Artículos varios

ESCRITOS Y COLUMNAS DE OPINIÓN

Oscar Jaime Restrepo Baena

Facultad de Minas Universidad Nacional de Colombia

ojrestre@unal.edu.co

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 EN DEFENSA DE LA LIBERTAD DE ENSEÑANZA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


El pasado 20 de agosto, el Señor Fabián Díaz Plata, Representante a la Cámara por Santander, remitió una comunicación (DP 20202463) al profesor Juan Camilo Restrepo Gutiérrez, Vicerrector de la Sede Medellín, de la Universidad Nacional de Colombia, en la cual hacía un Derecho de Petición solicitando la aclaración de 24 puntos referentes a la actuación de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia y en particular el desempeño del profesor Oswaldo Ordoñez Carmona y los capítulos estudiantiles de Geología Económica y de Hidrogeología, adscritos a la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, respecto al  Trámite Administrativo de Evaluación de Licencia Ambiental para el Proyecto de “Explotación Subterránea de Minerales Auroargentiferos Soto Norte” solicitado por la Sociedad Minera de Santander S.A.S. – MINESA S.A.S. iniciado mediante el Auto no. 0892 del 08 de marzo de 2019, Localizado en los Municipios de California y Suratá, en el departamento de Santander y que está referenciado bajo el expediente no. LAV0012-00-2019.

En dicha comunicación se cuestionan los principios fundamentales la Universidad Nacional de Colombia y en general de la Universidad Pública, no solo en Colombia, sino en todo el mundo, además de coartar, señalar, amedrentar y censurar la actividad científica y académica que ejercen profesores y estudiantes adscritos a la entidad.

Para quienes no lo saben, la Universidad Nacional de Colombia tiene como Misión, según el artículo 2 del Decreto 1210 de 1993:

Contribuir a la unidad nacional, en su condición de centro de vida intelectual y cultural abierto a todas las corrientes de pensamiento y a todos los sectores sociales, étnicos, regionales y locales.

Estudiar y enriquecer el patrimonio cultural, natural y ambiental de la nación, y contribuir a su conservación.

Asimilar críticamente y crear conocimiento en los campos avanzados de las ciencias, la técnica, la tecnología, el arte y la filosofía.

Formar profesionales e investigadores sobre una base científica, ética y humanística, dotándolos de una conciencia crítica, de manera que les permita actuar responsablemente frente a los requerimientos y las tendencias del mundo contemporáneo, y liderar creadoramente procesos de cambio.

Formar ciudadanos libres y promover valores democráticos, de tolerancia y de compromiso con los deberes civiles y los derechos humanos.

Promover el desarrollo de la comunidad académica nacional y fomentar su articulación internacional.

Estudiar y analizar los problemas nacionales y proponer, con independencia, formulaciones y soluciones pertinentes.

Prestar apoyo y asesoría al Estado en los órdenes científico y tecnológico, cultural y artístico, con autonomía académica e investigativa.

Hacer partícipes de los beneficios de su actividad académica e investigativa a los sectores sociales que conforman la nación colombiana.

Contribuir, mediante la cooperación con otras universidades e instituciones del Estado, a la promoción y el fomento del acceso a la educación superior de calidad

Estimular la integración y la participación de estudiantes, para el logro de los fines de la educación superior. 

La extensión universitaria es una de las tres funciones misionales de la Universidad Nacional de Colombia, junto con la formación y la investigación. En la actualidad esta función se encuentra reglamentada mediante el Acuerdo 036 de 2009 del Consejo Superior Universitario.

Según la norma reglamentaria, “la extensión es una función misional y sustantiva de la universidad, a través de la cual se establece una interacción privilegiada y recíproca entre el conocimiento sistemático de la academia y los saberes y necesidades de la sociedad”. La misión de la extensión universitaria es, entonces, asesorar desde el conocimiento al país, sus instituciones y comunidades en los órdenes científico, tecnológico, cultural y artístico, con autonomía académica e investigativa.

Los capítulos estudiantiles trabajan para conectar toda la comunidad de estudiantes y profesionales de las diferentes áreas del conocimiento, entre ellas la geología y la minería, que desarrolla la universidad con la industria, con el fin de ampliar su conocimiento para así ser profesionales más preparados en el ámbito laboral.

Todos estos aspectos señalados son los que se cuestionan en la nombrada comunicación, pues afectan la Misión universitaria, La Extensión como herramienta de interacción de nuestra institución con la sociedad y el qué hacer académico de profesores y estudiantes. 

En el pasado ya se registran algunos intentos de censura y amedrentamiento como estos en universidades regionales y en particular en las del departamento de origen del parlamentario, pero esta vez no lo permitiremos y defenderemos la Universidad Nacional de Colombia con toda nuestra energía y convicción.

Desde su fundación, la Facultad de Minas ha sido el motor del desarrollo de las ciudades, los departamentos y del país en general, a través de sus millares de egresados quienes hemos constituido la mayor parte del personal dirigente y técnico en las explotaciones mineras, las construcciones de distinto tipo, la infraestructura vial, los desarrollos hidroeléctricos, las obras de abastecimiento de agua, las obras sanitarias y la industria, así como en los planes de desarrollo físico, económico y social.

Los ingenieros geólogos, de Minas y Metalurgia y Petróleos, estudiamos para aportarle a este país, para entregar nuestro conocimiento al servicio de la comunidad. No somos criminales, somos académicos al servicio de la academia y el conocimiento. Estudiamos para sacar adelante el país y trabajamos para formar profesionales íntegros que sean capaces de enfrentar las mentiras y la seudo ciencia. No somos delincuentes y la minería no es una actividad criminal. Estamos al servicio de la comunidad y actuamos siguiendo los principios que nos permiten ejercer dignamente la profesión de ingenieros al servicio del país.

No aceptamos la censura ni el amedrentamiento y tenemos todo el derecho a luchar por el trabajo digno y responsable, háganlo quien lo haga. No tenemos puesta la camiseta de nadie y podemos organizar eventos técnicos y científicos sin tener que pedir permiso para hacerlo, salvo el de nuestras propias autoridades. 

Somos una institución pública al servicio del país y no al servicio de ningún interés particular salvo los del mismo estado colombiano a quien nos debemos.

Nuestros argumentos son los conocimientos que hemos adquirido y los defenderemos con integridad. 

Por todo lo anterior como profesor de la Universidad Nacional de Colombia, no acepto la censura, no permito la señalización ni la estigmatización de nuestras profesiones. Seguiremos trabajando con nuestros estudiantes y lucharemos día a día por el respeto a la actividad académica y no doblegaremos nuestro espíritu académico a los intereses políticos particulares vengan de donde vengan.

La Universidad Pública en Colombia se defiende

La Universidad Nacional de Colombia se respeta

Medellín, septiembre de 2020

También disponible en: 

https://medellin.unal.edu.co/noticias/3764-en-defensa-de-la-libertad-de-catedra-en-la-universidad-nacional-de-colombia.html

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EL RECUERDO DE UNA INFLUENCIA VITAL: JORGE ALBERTO NARANJO LA PUERTA DE ACCESO AL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA

Oscar Jaime Restrepo Baena
Profesor Titular
Departamento de Materiales y Minerales
Facultad de Minas
Universidad Nacional de Colombia
ojrestre@unal.edu.co

Resumen: En este trabajo se presenta un homenaje al profesor Jorge Alberto Naranjo haciendo un repaso de la formación académica y científica del autor, quien es actualmente se desempeña como profesor de la Universidad Nacional de Colombia, la cual fue guiada por el homenajeado. El en documento se destacan las cualidades docentes y motivadoras de la actividad científica por parte del profesor Naranjo y se reivindica con ello el legado que él dejó en toda una generación de profesionales que hoy en día ejercen en la ciudad y el país de manera exitosa. Se destaca igualmente el perfil humanista y la integralidad en el saber como características fundamentales del profesor Jorge Alberto en su quehacer. Se reivindica el a lo largo del texto la entrega y motivación del profesor Naranjo como docente y divulgador del conocimiento.


Palabras clave: Jorge Alberto Naranjo, Iniciación científica, Docencia, Integralidad, Ciencia, Filosofía, Arte


Estoy sentado frente a una hoja en blanco, tratando de dejar testimonio de una historia que me haya marcado y dejando que mis recuerdos me lleven atrás, a un pasado que no sé qué tan lejano sea, un pasado que me haga sonreír y que me produzca la alegría del recuerdo; una historia que haya dejado un surco marcado y me permita entender de alguna forma la razón por la cual soy lo que soy y me desempeño en lo que hago hoy. 

Son tantas cosas, hay tantos momentos, recuerdo a tantas personas que no es fácil enfocar esa lente que te permite el viaje en el tiempo. Sin embargo, hay algunas luces, hay claridades, hay espacios donde la mente se detiene y el foco se centra. Quizás en ello influya el presente y los intereses que hoy me marcan, los gustos que hoy tengo y el ambiente que me rodea, aquellos que hoy me acompañan y que en esos días del pasado no estaban, y también los que en aquel momento estaban y hoy no están aquí.

Todo ello llega junto. En esos momentos tengo que aclarar mis pensamientos, depurar mis recuerdos, centrar mis intereses y escoger solo aquello en lo que quiero que mi imaginación se centre, aquello con lo que pueda establecer una conexión directa sin que me saque del entorno en el que hoy me muevo y vivo.

Quiero partir contando que soy profesor de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia desde hace más de veinte años. No llegué a ello como producto del azar, ni porque haya sido la única opción que me dejó la vida. Fue buscado, perseguido y defendido a lo largo de los años desde que era estudiante de ingeniería en esta misma escuela de formación, o debería decir escuela de pensamiento, pues, es lo que es ese recinto, que muchos llaman con acierto Escuela de Minas.

Me pregunto ¿por qué ejerzo como profesor en esta casa de estudios? ¿qué hizo que mi formación profesional se encausara a desempeñarme como profesor? ¿Quién o qué motivó que me sumergiera en ese mundo académico, tan incierto como desprestigiado o mejor, tan poco valorado en esta sociedad motivada por el éxito rápido y medida por el monto de tus ingresos? No era ese el camino más fácil y algo pasó para que me animara a seguirlo, despertando esa pasión por el conocimiento, esa búsqueda permanente de lo que no se ve, esa inquietud inacabable de la pregunta, mayor aún que la satisfacción por el encuentro con la respuesta, ese ánimo inquebrantable de ponerse de frente al mar de incertidumbres, al vacío de certezas: esa convicción final de que lo que importa es el camino y no el destino.

Pienso en todo ello: en esa filosofía de vida, en ese entorno tan difícil de sostener a menudo, pero que me rodea permanentemente guiando mí quehacer, determinando el derrotero de mis días. ¿Cómo llegué ahí? ¿Qué lo potenció? ¿En qué momento se delineó ese camino? No tengo una respuesta única, definitiva: como es uno viene de la casa, la familia, los padres, el entorno, la formación básica, la escuela, el colegio, los amigos, el barrio, en fin, un paisaje tan variado que señalar un rasgo único, un sendero oculto, una causa única sería no sólo injusto y arbitrario sino equivocado.

