egoístas con tal de defender sus propios
espacios. Me atrevo a señalar que al Sr. Arango, como a tantos dueños de fincas
al borde del río Cauca en el Suroeste antioqueño lo que más les preocupa es que
no les afeen sus terrenos. No tanto los impactos sobre las poblaciones o el
medio ambiente. Si este fuera el caso, tendrían una mirada integral y
equilibrada sobre este tipo de proyectos.
Llama la atención la campaña mediática que han
emprendido en los últimos días personajes importantes de nuestro país. La
columna del Sr. Arango coincide, en tiempo y argumentos con los
pronunciamientos del presidente de Proantioquia, de Comfama, Argos. Todos ellos
en apariencia preocupados por el ambiente. En realidad, lo que se percibe son
más bien intereses personales y económicos a nombre del medio ambiente, ya que toda
esta campaña carece de rigor técnico y científico. Cualquier observador atento vislumbra
otro tipo de intereses.
No me siento representado en la defensa del
ambiente con esos argumentos. Insisto en que para ser defensor del medio ambiente se requiere conocimiento y estudio y
eso aquí brilla por su ausencia.
Medellín, junio 7 de 2019
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