Sin embargo, reconozco las diferencias de peso de los factores, el diverso calado de las influencias, el impacto inesperado de las circunstancias que han mantenido el trazo claro y firme del camino que recorro a gusto, dejándome marcar por él. Es ese el sino de esta vida académica: abrir puertas a otros, como me las abrieron a mí. Y es cosa de justicia recordar a quienes estaban haciendo de porteros, ayudando a cruzar los umbrales, tal como hoy lo intento hacer, en un movimiento perpetuo de recorrer sin repetir.

Mis recuerdos me llevan al año 1983 en la ciudad de Medellín, cuando era estudiante del Liceo Nacional Marco Fidel Suárez y estaba haciendo lo que entonces se llamaba quinto año de bachillerato y hoy décimo grado. Tengo la sensación de que quinto ya se llamaba décimo, pero todos nos negábamos a pronunciar el nuevo nombre, porque no queríamos privarnos del orgullo de sentirnos en sexto al año siguiente, máxima aspiración de cualquier colegial de esa época.

Los estudiantes del Marco Fidel, teníamos en nuestra vecina Biblioteca Pública Piloto, “La Piloto” nuestro sitio de encuentro. Allí jugábamos ajedrez, leíamos libros e historietas, hacíamos nuestra iniciación al cine de autor y, por supuesto, asistíamos a las primeras conferencias y recitales. Ese año conocí, de primera mano, a los Nadaístas en los conversatorios entre Jaime Jaramillo Escobar y Jota Mario, mientras Darío Lemus se refugiaba en su silla de ruedas sin decir una sola palabra. Vimos las películas de Bergman y Fellini y descubrimos al recién muerto Fassbinder, escuchamos en vivo a Alberto Cortez y Mario Benedetti nos envolvió con su Inventario. 

Y fue en ese entorno en el que asistí a mi primera conferencia científica. Se trataba de una disertación sobre los trabajos experimentales de Galileo Galilei, a quien habíamos estudiado en nuestras clases de Filosofía, Historia y Religión en el Marco Fidel. Aquella conferencia trataba de Física, Química, Arte, Filosofía, un universo de detalles que mi adolescencia inquieta y ávida de conocimiento nunca pudo procesar por completo. No supe si fui encantado por el personaje objeto de la charla o por el conferencista, a quien no logré diferenciar de aquél a quien se refería.

Tengo un recuerdo muy claro de la intensidad de aquella fascinación. Fue un jueves de septiembre y, durante el siguiente fin de semana, estuve pensando en una reflexión que hizo el conferencista cuando habló del agua y su relación con la expresión H2O: el agua no es H2O porque el hidrógeno y el oxígeno no te mojan y el agua moja. Que introducción tan maravillosa a la Mecánica del Medio Continuo. Ese conferencista se llamaba Jorge Alberto Naranjo, profesor de la Universidad Nacional. De él no supe nada más en ese momento.

A la semana siguiente volví a la biblioteca y busqué el nombre del profesor Naranjo. No encontré sus libros, pues al parecer no había publicado muchos en ese momento (eso vendría después). Sin embargo, su nombre aparecía de manera reiterada en otros espacios, pues lo pude ver como conferencista de literatura, de arte, de historia, de filosofía y de temas de ingeniería. ¿Quién era ese señor que dominaba temas tan diversos? ¿Cómo podía alguien hablar con propiedad sobre tantas cosas al mismo tiempo? ¿Lo hacía siempre como lo hizo cuando me tocó presenciarlo a mí en la conferencia sobre Galileo, una semana atrás?

Volví a saber del profesor Naranjo dos años después, en 1985, cuando ingresé a la Universidad Nacional como estudiante de Ingeniería de Minas y Metalurgia. Durante el primer año tuve que tomar mi primer curso de Física y, aunque el profesor Naranjo ya no hacía parte de la Facultad de Ciencias, sus vestigios se veían por doquier. En particular, sus notas sobre Mecánica circulaban entre los estudiantes. Ese mismo año asistí a una de sus conferencias, un reencuentro fundamental, pues me animé a abordarlo y hacerle algunas preguntas, a las cuales me respondió con amplitud y generosidad, abriendo la caja de sorpresas de mi curiosidad de manera definitiva. Me volví asiduo de ese profesor, incluso comencé a asistir desde el tercer semestre al curso de Mecánica de Fluidos que dictaba en la Facultad de Minas, aunque solo tendría obligación de matricularlo en el quinto semestre.

Por aquel entonces tomé el curso de Ciencia de Materiales con el profesor Luis Emilio Sánchez. Luis Emilio era un motivador inigualable y dictaba sus clases fundamentado en la Mecánica Cuántica, algo que nadie se atrevía a hacer, pues siempre se consideró entre los estudiantes que ese era un curso de transición y de paso fácil. Con Luis Emilio aquello fue otra cosa, todo un descubrimiento para mí, pues sus planteamientos eran los mismos que hacía el profesor Naranjo en sus clases. Recuerdo que cursaba estas asignaturas en 1986, cuando explotó en el aire el trasbordador espacial Challenger. Pasé horas con ambos profesores intentando una explicación, pues teníamos todas las herramientas para hacerlo. Planteamos la hipótesis de los materiales, de la velocidad de crucero, del combustible, de los flujos de corrientes parásitas, en fin. ¡Que laboratorio de conocimiento para un joven estudiante universitario!

En 1987 matriculé oficialmente el curso de Mecánica de Fluidos I, pero como ya lo había visto y aprobado, el profesor Naranjo me permitió jugar de otra manera. El reto fue traducir el libro de Li-Lam, mucho más avanzado y con un desarrollo matemático más profundo que el libro de texto oficial. Aquella estrategia me permitió manejar de una manera muy suelta el Cálculo diferencial, el Cálculo integral, las ecuaciones diferenciales y hasta el Algebra Lineal. ¡Qué maravilla todo aquello!

Ese mismo año en la sede Medellín de la Universidad Nacional tuvimos un paro largo y, por iniciativa del profesor Jorge Alberto, nos pusimos a estudiar la Ley de Stokes. Así que miramos el descenso de esferas de diferentes tamaños en distintos tipos de líquidos. Probamos champú, miel y melaza. Medimos tiempos de caída, dibujamos el rastro que dejaban las bolitas al caer y tomamos muchas fotos. Hace poco repasé con cariño esas imágenes, que dejaron una huella imborrable en mi formación. Por esa senda me acerqué al entendimiento de muchos fenómenos de la naturaleza, y fue posible gracias al impulso y la motivación del Jorge Alberto Naranjo.

La Mecánica de Fluidos fue la puerta de entrada. Una especie de bautismo para el entendimiento de los materiales, las rocas, los suelos, el aire, que se consolidó unos años después, en el curso de Mecánica del Medio Continuo que el mismo profesor Jorge Alberto inauguró en la Facultad de Minas a comienzos de los años 90. Lo asistí como invitado, pues ya había terminado mi programa académico y había comenzado a trabajar como ingeniero en una empresa de la ciudad. Para mí fue un curso fundamental, pues me permitió acceder a un entendimiento global de la mecánica de materiales durante mis estudios de posgrado en el exterior. Me inauguré como profesor de la Facultad de Minas una vez regresé al país y mi mayor orgullo profesional ha sido compartir ese curso con el profesor Naranjo. Enorme responsabilidad la que tuve con ese reto tan emocionante.

La segunda mitad de la década de los 80 fue fundamental en la producción académica del profesor Jorge Alberto. A su amplia divulgación científica de conferencias, conversatorios y notas de clase se agregaron los libros y, bajo esa modalidad, pudo compilar muchas notas que tenía acumuladas en sus archivos y que hoy están a disposición de toda la comunidad. Tuve el placer de ser testigo directo de aquella gran aventura y de compartir, de manera tangencial, ese ejercicio editorial, pues juntos tradujimos el libro “Termodinámica” de Enrico Fermi y resolvimos los ejercicios propuestos. Hoy lo sigo usando en mis clases, así como las notas del curso de introducción a la Mecánica del Medio Continuo, que no pierden vigencia.

Mantengo cercanos esos ya lejanos recuerdos porque mi agradecimiento no cesa. Haber compartido aquellos años de formación como estudiante universitario, aprendiz permanente y luego colega de Jorge Alberto Naranjo ha sido un aspecto fundamental en mi desarrollo profesional y personal. Jorge Alberto abrió mis espacios al mundo científico estudiando la física de Landau, despejó mis caminos al mundo profesional motivando que ingresara a la carrera docente y acogiéndome como colega en su curso, permitió que disfrutara del mundo literario leyendo autores antioqueños del siglo XIX y me enseñó autores que no conocía, me motivó a estudiar francés cantando las canciones de Charles Aznavour e italiano repitiendo y copiando los planos inclinados de Galileo, me inició como conferencista en “La Piloto”, mi vieja casa, cuando en 1998 me invitó a realizar una charla sobre la historia de la minería en Antioquia y, acompañado de su mano generosa, publiqué mi primer libro.

Mis visitas a su casa fueron disminuyendo en frecuencia con el paso de los años, a medida que su salud se iba desgastando, pero mi alegría al verle nunca disminuía. Fui testigo y beneficiario de su generosidad y vitalidad y sentí una gran alegría cuando una de sus hijas asistió a mi curso de Ciencia de Materiales. Sentí que era una manera de retribuirle por lo que él me había dado. Hoy el maestro no nos acompaña físicamente, pero su presencia se siente en muchas partes. Sus enseñanzas no se perderán, pues, así como hoy puedo dar testimonio de su legado, somos muchos en la ciudad y el país quienes recogieron el testigo y lo seguirán trasmitiendo a otras generaciones de estudiantes y aprendices inquietos por el conocimiento y el aprendizaje.

Gracias profesor Jorge Alberto.

Medellín, Enero de 2020

REVISTA DE EXTENSIÓN CULTURAL N° 64
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA  - SEDE MEDELLÍN

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NO SOY UN CRIMINAL: TRABAJO EN CIENCIAS DE LA TIERRA

Oscar Jaime Restrepo Baena

Facultad de Minas. Universidad Nacional de Colombia

ojrestre@unal.edu.co

Periódico El Mundo: https://www.elmundo.com/noticia/No-soy-un-criminaltrabajo-en-ciencias-de-la-tierra/380816

Las dos orillas: https://www.las2orillas.co/no-soy-un-criminal-trabajo-en-ciencias-de-la-tierra/

Boletín Ademinas: 

https://www.ademinas.org/#!/-boletin-ademinas--3-3-2-2-2-3/

https://drive.google.com/file/d/1uIcBmqV0O0MZiOa_rsxAhimxwGnZqLPT/view


La ley 60 de 1886 creó dos escuelas de minería en Colombia, una en Medellín y otra en Ibagué. En 1887 se suspendió la de Ibagué y quedó sólo la de Medellín, la cual se llamó Escuela Nacional de Minas y se formó como una institución independiente, pero muy ligada en sus inicios a la Universidad de Antioquia y años después se unió a la Universidad Nacional de Colombia.

 

Todas estas escuelas de formación a lo largo de su existencia han sido el motor del desarrollo de las ciudades, los departamentos y del país en general, a través de sus millares de egresados quienes hemos constituido la mayor parte del personal dirigente y técnico en las explotaciones mineras, las construcciones de distinto tipo, la infraestructura vial, los desarrollos hidroeléctricos, las obras de abastecimiento de agua, las obras sanitarias y la industria, así como en los planes de desarrollo físico, económico y social.

 

Las personas que estudiamos Ingeniería Geológica, de Minas, Minas y Metalurgia, Petróleos, lo hacemos con un concepto de respeto por la naturaleza. Pero además nos formamos con una sólida educación en Ciencias Básicas y por eso estudiamos Química, Física, Matemáticas y Biología, lo cual nos abre las puertas a las Ciencias de la Ingeniería y de esta forma podemos estudiar termodinámica y así entender las leyes de la naturaleza, los flujos energéticos en las aguas, el aire y las rocas, los equilibrios que controlan las reacciones químicas y las fuerzas que gobiernan el entorno que nos rodea. Ello nos lleva a estudiar la Mecánica de los materiales en la naturaleza, con un profundo respeto por ella para poder entenderla y así llegamos a la Mecánica de Fluidos, de Suelos y de Rocas, la mineralogía y la Ciencia de Materiales. A partir de ahí podemos entender los movimientos de la naturaleza, la manera como se forman los diferentes tipos de yacimientos y las leyes que los controlan. Las relaciones entre el mundo físico (aire, agua, suelo) y el mundo biótico (fauna y flora), las cuales conforman una sola entidad llamada planeta tierra. Entendemos y aplicamos los campos de fuerzas que controlan los equilibrios y las transformaciones de fase para identificar un mineral, entender sus relaciones con otras especies, poder extraerlo de su entorno y transformarlo en otra especie completamente diferente. Que hermoso y mágico es ver que una roca puede contener un sulfuro de cobre de no más de un 1% de metal, puede convertirse en un fino alambre para conducir la electricidad con una pureza de 99.99% o como un fluido complejo en composición se convierte en un combustible o incluso en un material polimérico especializado.

 

Pero es que además estudiamos Ciencias políticas y económicas, para entender el entorno que nos rodea, la comunidad en la que nos desenvolvemos y las implicaciones políticas, económicas, sociales y culturales que hacen de la naturaleza un entorno complejo. Y así lo hemos entendido y por ello hoy nuestra formación hace parte de un entorno sostenible. Estudiamos las relaciones de sostenibilidad para desempeñarnos como ingenieros integrales que le aportamos directamente al país.

 

Hoy en día nuestro país está viviendo unas condiciones especiales de transformación ya que se han planteado proyectos novedosos en términos de inversión económica, tanto de minería (oro, cobre) como de hidrocarburos (no convencionales) que se plantean como actividades económicas alternativas a la generación de recursos para el país y, sin embargo, estamos siendo cuestionados. Todos los días vemos artículos de prensa, programas de opinión, especiales de televisión en los cuales se habla mal de nuestro trabajo, se desprestigia nuestro que hacer, se tergiversa nuestro aporte para atacar los proyectos. Pero lo peor y más delicado es que se hace de una manera ligera, sin fundamento y con especial desconocimiento. Se hacen memes y burlas donde el principal eje es la ideología y no el fundamento técnico, en la mayoría de los casos defendiendo intereses particulares. El debate es bienvenido y la divergencia de opiniones es la principal fuente de enriquecimiento, pero siempre con los argumentos adecuados. No es atacando las profesiones como se consigue un objetivo. Si se va a descalificar un proyecto que se haga por inconveniente, demostrando claramente que es improcedente, pero no utilizando los medios de comunicación, la influencia política o el impacto publicitario como alcanzaremos el bienestar comunitario.

 

Los ingenieros geólogos, de Minas, Minas y Metalurgia y Petróleos, estudiamos para aportarle a este país, para entregar nuestro conocimiento al servicio de la comunidad. No somos delincuentes y la minería no es una actividad criminal. Estamos al servicio de la comunidad y actuamos siguiendo las palabras de Tulio Ospina


Medellín, Julio de 2020

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COLOMBIA: UN PAÍS FEUDAL

Oscar Jaime Restrepo Baena

Facultad de Minas Universidad Nacional de Colombia

https://www.elmundo.com/noticia/Colombiaun-pais-feudal/380315

http://hablemosdemineria.com/2020/06/colombia-pais-feudal/

http://unperiodico.unal.edu.co/pages/blog/detail/colombia-un-pais-feudal/


Colombia no deja de ser un país de sorpresas y contrastes. Siempre se nos ha dicho que somos un país feliz, en medio de muchas violencias. Sus habitantes somos amables, pero padecimos una guerra por más de cincuenta años y el país es uno de los más ricos en biodiversidad y recursos, sin embargo, los índices de pobreza son altísimos.

Lo mismo sucede con las personalidades y los intelectuales que nos representan. Nos movemos en medio de la polarización respecto a la política y, sin embargo, algo hace que ante ciertas situaciones los polos más extremos se alinean en la misma orilla. ¿Qué podría hacer que políticos de derecha e izquierda coincidan en defender las mismas causas? ¿Cuáles razones podrían hacer que personajes, ideológicamente distantes de derecha y de izquierda trinen en el mismo sentido, haciendo indistinguible a su autor? Que motiva a intelectuales, empresarios y terratenientes, políticos locales reconocidos, otros no tanto, pero con ganas de protagonismo, autoridades eclesiásticas, abogados, profesionales, actores, cantantes y hasta instituciones y agremiaciones, dignos representantes del establecimiento, se pongan de acuerdo y emitan comunicados, escriban columnas de opinión, lancen trinos,  preparen videos, escriban diatribas y hasta convoquen eventos “académicos” y conversatorios de manera casi que simultánea defendiendo las mismas causas? No dejo de preguntármelo.

Para resolverlo y tratar de acércame a un entendimiento he revisado la literatura y mis conceptos sobre economía y me encontrado algunas pistas que e me permiten aclarar de alguna manera estos temas.

Todas las razones de confluencia me conducen al concepto de feudalismo, un sistema de posesión de la tierra, sustentado en la tesis de que la ella sola era la medida de la riqueza de un hombre. La posesión de la tierra y su valoración extrema se convirtieron en la única fuente de riqueza y trajo al clero y a la nobleza el poder para gobernar. La sociedad feudal consistía de estas tres clases, clérigos, guerreros y trabajadores, con estos últimos al servicio de las dos primeras. En el feudalismo los clérigos y los guerreros que poseían la tierra estaban en un extremo de la escala social, viviendo a expensas del trabajo de los siervos, quienes estaban en el otro extremo.

Las razones que esgrimen nuestros contrapuestos representantes nacionales, no es otra que la misma valoración extrema de la tierra, pero ahora a diferencia de la época feudal, se basa en su defensa y cuidado. El respeto a la naturaleza que se ve violentado por la llegada de otras actividades al territorio que ponen en entredicho su hegemonía y manejo absoluto. Uno de ellos es el control sobre los siervos, hoy en día llamados campesinos. Es preferible el pago de jornales que de salarios dignos y de altura que permitan desmontar ese sistema de castas que subsiste en nuestro país.

Lo que vemos en Colombia con la dificultosa implementación de los acuerdos de paz no es otra cosa que una lucha intestina por el control de la tierra, el conflicto armado por más de cincuenta años se sustentó en ello y la muerte de líderes sociales no tiene otra explicación. En el mismo marco conceptual puede entenderse la férrea oposición de insignes representantes del pensamiento nacional a la llegada de actividades económicas que reemplacen la tenencia de la tierra como eje fundamental de la detentación del poder, cualquiera sea la definición del mismo. Estoy hablando de actividades económicas diferentes a las centradas en la propiedad de la tierra, hablo de minería, infraestructura, vías, hidroeléctricas, etc.

Uno de los aspectos que llevó a la caída sistema feudal fue la llegada del mercado y el comercio libre, el cual permitió el aumento de la productividad y al enriquecimiento de la población (o por lo menos cierta disminución de la desigualdad social), todo esto reforzado por la revolución del pensamiento y la valoración de la inteligencia humana. La entrada de la ciencia fue un golpe de fuerza que dio por terminado un sistema basado en la valoración de un bien terreno.

El proyecto minero de Quebradona es un buen ejemplo de todo lo anterior. Todos aquellos que se han manifestado en contra, representando las diversas esquinas ideológicas, encuentran en la minería la disculpa perfecta para defender su apego a un sistema feudal y obsoleto basado en la valoración extrema de la tierra y la llegada de una nueva actividad económica pone en peligro el estado de bienestar que ellos consideran adecuado para sus intereses. Sus argumentos se basan en una visión parcializada de los sistemas económicos de corte capitalista, apoyándose en verdades a medias, lo que da a sus afirmaciones un cierto aire de verosimilitud. Pero se desprecia el valor del pensamiento, se desacredita la inteligencia, se descalifican los oponentes y se desvirtúan los argumentos propios de la ciencia, pues el pensamiento es su verdadero enemigo.

Esa es mi triste conclusión, pues, aunque en Europa el sistema feudal medieval fue derrotado y le dio paso a la llegada del Renacimiento, centrado en la inteligencia, en Colombia seguimos siendo feudales y mientras ello no cambie, estaremos anclados en el pasado y sin esperanzas de trasformación y centrados en la tierra como fuente inagotable de conflicto nacional.


Medellín, Junio de 2020


También disponible en:

UN Periódico: http://unperiodico.unal.edu.co/pages/blog/detail/colombia-un-pais-feudal/

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DESINFORMACIÓN EN CONTRA DEL DESARROLLO NACIONAL

 

La desinformación, los rumores y las falsas noticias se han convertido en una constante en nuestra sociedad y han llegado a ser un palo en la rueda para la economía colombiana, entorpeciendo el progreso y el desarrollo del país. De manera periódica, tanto en medios de comunicación tradicionales como en redes sociales se hace eco de información sin fundamentos y sin soporte académico, sembrando imaginarios irreales y mentirosos sobre proyectos mineros de importancia para Colombia.

Desde la Asociación Colombiana de Exploración – Acexplo hemos observado cómo proliferan comentarios destructivos en contra de algunos de estos nuevos proyectos que se pretenden desarrollar en el país, sin dar espacio siquiera a la construcción del diálogo informado, serio y responsable fundamentado científicamente y con en el soporte académico que merece cualquier sociedad.

Columnas de opinión recientes de una profesora colombiana asociada al Departamento de Geología de la Universidad de Regina en Canadá y de un exministro de Minas del gobierno de Samper, publicadas en El Espectador y El Tiempo, respectivamente, dan cuenta de la estrategia utilizada por quienes se oponen a estos proyectos.

La profesora, por ejemplo, plantea en su texto, con mucha seguridad, la inconveniencia de realizar explotaciones mineras en el municipio de Jericó, dada la fuerte influencia sísmica de la zona. Lo preocupante de la columna es la falta de evidencia científica en sus argumentos, pues no aporta ninguno, algo impropio de quien se presenta con un perfil académico. La autora se vale de los antecedentes sísmicos del país para descalificar la actividad minera en su conjunto, agraviando sin fundamento a los profesionales que están vinculados a la minería. En un mismo concepto, además, encasilla y descalifica a los empresarios mineros, a las autoridades del Estado y a los políticos corruptos.

Como asociación de profesionales y ciudadanos respetuosos del ambiente y de la normatividad, rechazamos este trato malintencionado y descalificador para un gremio serio, responsable y respetuoso de la normatividad colombiana. No se puede maltratar la actividad minera de una manera tan baja, aduciendo argumentos científicos y técnicos, pues buena parte de lo que la profesora afirma se presenta fuera de contexto y acomodado al ataque a un proyecto minero, obedeciendo quizás a la defensa de intereses particulares.

En el caso de las columnas publicadas por el exministro de Minas se ha demostrado que el mismo autor opina sin tener un conocimiento actualizado sobre las posibilidades de mejores condiciones sociales, económicas e incluso ambientales, que pueden brindar proyectos como el discutido para los territorios del sector y basa sus argumentos en hipótesis erradas. Nuevamente no se aportan evidencias científicas, sino que se parte de la percepción y de conceptos preexistentes al respecto de las actividades mineras.

Antes de opinar sobre lo que puede pasar en un proyecto minero y en particular en el caso de Jericó consideramos que tendrá que ser la Agencia Nacional de Licencias Ambientales – ANLA, quien en su rigor científico valide todos los argumentos y evalúe si la empresa cuenta con un plan de manejo adecuado para mitigar los efectos que se puedan presentar en el proyecto en mención.

Así mismo, vale la pena mencionar el comentario realizado por un exgobernador de Antioquia y excandidato presidencial, quien replica en Twitter un artículo de Las 2 Orillas, escandalizado por la supuesta calamidad que generaría la extracción de oro en el municipio de Jericó en Antioquia. A nuestro juicio el opinador demuestra su liviandad y apresuramiento al hablar de un proyecto de oro y no un pórfido cuprífero, como lo es en la realidad el proyecto objeto de su veto, está fuera de contexto y por supuesto, carece de rigor científico y seriedad profesional, siendo muy llamativo el momento escogido para su presentación.

Lo que preocupa, más allá de las opiniones erradas, es que pareciera haber un interés oculto detrás de ellas. Hace un tiempo, de manera casi simultánea, se pronunciaron contra el proyecto de Jericó los señores directores de Proantioquia y de Comfama, con un modo de presentación muy similar al que vemos en la actualidad. Acto seguido, se dio un ataque de parte de reconocidos industriales antioqueños en emisoras de radio de amplia acogida como La W y La FM y finalmente algunos influenciadores emitieron sus opiniones por diferentes canales de difusión en todos ellos siguiendo la misma línea. Poco tiempo después quedó en evidencia la relación estrecha existente entre todas ellas

Como gremio hacemos nuevamente un llamado a la cordura, al respeto, al uso de argumentos técnicos sobre los proyectos mineros y en general los proyectos estratégicos para nuestro país y no al uso de estrategias disuasivas soportadas en falacias técnicas de gran impacto, que lo que buscan, fundamentalmente, es la defensa de intereses particulares y no el bien nacional y el futuro de nuestra economía, nuestro crecimiento y el desarrollo nacional.

Publicado también en: http://gda.com/detalle-de-la-noticia/?article=4099670

Asociación Colombiana de Exploración – Acexplo

Enero de 20220

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Hablando de lo que no se conoce

Hace unos días salía publicada en periódico El Tiempo una columna del ex rector de la Universidad Nacional de Colombia, Moises Wasserman en la cual hacía referencia a George Orwell y su producción literaria, la cual no ha dejado de estar vigente pues, aunque fue escrita en la primera mitad del siglo XX, sigue siendo un referente hoy en día a la hora de describir los comportamientos de muchas personas que se precian de ser dirigentes u opinadores del acontecer nacional. En aquel texto del exrector se hacía relación a quien hoy en día llamamos fundamentalista y se decía: “El fundamentalista nunca escribe o piensa en nada que no se dirija a demostrar la superioridad de su propia posición sobre la de sus oponentes”

Siguiendo con el mismo periódico, me encuentro con una columna de un señor de apellido Cock, a quien se le recuerda como ex ministro de Minas, refiriéndose a un proyecto minero que se prospecta para nuestro país, pero a quien mi memoria asocia, no con su desempeño en el gobierno, pues debe haber sido muy gris, ya que pocos lo recuerdan, sino más bien con sus premoniciones sobre el Túnel de Oriente en Antioquia.

En aquella ocasión el señor Cock hacía uso de su gran sabiduría y conocimiento técnico escribiendo: “Mi punto fundamental es que al disminuirse el nivel freático muchas plantas pequeñas como helechos y líquenes ya no alcanzarán con sus raíces a tomar el agua, entonces el rastrojo se seca y se pierde la capa absorbente que forma una especie de esponja en todos los montes. Así, las lluvias no penetran en la Tierra, sino que ruedan por la superficie, de manera que desaparece el papel del bosque: se muere, y con él las aguas”. Agrega, pesimista, que “prácticamente eso será un desierto, como en Boyacá o en Santander” https://www.vivirenelpoblado.com/ruidos-y-silencios-tuneladentro/, 21 de mayo de 2015.

Hoy el túnel existe, no se secó la quebrada Santa Elena, no se secaron los acuíferos, pues había un estudio hidrogelógico serio que así lo demostraba y Santa Elena no se convirtió en un desierto como lo predijo este super experto. Hoy en día, todo el país está orgulloso de esa obra de ingeniería, la cual estuvo parada por más de dos años por aquellos dirigentes políticos que hicieron caso de las advertencias de aquel exministro, quien haciendo gala de su posición e intereses personales desvió la atención y ocasionó al proyecto un sobre costo millonario que hoy debemos pagar entre todos.

Hoy el susodicho exministro vuelve a la carga y de nuevo usa supuestos argumentos técnicos para soportar sus afirmaciones con el fin de “demostrar la superioridad de su propia posición sobre la de sus oponentes” es decir sacando a flote su postura “fundamentalista” tal como lo definía Orwell y nos lo recuerda el profesor Wasserman. En los textos de Orwell se lee también, refiriéndose a la víctima (el señor Cock en este caso en particular): “Adelanta su caso, con supresión deliberada del punto de vista de sus oponentes… no miente por un fin político, sino que cambia sus sentimientos para poder hacerlo”. “Le resulta difícil descubrir lo que sucede realmente, le es más fácil colgarse de creencias lunáticas”. Para Cock no valen los argumentos técnicos ya que “Lo que el partido mantiene como verdad es verdad” (Orwell, en 1984), es decir, los argumentos técnicos esgrimidos por profesionales altamente calificadosrespecto a los conocimientos de los macizos rocosos, la geología minera, la geomecánica, la hidrogeología, los aspectos técnicos mineros, los procesos metalúrgicos, los aspectos paisajísticos y el manejo de colas y relaves carecen de validez, pues riñen con su posición filosófica (¿la tiene?) o con sus intereses personales y particulares.

Y siguiendo con Wasserman y Orwell: “Piensa que este pensamiento fundamentalista (voy a asignarle ese término a su definición) tiene tres características. En primer lugar, es obsesivo. El fundamentalista nunca escribe o piensa en nada que no se dirija a demostrar la superioridad de su propia posición sobre la de sus oponentes. En segundo lugar, es inestable. El objeto de su devoción puede cambiar con las circunstancias de la coyuntura política, intercambia fácilmente odios y amores, lo único que permanece constante es su fervor inexorable. Por último, es indiferente a la realidad. Es capaz de la mayor deshonestidad intelectual porque siente que le sirve a algo superior a él mismo”

Nos vemos avocados de nuevo entonces, a soportar que estos señores de gran linaje y poder económico, así como acceso directo a los medios, quienes al defender sus propios intereses pretenden seguir imponiendo sus mensajes camuflados de verdades técnicas y rigor académico, influyendo de manera directa en quienes toman las decisiones en nuestro país.

La minería hoy en día no es aquella que describe el señor Cock. La argumentación científica y el desarrollo tecnológico existen en la industria minera y han permitido que hoy en día hablemos de Minería moderna. Eso lo enseñamos en la universidad a nuestros estudiantes, quienes se gradúan con rigor. En la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia estamos formando Ingenieros como profesionales altamente calificados, con rigor académico y científico que les permitirán seguir influyendo en las decisiones técnicas que toman nuestras empresas para seguir transformando el futuro de nuestro país de una manera responsable y sostenible. Pero para ello se requiere estudio, capacitación, disciplina y mucho profesionalismo, algo que el señor Cock parece que no conoce al hacer sus afirmaciones. Creo que no estaría de más que se diera una pasadita por la universidad, pues sus argumentos siguen siendo los de hace años. Ojalá no nos pase de nuevo como con el Túnel de Oriente.

 

Oscar Jaime Restrepo Baena Ingeniero de Minas y Metalurgia, MSc., Ph.D. Profesor Titular Departamento de Materiales y Minerales Facultad de Minas Universidad Nacional de Colombia

 

Medellín, octubre 3 de 2019

 

Artículo publicado en:

Hablemos de minería 

http://hablemosdemineria.com/2019/10/hablando-de-lo-que-no-se-conoce/

Blog de Juan Paz: 

https://juanpaz.net/quebradona-hablando-de-lo-que-no-se-conoce-agacolombia/

País minero: 

https://www.paisminero.co/mineria/mineria-colombiana/20319-opinion-las-creencias-lunaticas-de-algunos-ambientalistas

Periódico El Mundo- Medellín: https://www.elmundo.com

https://www.elmundo.com/noticia/Hablando-de-lo-que-no-se-conoce/377748

Las dos orillas: 

https://www.las2orillas.co/hablando-de-lo-que-no-se-conoce/

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EN DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE

Oscar Jaime Restrepo Baena

Profesor Titular

Departamento de Materiales y Minerales

Facultad de Minas- Universidad Nacional de Colombia. Sede Medellín


A propósito de los despropósitos técnicos y académicos que se dicen con el pretexto de defender el medio ambiente.

 

Han circulado en los últimos días una serie de reflexiones de reconocidas personas e instituciones nacionales y locales que coinciden en llamar la atención sobre la protección al medio ambiente a propósito del proyectado e importante desarrollo de Quebradona. En principio es bastante loable propender por ello en nuestro país, azotado por las malas prácticas en muchos sectores, acolitadas con frecuencia por la indolencia de los gobiernos centrales, preocupados por lidiar con las tensiones políticas del día a día en la capital del país y no tanto con asegurar preventivamente el bienestar y la calidad de vida de la población en las provincias circundantes.

En las alocuciones y declaraciones recientes hay un tema común y es el ataque directo las actividades mineras pasadas, presentes y futuras, muchas de las cuales, en verdad, si bien han representado un apalancamiento en el desarrollo y crecimiento de la economía nacional, no siempre son el mejor ejemplo de respeto hacia el entorno.

Pero para ser defensor del medio ambiente se requiere responsabilidad, estudio y conocimiento del entorno físico, social y económico en los cuales se circunscriben dichas actividades mineras. Defender el medio ambiente es uno de los tres pilares del desarrollo sostenible, y en concordancia con los objetivos establecidos internacionalmente, debe considerar también el desarrollo social y el desarrollo económico, en sabio equilibrio. 

Debo comenzar por decir que estudié Ingeniería de Minas y Metalurgia, una profesión de la cual me siento muy orgulloso, pues recibí una formación de alto nivel, basada en el respeto hacia el entorno y los recursos de la naturaleza a partir de un profundo conocimiento de los mismos. Luego cursé mi Maestría, precisamente en Evaluación de Impactos Ambientales y profundicé un poco más en temas científicos cuando cursé mi Doctorado en Metalurgia y Materiales, haciendo énfasis en los aspectos termodinámicos y cinéticos que gobiernan los procesos de formación de minerales y la transformación de materias primas. Hoy en día me dedico a la docencia y la investigación con jóvenes profesionales preocupados por el conocimiento y el respeto por el entorno, tal como lo hemos venido haciendo en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia desde hace ya 132 años.

Lo anterior lo digo con modestia y con el respeto que me merecen las ciencias de la tierra, pues si existe un campo donde se requiere rigor y prudencia es en el entendimiento del entorno y con ello el medio ambiente. Por ello no salgo de mi asombro cuando escucho a periodistas, ejecutivos, directivos empresariales, agentes gubernamentales, empleados judiciales e incluso hasta los jerarcas eclesiásticos, hablando con tanta superficialidad sobre las terribles consecuencias que tiene la actividad minera sobre el medio natural y no por lo que se ha dado en el pasado, sino haciendo predicciones catastróficas y que se presentan como inequívocas e inevitables sobre lo que va a suceder con toda certeza en el futuro.

Uno de estos pronosticadores es el empresario José Roberto Arango, conocido como hábil salvador de empresas en quiebra en nuestro país y que ahora se presenta en los medios como un comprometido ambientalista. Desafortunadamente ha sido elevado a tal status por periodistas que recogen sus palabras con adulación, poco sentido de búsqueda de la verdad y ligereza, sin que se   atrevan a cuestionarlo. En las entrevistas del caso los periodistas ven tan arrolladora su lógica, que no ven otra opción que adularlo y graduarlo como vocero en la defensa de la naturaleza.

Como el Sr. Arango tiene abiertas las puertas de muchos medios de comunicación de nuestro país, ni siquiera cuida su lenguaje y se atreve a poner por escrito declaraciones que pretender basarse en la sabiduría que posee, al servicio del cuidado del ambiente. Me gustaría llamar la atención al evidente desconocimiento que subyace en sus declaraciones, con la intención de contribuir a que sus falsedades y exageraciones no queden como verdades reveladas 

Dice el Sr. Arango en su alocución radial que en el suroeste antioqueño el río Cauca corre de oriente a occidente. Con esto ya se advierte que no cuida sus palabras y que los lectores deben estar prevenidos con el resto de sus declaraciones.

En su columna de la revista Dinero el Sr. Arango afirma respecto al proyecto de la Mina Quebradona:

“Es cierto que se denominan de explotación subterránea, como también debe ser cierto que es minería a cielo abierto. Es decir, un cráter de un kilómetro de diámetro y de 400 a 600 metros de profundidad”

Es importante considerar que del diseño y desarrollo de las actividades mineras se encargan expertos muy responsables, como los Ingenieros de Minas, profesionales especializados que estudian planeamiento minero, utilizan técnicas modernas de modelamiento y simulación de operaciones, que requieren de conocimientos de investigación de operaciones para la toma de decisiones. Una cosa es una mina a cielo abierto y una muy distinta es una mina subterránea. ¿Con qué intención el señor Arango habla de cráteres, propios de la minería a cielo abierto, para la explotación de cuerpos mineralizados que se encuentran a gran profundidad como el de Quebradona, en la cual no se tiene ninguna intención de abrir tales cráteres?  

El señor Arango habla de cráteres de un kilómetro de diámetro y de 400 a 600 metros de profundidad. ¿Qué tipo de estructura es esta? ¿Existe posibilidad que algo así pueda existir y ser estable? Claro que no en las condiciones del yacimiento que nos ocupa. En la universidad los Ingenieros de Minas estudiamos Geomecánica y sus especialidades en Mecánica de Suelos y Mecánica de Rocas y cuando se explota un yacimiento como este nunca se propondría una estructura de este tipo.

Dice además el señor Arango:

“También debe ser cierto que es más una mina de oro que de cobre. Y es cierto que el precio del cobre es casi 500 veces menor que el precio del oro”

¿Qué se quiere decir en este caso con preguntas como esta, que insinúan que hay engaños en la planeación de los proyectos? En las Ciencias de la tierra existen los procesos de exploración y valoración de yacimientos y los geólogos determinan las características mineralógicas presentes en el sitio de la mineralización. Después con técnicas de Geometalurgia se establecen los procesos de beneficio de los minerales en función de su origen. Se estudia con rigor y se forma a nuestros profesionales éticamente para que definan las características de los depósitos minerales. Los metalurgistas definimos los procesos de transformación y sobre ellos se planifican los proyectos que dan origen a las industrias. Estas deben planearse muy bien para que sean rentables para que los accionistas, inversionistas y propietarios puedan hacer realidad los proyectos y las poblaciones puedan recibir los beneficios de las regalías, de los impuestos y de la generación de empleo y de valor agregado. Así funciona el sistema empresarial típico de la economía de mercado que hasta dónde se sabe, el Sr. Arango, ha defendido y practicado toda la vida.

Siguiendo con sus declaraciones que predicen efectos catastróficos sin fundamento real, dice el Sr. Arango:

“También debe ser cierto que se afectarán gravemente los acuíferos superficiales y profundos que se encuentran en la montaña y sus alrededores”

Este es un tema importante y por ello es necesario realizar una serie de estudios que los ingenieros que trabajan en las ciencias de la tierra deben considerar y para ello deben conocer en profundidad, estudios hidrológicos, hidrogeológicos, hidrodinámicos, etc. Y emplear su conocimiento y las bien conocidas buenas prácticas de la industria minera responsable, avanzada y sostenible para llevar a cabo las explotaciones sin causar impactos negativos como los que insinúa el señor Arango como cosa cierta ¿Conoce en verdad sobre estos asuntos el Sr. Arango? ¿Ha estudiado el proyecto, sus impactos reales o afectaciones o simplemente hace declaraciones sin fundamento real?

“También debe ser cierto que el cráter y el túnel se construirán con ayuda de explosivos y taladros de alto rendimiento y producirían contaminación de agua, aire y ruido”

Se aprecia en tales declaraciones la intención de usar la palabra cráter, que trae reminiscencias de erupciones volcánicas y de desastres. ¿Cuál es la intención de insistir en la coexistencia de un cráter y un túnel? Túneles habrá en el proyecto, pero ¿por qué habla de cráteres, de dónde ha sacado este diseño, esta certeza? En geomecánica existe un concepto llamado subsidencia y se rige por unos aspectos claramente definidos por los parámetros propios de las rocas existentes. Hay que hacer simulaciones y utilizar técnicas complejas de modelamiento que permitan tener elementos de juicio para la toma de decisiones. Los explosivos y taladros de alto rendimiento no son instrumentos de terror ni medios de atentar contra el ambiente. Son los mismos que se requieren para la construcción de las vías 4G que permitirán a las poblaciones y al Señor Arango desplazarse más rápidamente hacia Medellín, desde sus casas y desde sus fincas de recreo.

Hay otras afirmaciones temerarias hacia la Ingeniería de Minas y Metalurgia y hacia la sostenibilidad en su artículo, pero no me detendré en ellas. Me parece evidente que el Sr. Arango con ellas aparenta ser defensor del medio ambiente y la naturaleza y se toma la vocería de un pueblo que se describe, para generar más rechazo, como agobiado por una multinacional, pero lo que verdaderamente se ve es a una persona que está preocupada por sus espacios personales, por su finca. La historia se repite y nos muestra a lo que están dispuestos propietarios egoístas con tal de defender sus propios espacios. Me atrevo a señalar que al Sr. Arango, como a tantos dueños de fincas al borde del río Cauca en el Suroeste antioqueño lo que más les preocupa es que no les afeen sus terrenos. No tanto los impactos sobre las poblaciones o el medio ambiente. Si este fuera el caso, tendrían una mirada integral y equilibrada sobre este tipo de proyectos.  

Llama la atención la campaña mediática que han emprendido en los últimos días personajes importantes de nuestro país. La columna del Sr. Arango coincide, en tiempo y argumentos con los pronunciamientos del presidente de Proantioquia, de Comfama, Argos. Todos ellos en apariencia preocupados por el ambiente. En realidad, lo que se percibe son más bien intereses personales y económicos a nombre del medio ambiente, ya que toda esta campaña carece de rigor técnico y científico. Cualquier observador atento vislumbra otro tipo de intereses.

No me siento representado en la defensa del ambiente con esos argumentos. Insisto en que para ser defensor del medio ambiente se requiere conocimiento y estudio y eso aquí brilla por su ausencia.

 

Medellín, junio 7 de 2019

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Tener muchos frentes abiertos, el principio de funcionamiento del profe Oscar Jaime Restrepo Baena

En la oficina del profesor Oscar Jaime Restrepo Baena hay muchas cosas distribuidas en lo que podría calificarse como un desorden armonioso: libros, bolsas, papeles, estanterías, reconocimientos, muestras de minerales, un tablero y, entre muchos otros elementos que hablan de él, un mapa del mundo de más o menos media pared en el que relucen, pequeños pero vistosos, stickers de estrellitas que marcan los lugares que ha visitado o donde ha vivido.
  • Oscar Jaime Restrepo Baena ingresó como estudiante a la Universidad nacional de Colombia en 1985.

    Oscar Jaime Restrepo Baena ingresó como estudiante a la Universidad nacional de Colombia en 1985.

De personalidad dispersa pero enfocada, Oscar Jaime siempre supo que quería ser ingeniero de la Universidad Nacional de Colombia y hacia ese objetivo se encaminó. Terminando enero de 1985, después de graduarse como bachiller del Liceo Nacional Marco Fidel Suárez, empezó a estudiar en la Sede Medellín Ingeniería de Minas y Metalurgia, doce años después, se vinculó como profesor.
En la Universidad, dice el profesor que de estudiante conserva el hambre de conocimiento y el deseo por hacer cosas, “encontré un espacio donde me sentía bien y cómodo, un ambiente de motivación impresionante; acá encontré mentores como Jorge Alberto Naranjo, Luis Emilio Sánchez y Javier Ospina, entre otros que me generaron una inquietud más allá del estudio, sobre todo desde el quehacer científico”.

El profesor hace parte del CIMEX: el instituto de investigación en minería de la Universidad Nacional de Colombia. Foto cortesía.
Esa inquietud y la relación con sus maestros lo aproximaron al mundo científico y descubrió que la academia iba más allá de las aulas de clase, esa, de hecho, es una de las máximas que lo mueve. A propósito, recuerda una de las frases que le escuchó repetir incontables veces a su profesor y más tarde a su colega Jorge Alberto Naranjo sobre la docencia.
“’Uno como profesor está parado en la puerta viendo pasar’, eso decía Jorge Alberto. Yo a esa frase le añadí que estoy parado en la puerta con una cerilla encendida esperando para encender las mechas de quienes así lo deseen”, como le sucedió a él. Esa llama que otros le avivaron lo llevó a España donde hizo Maestría en Evaluación de Impactos Ambientales, un Doctorado en Materiales y una estancia posdoctoral que le permitió investigar sobre pigmentos inorgánicos.
Desde 1997, cuando se vinculó como profesor a la UNAL gracias a la convocatoria Generación 125, Oscar Jaime se ha dedicado a la formación de jóvenes en los niveles de pregrado y posgrado desde las aulas y, sobre todo, desde la investigación. Ayudó a crear la Maestría en Ingeniería - Materiales y Procesos, el Doctorado en Ingeniería - Ciencia y Tecnología de Materiales y el Semillero Interuniversitario de Investigación en Materiales que rápidamente derivó en el surgimiento del Capítulo Estudiantil (UNAL Medellín) de la Society of Mining and Exploration (SME).

Para Oscar Jaime impactar positivamente su entorno es una tarea de todos los días. Foto cortesía.
Al profesor el gusto por investigar, por estudiar y por formar, además de su personalidad activa, lo han llevado a moverse por el mundo con la investigación como estandarte y con la idea de que “el mundo de la ciencia no debería tener fronteras y cuando las hay, nosotros tenemos que romperlas; es decir, hay que abrir camino en lugar de poner más muros. Eso me permitió conversar, escuchar voces distintas y hacerme escuchar también”.
Gracias a eso y a que nunca se queda quieto, estrechó relaciones con colegas en países como Perú, Chile, México, España y Estados Unidos, hacia donde manda a muchos de sus pupilos, los que se dejan encender la mecha, a continuar su formación, y de donde también recibe estudiantes que quieren hacer estancias en la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín.

La familia es su prioridad. Foto cortesía.
Para el profesor Oscar Jaime el crecimiento y el bienestar de su entorno es también el suyo, por eso procura que todo lo que hace esté en función de esa premisa. En ese orden, algo que les enseña del mismo modo a sus estudiantes que a sus dos hijos es que sin disciplina no hay buenos resultados.
“Uno tiene ideas, decisiones, creencias, en fin, cosas por las cuales lucha; pero el secreto es precisamente ese: hay que luchar por ellas en vez de ponerse obstáculos. Yo siempre les digo a los muchachos: identifiquen para dónde van, después miramos cómo llegar”, comenta, y resalta que el mundo universitario tiene tal amplitud de alternativas que hacen posible cualquier camino que un estudiante se trace.
Entre sus frentes abiertos, la vida universitaria es el segundo más importante y en él se mueven muchas de sus prioridades; no obstante, el primero en su escala es, sin lugar a dudas, su familia: “yo antes que profesor soy esposo, papá, tengo hermanos, padres también y amigos. Mi vida familiar y laboral no riñen, por el contrario, las dos son parte de mí”, enfatiza.
El deporte, la música y las actividades creativas le ayudan a mantener su vida en equilibrio. Es tercer dan de taekwondo, monta bicicleta, ya no tanto como en la juventud, pero de vez en cuando, hace caminatas con su esposa y, en general mantiene un buen estado físico. Lee mucho: desde literatura y artículos científicos hasta los trabajos de grado de sus estudiantes de pregrado y posgrado.
Es un estudioso de la música y aunque su sonido es el rock sabe y conoce de todo. De hecho, cuando cumplió 40 años su manera de celebrarlos fue haciendo una recopilación de canciones, imágenes y sucesos asociados a su vida en relación con su entorno próximo y con el mundo; con ello creó un archivo que conserva parte de su memoria.

Oscar Jaime Restrepo es profesor de la UNAL Medellín desde 1997.
“Y cuando llegué a los 50 me dije: ‘yo tengo muchos amigos que saben muchas cosas y de los cuales yo he aprendido. Hay que hacer algo con eso’”, cuenta. Así nació Saberes compartidos, un ciclo de conferencias que se hicieron cada dos semanas en 2018 y continúan en 2019 pero cada mes.
“Tecnologías 4g, el sistema pensional colombiano, la historia de los apellidos en Colombia y muchos temas más porque, precisamente lo que descubrimos con ese ejercicio tan bonito es que todo es susceptible de contarse, todos sabemos muchas cosas y por qué no valorar y ser cariñosos con ese conocimiento”, dice sobre Saberes compartidos.
Oscar Jaime siempre lleva consigo una mochila en la que, igual que en su oficina, hay muchas cosas que lo identifican: un libro o algo para leer, su agenda, un papel o algo donde anotar, lapiceros y otros elementos que hablan del hombre disciplinando, enfocado y atento a lo que lo rodea que ha dedicado más de 20 años a la Universidad que le ha permitido ser quien es.
(FIN/CST)

     

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CARACTERÍSTICAS DE LA INDUSTRIA EXTRACTIVA COLOMBIANA

 https://unperiodico.unal.edu.co/pages/blog/detail/caracteristicas-de-la-industria-extractiva-colombiana/

 COLUMNA

MARZO 12 DE 2019

PERFIL

OSCAR JAIME RESTREPO BAENA

Profesor del Departamento de Materiales y Minerales de la Escuela de Minas de la Universidad Nacional de Colombia (UN) Sede Medellín. Ingeniero de Minas y Metalurgia de la UN; magíster en Evaluación de Impacto Ambiental y Ph. D. en Metalurgia y Materiales de la Universidad de Oviedo (España). Realizó una estancia posdoctoral en el Laboratorio de I+D de la empresa Nubiola, en Barcelona (​​España), donde también se desempeñó como director de Investigación y Desarrollo. Es miembro del Instituto de Minerales (Cimex).

Características de la industria extractiva colombiana

La economía colombiana está entre las cinco más importantes de Latinoamérica. Este posicionamiento se debe, entre otros aspectos, al crecimiento en la última década del sector extractivo nacional. Los principales productos de esta industria se centran en la producción de hidrocarburos (petróleo y gas), carbón (térmico y metalúrgico), metales preciosos (oro, plata y platino), ferroníquel, hierro, esmeraldas y materiales de construcción (calizas, arcillas, arenas). Aunque la manera como evoluciona cada uno de estos recursos es diferente, normalmente obedece a factores del contexto internacional, y en algunos casos a causas internas.

La industria extractiva colombiana se puede considerar desde varios frentes, pero en general abarca dos grandes sectores: los hidrocarburos (petróleo y gas) y la minería. El primero se caracteriza por presentar técnicas, tamaños y productores más homogéneos, mientras que el segundo es mucho más diverso tanto en productos como en técnicas, procesos productivos (subterráneo, cielo abierto, aluvión, disolución) y tamaños de las operaciones (subsistencia, pequeña, mediana y gran minería).

En Colombia el sector de los hidrocarburos ha crecido por la sustitución del carbón por otros energéticos, como el gas de esquisto (shale gas) y otros productos y técnicas no convencionales de extracción (fracking) con las cuales se plantean nuevas perspectivas en cuanto a su producción y uso, aunque no estén exentos de polémica y crítica. A pesar de que los pronunciamientos de las comunidades en las cuales se desarrolla o se pretende desarrollar esta actividad así lo confirman, su evolución positiva continúa.

Por su parte la minería provee productos esenciales para la vida diaria, aunque, por tratarse de la extracción de recursos naturales no renovables, puede afectar otros factores causando impactos significativos en el entorno físico y en las comunidades locales. Su magnitud crece en la medida en que se incrementa la producción, lo cual tiene que ver con los desechos generados y la emisión de gases, además de que los efectos negativos pueden generar la pérdida de especies de fauna y flora y de disponibilidad de agua.

El reto actual de la minería es hacer que esta actividad les entregue beneficios a las comunidades locales y regionales, incluso después de agotados los recursos minerales, para lo cual es necesario investigar sobre el desarrollo local sostenible de comunidades mineras; aquí la innovación entra a jugar un papel primordial para enfrentar los retos que se presentan por la rápida generación de rentas, la habitabilidad de las comunidades y la gestión de los recursos naturales.

En el desarrollo de las actividades de la industria extractiva del país, estas deben cumplir con la normatividad ambiental vigente, en la que se constituyen las responsabilidades y obligaciones de los concesionarios frente a los permisos y el licenciamiento ambiental de los proyectos extractivos. Institucionalmente el ente responsable de dichas licencias es el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, entidad que ejerce esta labor mediante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR). Además, la ley prevé que para actividades no licenciadas en el uso de recursos naturales no renovables se debe obtener el respectivo permiso, autorización o concesión ambiental, de la autoridad ambiental competente.

Hoy la industria extractiva (minería e hidrocarburos) no goza de la mejor reputación, pues la percepción pública se mantiene negativa a pesar de la proliferación de iniciativas de minería sostenible desde hace algunos años. En algunos sectores se plantea la inviabilidad de una minería sostenible y muchas organizaciones argumentan que la minería es una actividad inherentemente insostenible. Otros actores sostienen que la minería puede ser un motor de crecimiento y reducción de la pobreza, si sus actividades compensan los daños generando capital útil y duradero con beneficio directo a las comunidades. El reto consiste precisamente en hacer de esto una realidad, lo cual compromete a muchos estamentos de la sociedad de manera proactiva.

Algunos comentarios sobre la producción minera en Colombia

Aunque en Colombia la canasta minera se compone de más de 30 productos, de los más significativos se pueden mencionar algunas particularidades:

Carbón

Es el mayor producto minero de exportación (11,9 % de las exportaciones colombianas, 72,8 millones de toneladas en 2015). Las mayores explotaciones de carbón térmico se realizan a cielo abierto y se encuentran en el norte del país (La Guajira y Cesar). El carbón metalúrgico se produce en las cuencas de Boyacá y Cundinamarca, donde también se explota carbón térmico.

Ferroníquel

Colombia produce cerca del 1,7 % de la producción mundial, en Montelíbano, Córdoba, con producciones promedio anual de 45.000 toneladas entre 2010 y 2015 (1,20 % del país y 6,72 % de las exportaciones mineras).

Metales preciosos

En 2015 Colombia produjo cerca de 59 toneladas de metales preciosos (oro, plata y platino). La producción nacional de oro se concentra principalmente en Antioquia, Chocó, Nariño, Cauca y Bolívar, con un alto componente de informalidad e ilegalidad (solo 12 % de la producción precede de empresas reconocidas).

Materiales de construcción

Los materiales de construcción presentan un crecimiento en cuanto a su extracción, específicamente la caliza para la producción de cemento y cal, debido a la dinámica que ha tenido el sector de la construcción en la última década. Dichos materiales son fuente de ingresos para una parte importante de la población a lo largo de todo el territorio.

En resumen, el panorama que se presenta permite vislumbrar un sector altamente dinámico y con perspectivas importantes para el país, que además aporta de manera clave a la economía nacional, por lo tanto, no se puede desconocer la necesidad de integrarlo más directamente al conocimiento de la población y crear conciencia de la necesidad de una interacción adecuada y proactiva entre todos los actores que forman parte de este: Estado, comunidades, productores y consumidores.

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ELUCUBRACIONES SOBRE LA INUTILIDAD DEL ORO

Oscar Jaime Restrepo Baena

Facultad de Minas. Universidad Nacional de Colombia

ojrestre@unal.edu.co

 

En los últimos días han proliferado las opiniones respecto a la extracción de oro en Colombia, en parte motivadas por los resultados de la consulta realizada en el municipio de Cajamarca, Tolima. Y entre todos esos textos que llenan el espacio en los medios, hay dos que me han llamado la atención, no solamente por la manera en la que se acercan al tema, sino también por las afirmaciones que en ellos se hacen.

El primero de los artículos me lo envió el Obispo de Jericó, Antioquia, Monseñor Noel Londoño, a quien había invitado la semana anterior a visitar la Facultad de Minas, y lo firma Héctor Abad Faciolince, uno de mis escritores preferidos y por qué no decirlo, el más importante del país. Héctor Abad firma su columna como “El oro o el paraíso” y además de plantear la falsa disyuntiva entre paisaje y minería, afirma que el oro es un metal inútil.

Más radical en sus afirmaciones resultó la columnista de la revista Semana Sostenible Carolina García, quien se pregunta igualmente “¿Para qué sirve el oro? La respuesta es cruda: para casi nada. Es un metal inútil.” La misma afirmación de nuestro prestigioso escritor. La columnista de Semana se tomó el trabajo de discriminar la producción porcentual del metal y de mostrar lo absurdo que son nuestros comportamientos y creencias, lo tontos que hemos sido a través de la historia de la humanidad al creer que el metal dorado “tiene un valor especial”

Ante estas afirmaciones, las cuales también me había expresado personalmente Monseñor Noel, me vinieron a la cabeza un montón de imágenes y preguntas respecto al oro. Si es un metal inútil, entonces, ¿por qué a los deportistas cuando ganan una competencia les dan una medalla de oro? O ¿por qué mis padres celebraron sus bodas de oro de matrimonio? O ¿por qué los antiguos alquimistas buscaban la Piedra Filosofal, aquel artilugio que todo lo que tocaba lo convertía en oro? O ¿por qué para indígenas aborígenes de América ese metal inútil era tan importante? ¿Será entonces que nuestros antepasados Muiscas eran unos tontos que hacían ofrendas a sus dioses vistiendo a su jefe de oro para que se zambullera en la Laguna de Guatavita? ¿Han perdido absurdamente su tiempo todos los pueblos antiguos y modernos a lo largo de la historia de la humanidad buscando el oro en la naturaleza? ¿Han estado siempre equivocados? 

Me temo que con el oro hay algo más que tontería, hay algo diferente a la “lo útil” que reclama con deliciosa prosa Héctor Abad y con agresividad la columnista de Semana, hay tal vez un montón de simbolismo y ritualidad que nuestro concepto práctico de la existencia no nos permite ver. Tiene que haber un significado que explique el porqué hoy en día se producen cerca de 3000 toneladas anuales de oro en el mundo. No creo que el absurdo nos siga dominado.

¿Qué es lo que hace atractivo el oro? ¿Tal vez su inutilidad química? Y con inutilidad me refiero a que se trata de un metal que no reacciona con otros. El que sea inerte implica que se puede crear una Balsa Muisca con él y confiar en que mil años más tarde puede contemplarse en el Museo del Oro en Bogotá casi que tal como la elaboraron sus creadores.

¿Será que el oro es una alegoría a la incorruptibilidad, aquello que tanto han buscado las religiones a lo largo de la historia? ¿Tiene algún valor el color dorado que lo distingue?

Como ya lo manifesté arriba, la producción anual de oro en el mundo está cercana a las 3000 toneladas al año y de esas 60 se producen en Colombia, casi todas ellas de manera ilegal. Sin embargo, independientemente del origen y de los responsables de la extracción, ese metal está circulando y alguien está pagando por él. En cifras redondas equivale a un monto cercano a los 2300 millones de dólares al precio actual para nuestro país. El monto mundial es una cifra astronómica, cerca de 114 mil millones de dólares. ¿Dónde está ese dinero? Pues dinamizando la economía y creando valor. He ahí el verdadero interés del oro, el impacto real de su extracción. El oro es un motor de la economía tal como la entendemos en nuestra sociedad.

La extracción de oro posibilita el crecimiento de muchos sectores de la economía y hace que el mercado sea dinámico, ha posibilitado el desarrollo de nuestro país y de la mayoría de las economías del mundo. La extracción minera del oro ha facilitado encadenamientos productivos que han permitido la expansión, el crecimiento económico y por ende la generación de valor. ¿Y de que se trata el encadenamiento productivo?, pues que los comerciantes, fontaneros, electricistas, mecánicos, dueños de tiendas de barrio y bares y muchas más personas estén obteniendo su sustento de la extracción del oro. Es que no es sólo el oro, es que toda la economía del pueblo se mueve gracias a la minería de este.

En Colombia el ejemplo es claro, luego de la expulsión de los españoles en 1819, llegaron los ingleses con sus recursos, invirtieron en el país y a cambio de ello, cobraron su deuda trayendo ingenieros de minas y geólogos con el fin de sistematizar y rentabilizar la extracción del oro y así se dio lugar al nacimiento y desarrollo de la agricultura como actividad económica organizada, se potenció la siderurgia, la explotación del carbón y el desarrollo de la infraestructura, se impulsó la industria cerámica y el comercio se consolidó ampliamente y en consecuencia el sector bancario vio su nacimiento. Nuestra Universidad Nacional también se fundó en aquellos días y la Escuela de Minas de Medellín se creó en Medellín en 1887. Medellín, aquel pequeño poblado que a principios del siglo XIX no era más que una villa alejada y pobre donde se enviaban a morir a los reos que habían sido condenados en la ilustre Santafé de Bogotá y que a finales del mismo siglo era ya una naciente ciudad construida en torno a la explotación minera de sus poblados vecinos. Todo ello como consecuencia de la explotación de oro, la cual tuvo en El Zancudo, su empresa más emblemática en la segunda mitad del siglo XIX, con más de 2500 empleados hacia 1890, un número que ya lo quisieran tener muchas empresas de hoy.

Si, muy posiblemente, tal como lo afirman Abad y García, el oro es un metal inútil que sólo sirve para ser utilizado en rayos láser para una mayor precisión en el tratamiento de pacientes con cardiopatías o tumores, para ser usado en las hebras de ADN para el estudio del material genético de las células y en termómetros de precisión y en la unión de agentes químicos complejos (como proteínas) para la creación de drogas y medicamentos de alta complejidad. En automóviles, en aviones para enfriar sus turbinas. En la industria para detectar altas concentraciones de monóxido de carbono u otras sustancias que contaminan el ambiente. En la exploración espacial, por sus cualidades reflectivas, protegiendo a astronautas, cápsulas y otros elementos del calor del sol y la radiación infrarroja.

Tal vez solo sirva para eso, pero al mismo tiempo, mientras se siga explotando permitirá seguir generando esa cadena de valor que requieren las economías modernas y que ningún otro elemento es capaz de igualarse a él. Sin embargo entiendo que este es un concepto que no sea fácil de asimilar desde un cómodo escritorio de una oficina de redacción de una revista o un periódico en Bogotá, la capital de nuestro “Virreinato”, desde donde la minería es una actividad que se realiza por allá muy lejos y que sólo afecta a quienes viven en las provincias.

 

Facultad de Minas

Abril de 2017

***

VERDADES A MEDIAS 

O la madre que devora a sus propios hijos 

 

Oscar Jaime Restrepo Baena 

Profesor Asociado 

Departamento de Materiales y Minerales 

Facultad de Minas Universidad Nacional de Colombia 

e-mail: ojrestre@unal.edu.co

 

Se ha vuelto frecuente que la Universidad Nacional de Colombia a través de su publicación UN Periódico les dé una ventana de divulgación a todos aquellos a quienes la actividad minera les produce escozor. Eso está bien en aras de la libertad de expresión, pues todos tenemos derecho a sentar nuestra posición, lo grave es que se haga  de un solo lado y sin equilibrio. Llama la atención el empeño que se pone en atacar a como dé lugar la actividad extractiva de los recursos naturales del país.  

Cuando en un medio de divulgación científica, como es el caso de UN Periódico se presentan hechos y posiciones dadas, la comunidad las asume con verdades incontrovertibles. La universidad Nacional se ha ganado ese respeto. Por eso si una gran mentira se repite día a día, número a número de manera constante ésta va pasando desapercibida como una verdad. Esas posiciones sesgadas y poco soportadas científicamente se mimetizan de verdad incuestionable en las salas de profesores, en los colegios o se vuelven temas de conversación en las paradas del bus o en los titulares de los diarios, llega a los niños en las escuela, pues sus maestros las trasmiten de manera natural y ya nadie se pregunta si son ciertas o no. La mentira se esconde como el buen veneno, se induce a su manipulación en el nombre de la libertad de expresión, entendida como licencia para mentir.  Esa mentira es el texto de la cabecera de uno de los periódicos de la Universidad Nacional.    

El UN Periódico órgano de divulgación científica de la Universidad Nacional de Colombia se ha convertido de manera sistemática en el órgano antiminero por excelencia en el país. En cada número que circula de esta publicación el director se ha empeñado en publicar todos los males que le produce a las diferentes regiones de Colombia la actividad extractiva y muchas veces sin ni siquiera cuidar la calidad de lo que publica. La clave está en impactar y para ello se vale todo, desde los errores ortográficos en los títulos o la utilización de palabras no existentes en lengua castellana (“estractivismo”): 

http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/escasez-de-agua-uno-de-los-riesgos-delestractivismo.html

hasta las graves imprecisiones y falsedades en el contenido de los artículos

http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/arsenico-pone-en-peligro-acuiferos-ensanturban-1.html

La Universidad Nacional de Colombia tiene entre sus programas curriculares la formación de profesionales en Ingeniería Geológica, Ingeniería de Petróleos e Ingeniería de Minas y Metalurgia, en donde se capacitan ingenieros que contribuyen al desarrollo nacional. Consideramos que están siendo formados de manera integral para interactuar ética y profesionalmente en la economía nacional. Por ello entonces no se entiende como la misma universidad en su órgano oficial de divulgación asume posiciones de ataque directo a la actividad que estos profesionales desarrollan. ¿Qué sentido tiene entonces esta dualidad? 

Escribo en mi condición de académico y profesor de la Universidad Nacional de Colombia. No me siento vocero de ninguna comunidad y no me esgrimo como adalid de ninguna causa, lo que verdaderamente me preocupa es que nosotros como representantes de una comunidad académica presentemos de manera imparcial y real las condiciones que gobiernan las actividades económicas y científicas de nuestro país. Nuestra responsabilidad es la de dar las respuestas adecuadas y poder informar a la comunidad con las herramientas que tenemos a disposición y por supuesto respetando el nombre de nuestra institución, la cual debe velar por la calidad de los argumentos científicos que avalan las diferentes posiciones que surgen cuando de un tema en particular se trata.  

Creo que el país está maduro para poder realizar debates académicos y científicos que permitan valorar cuando se presentan las condiciones adecuadas de manera natural y cuando son inducidas por operaciones realizadas por el hombre. No podemos de manera alegre anunciar o citar números sin ningún asidero con el fin específico de alarmar o atacar un determinado grupo de interés. Tenemos que usar la fundamentación científica para discutir de una manera racional causas y consecuencias de procesos naturales y artificiales.  

Bienvenido el debate y bienvenida la controversia, pero siempre desde el respeto por los argumentos. 


Facultad de Minas, junio de 2014

***

¿Quién vigila la calidad académica y científica de lo que se publica en UN Periódico? ¿Está la UN mal informando y maleducando a la sociedad colombiana? 

 Oscar Jaime Restrepo Baena

Departamento de Materiales y Minerales

Facultad de Minas

El titular de UN Periódico No. 177 publicado el 10 de mayo de 2014 nos pone los pelos de punta, o eso pretende, me imagino. A todo lo ancho de la primera página aparece un titular espectacular “Arsénico pone en peligro acuíferos en Santurbán” y así con esa afirmación se busca alarmar a toda la comunidad, no solamente científica, sobre todos los problemas que acarrea la explotación minera en general y en particular lo amenazado que se encuentran los páramos de nuestro país. 

Quiero llamar la atención sobre la gran aceptación que tiene este publicación de la UN en la comunidad nacional y la manera como sus artículos se han convertido en una referencia para los diferentes medios de comunicación del país y me atrevería a decir que del mundo, pues la versión digital de este medio es muy amigable.  

Así las cosas, la UN aparece advirtiéndole al país y al mundo sobre los peligros que se ciernen sobre nuestros recursos naturales y lo amenazados que se encuentran por la cruel naturaleza que “nos tocó” y las despiadadas acciones de los mineros, esa maléfica secta de depredadores que pretende acabar con nuestro país. 

Pues bien, me he tomado el trabajo de leer entre líneas este “sesudo” artículo firmado por la periodista Sandra Uribe, quien para soportar sus afirmaciones y darle la solidez científica que precisa este medio, se ha rodeado de expertos documentalistas de la Escuela de Cine y Televisión,  biólogos y por supuesto abogados de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, quienes, haciendo uso de su gran conocimiento científico y sus profundas bases en mineralogía, geología, termodinámica, cinética de reacciones, minería, mineralurgia y metalurgia extractiva, conceptúan profundamente sobre los riesgos y los males a los que nos someten los mineros de este país.  

Comencemos por el título. “Arsénico pone en peligro acuíferos en Santurbán” para analizar esta frase propongo que el lector se acerque al elemento químico llamado arsénico y cómo se presenta en la naturaleza. Para ello haré referencia al Manual de mineralogía de Dana (Dana - Hulburt Manual de Mineralogía, 2da ed.) en donde se puede leer:   

Arsénico Elemento químico, cuyo símbolo es As y su número atómico, 33. El arsénico se encuentra distribuido ampliamente en la naturaleza (cerca de 5 x 10-4% de la corteza terrestre). Al  arsénico se le encuentra natural como mineral de cobalto, aunque por lo general está en la superficie de las rocas combinado con azufre o metales como Mn, Fe, Co, Ni, Ag o Sn. El principal mineral del arsénico es el FeAsS (arsenopirita); otros arseniuros metálicos son los minerales FeAs2 (löllingita), NiAs (nicolita), CoAsS (cobalto brillante), NiAsS (gersdorfita) y CoAs2 (esmaltita). Los arseniatos y tioarseniatos naturales son comunes y la mayor parte de los minerales de sulfuro contienen arsénico. La As4S4 (realgarita) y As4S6 (oropimente) son los minerales más importantes que contienen azufre. El óxido, arsenolita, As4O6, se encuentra como producto de la alteración debida a los agentes atmosféricos de otros minerales de arsénico, y también se recupera de los polvos colectados de los conductos durante la extracción de Ni, Cu y Sn; igualmente se obtiene al calcinar los arseniuros de Fe, Co o Ni con aire u oxígeno. El elemento puede obtenerse por calcinación de FeAsS o FeAs2 en ausencia de aire o por reducción de As4O6 con carbonato, cuando se sublima As4.

Esto nos indica en primera instancia que para liberar el arsénico de su mineral se requiere romper el enlace covalente que lo mantiene atado a la estructura de casi todos los minerales en los que se encuentra presente, ya sea el azufre cuando está como sulfuro (arsenopirita, rejalgar, oropimente) o del oxígeno cuando se encuentra como óxido (arsenolita). En ambos casos el producto es insoluble y por lo tanto no es lixiviable, ello significa que no se libera de manera natural, para ello hay que realizar procesos metalúrgicos como la tostación o la reducción, las cuales requieren una alta energía y por lo tanto no se realizan de manera espontánea. Sin embargo la periodista Uribe, apoyada por los “expertos” de la Facultad de artes y de Ciencias políticas, nos alerta sobre como la fracturación natural de las rocas o el hecho de excavarlas libera este tóxico elemento…. “Debido a que en esta zona de páramo las rocas son muy fracturadas, al excavar o hacer exploración minera en busca de oro se libera de manera natural arsénico, un compuesto tóxico que al llegar a los acuíferos forma aguas ácidas. Esto representa una amenaza para las reservas subterráneas de las que dependen 2 millones de personas”.  

Al parecer nuestros colegas descubrieron la forma de lixiviar sólidos covalentes utilizando agua como solvente (??). Creo que tendrán que explicarnos cuáles son las reacciones químicas que se están presentando y de la misma manera si dichas reacciones cuentan con el “permiso” termodinámico para proceder. Esto podría ser muy interesante, pues según estos “expertos” se podrán realizar reacciones químicas cuyo cambio en la energía libre de Gibbs sea mayor que cero. Al parecer estamos ante un hallazgo excepcional y no nos hemos dado cuenta. 

Además de lo anterior en el artículo la periodista involucra a 2 millones de personas, supongo que el pérfido arsénico llegará de manera intrépida y perversa a afectar a todas las personas que viven en el departamento de Santander…. Bueno no solamente este hermoso departamento, todo el país podrá ser afectado y quedará muy probablemente en ruinas por “fenómenos como la minería”.  

Por supuesto además del arsénico, presente en la arsenopirita, está la malvada pirita, “un sulfuro de hierro que es capaz de liberar el hierro y el azufre”. Además de una manera muy estequiométrica, estos científicos nos dan las cifras del desastre, “arsénico, un producto muy contaminante que está en proporción de 30 a 40 gramos por cada gramo de oro”. Les confieso que a estas alturas del artículo ya mis pies temblaban y mis manos no podían sostener el periódico. 

Sin embargo el máximo delirio llegó cuando unos de los “científicos” citados sigue haciendo cálculos: “habría unos 80.000 millones de gramos de arsénico que saldrían solo de la mina Angostura. Dado que este elemento se disuelve fácilmente en el agua y es muy tóxico, el peligro es que este líquido, usado también en agricultura, llegue a las personas”. 

Bueno, aquí la cosa se pone difícil, pues nos están hablando de 80 mil millones de gramos de arsénico. Si mis matemáticas no fallan estamos hablando de 80 millones de kilos o mejor aún 80 mil toneladas de arsénico. Ya estoy mareado. Creo que tendríamos que recordarles al profesor y a la periodista algunas relaciones de proporcionalidad, sentido de realidad, reacciones de interés y su eficiencia y por supuesto los principios termodinámicos y cinéticos que las rigen. Un poco de respeto a la inteligencia por favor…. 

Según se reporta en el artículo “los grupos de azufre presentes forman ácido sulfhídrico (que es corrosivo y tóxico) y ácido sulfúrico. Estos dos compuestos bajan el pH al agua hasta valores cercanos a 1,5”. 

Es muy fácil citar pseudo  resultados,  sobre todo cuando surgen de reacciones imposibles desde el punto de vista termodinámico y cinético.  ¿Sabrá el profesor que la cinética de esta reacción es casi imposible? Si bien es factible desde el punto de vista termodinámico, no hay suficiente energía de activación que permita que la reacción se dé a temperatura ambiente. La cinética no lo permite. Por favor seamos serios o por lo menos documentémonos antes de emitir tales afirmaciones. 

Ah, pero como con el arsénico no es suficiente, y de lo que se trata es desprestigiar la actividad minera, entonces sigue el tema del mercurio y el cianuro, por supuesto. ¿Cómo podría ser de otra manera? Ya no sé si estábamos hablando del arsénico, del azufre o del hierro, ya no me queda nada claro,  porque al parecer de lo que se trata es de la explotación de oro. 

Según infiero, hay que desprestigiar a los mineros a como dé lugar.  

Por este artículo me entero que el cianuro, ese “veneno tóxico” (¿hay venenos que no lo sean?), “se utiliza en forma de aspersión y cuenta con una rara capacidad para disolver el oro”. Lo siento, pero ya no doy más. Ahora resulta que el cianuro se usa en forma de aspersión y que no es capaz de disolver el oro. Tendré que revaluar todas mis notas y conocimientos sobre metalurgia extractiva y tendré que pedir asesoría a los “expertos metalurgistas” citados en este artículo para encontrar el nuevo método para obtener el oro asociado a los sulfuros.  

Bueno y eso sin contar con las afirmaciones tales como: “A esto se suma el uso de la dinamita para poder sacar el mineral de oro, que al emitir gases nitrosos contribuye con la contaminación a través de las lluvias ácidas”. 

Bueno,  ¿no era del páramo que estábamos discutiendo? Estos “expertos” saben hasta de las reacciones químicas que se presentan cuando se realiza una explosión. Grandioso. 

Lo que si me queda claro es que hace mucho tiempo no leía un artículo tan pobremente documentado y con tantas mentiras juntas. Lo peor de todo es que está disfrazado en medias verdades soportadas por “expertos mineros” al servicio de la universidad y está avalado por la que se dice el más importante centro de formación profesional del país. 

Si de lo que se trata es hablar mal de la minería, ahí están los medios de comunicación quienes ya han hecho la tarea muy adecuadamente. Pero si lo que queremos es hacer un debate serio y científico, pues entonces utilicemos los argumentos académicos correctos y no  nos llenemos la boca mal informando y diciendo medias verdades que no hacen sino confundir a la opinión y al país. 

¿Hay alguien que vele por la calidad académica y científica de lo que se  publica en UN Periódico? 

 

Facultad de Minas, Medellín Mayo de 2014 

*** 

CRÓNICAS DE BELÉN

 http://cronicas-belen-y-otras.blogspot.com/p/libro-algunas-cosas-nuestras.html

 

 

UNA VUELTA POR LA CÉSPEDES

Oscar Jaime Restrepo Baena

http://cronicas-belen-y-otras.blogspot.com/2011/06/cronicas-de-belenoscar-restrepo-baena.html

 

Revista Dinero - Minería

Oro: estas son las toneladas que Colombia produciría en el 2025

Reportaje en la revista Dinero Mayo de 2021


La explotación de oro tiene más sombras que destellos en Colombia. Jugadores de China y Canadá intentan cambiar esa realidad y están invirtiendo miles de millones de dólares. ¿Para dónde va el sector?

  https://www.semana.com/economia/macroeconomia/articulo/nos-destrozamos-por-la-tributaria-pero-no-le-sacamos-jugo-al-potencial-minero/202100/



  

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